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Drogas

Desayunar LSD no es tan guay como te lo venden

Un doctor en Química Médica y neurocientífico español desmonta la teoría de que el microdosing (pequeñas dosis de drogas) incrementa la creatividad, concentración y energía.
Microdosis LSD
Imagen vía usuario de Flickr miserlou

Recientemente hemos podido leer en España algunos artículos sobre la inclusión de microdosis de sustancias psicodélicas —léase LSD, setas alucinógenas, 2CB, mescalina, etc.— en el desayuno. Presuntamente, al ser empleadas en dosis pequeñas, por debajo del umbral de trip psicodélico, se consiguen una serie de beneficios a nivel psicológico y de desempeño laboral que le van a encantar a tu jefe.

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La prensa internacional ya lleva algunos años haciéndose eco de este fenómeno. Sobre todo referido a lo bien que les va el microdosing a los habitantes de Silicon Valley que por lo visto deben de llevar años de ventaja en este tema para incrementar su productividad, elevar su estado de ánimo y creatividad para llegar a conclusiones tan lisérgicamente brillantes como quitar el conector jack a los smartphones.

El LSD se ha convertido en una prostituta patrocinada por los gurús de San Francisco al servicio del sistema productivo

¿Quién sino los afanados trabajadores de Silicon Valley son un referente en lo que a cultura de trabajo y estilo de vida se refiere? El café se ha quedado corto, la supervivencia en un contexto laboral que exige reinventarse cada día necesita nuevos estimulantes, nootrópicos o microdosis de LSD.

El panorama es desolador. El LSD, sacramento de la contracultura de los 60's destinado a expandir conciencias y reinventar el mundo moderno para salvarlo de la violencia y de las garras del capitalismo, finalmente convertido en una prostituta patrocinada por los gurús de San Francisco al servicio del sistema productivo. Las puertas de la percepción de Huxley tomadas por los mercaderes del templo, y Timothy Leary revolviéndose en su tumba.

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Levantarse por la mañana, drogarse un poquito, sentirse mejor, para trabajar mejor, ¿para beneficio de quién?

Levantarse por la mañana, drogarse un poquito, sentirse mejor, para trabajar mejor, ¿para beneficio de quién? Hay un buen número de estudios que demuestran el gran potencial de los psicodélicos como coadyuvantes en psiquiatría y psicoterapia… para mejorar la calidad de vida de individuos, no los resultados de corporaciones.

Y a nivel personal ¿qué puedo esperar que me pase si hago microdosing? Pues todo esto: incremento de la creatividad, capacidad para concentrarse, mejora del humor y "más energía". Beneficios de anuncio de suplemento vitamínico.

¿Quiere esto decir que el microdosing es necesariamente una patraña? En absoluto.

A pesar del perfil mercantilista con el que el microdosing se ha presentado como una commodity más en sociedad, hay algo que es innegable, su popularización refleja una actitud más abierta por parte de la opinión pública y la comunidad científica a superar el estigma que ha rodeado a los psicodélicos durante décadas.

El King's College en Londres, la Universidad John Hopkins en Baltimore y el Hospital Sant Pau en Barcelona han publicado recientemente estudios que demuestran el gran potencial de los psicodélicos en el tratamiento de la ansiedad en enfermos terminales, estrés post-traumático, depresión, y —a pesar de lo paradójico que pueda sonar— incluso adicciones.

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Teniendo en cuenta que todos los estudios mencionados se han hecho empleando dosis estándar de psicodélicos, a día de hoy no hay evidencia científica que avale los beneficios del microdosing, ni de los efectos que se pueden esperar a largo plazo.

No hay evidencia científica de que consumir pequeñas dosis de sustancias psicodélicas incremente la creatividad, concentración y energía

A nivel farmacológico, los efectos que una sustancia produce en el organismo ocurren a distintas concentraciones —en el caso del alcohol, por ejemplo, toda la escalada de efectos que van desde puntillo al coma etílico.

En este sentido, no sería descabellado plantear que algunos de los efectos potencialmente beneficiosos que se han descrito en la literatura científica durante, y en el afterglow, de la experiencia psicodélica se puedan manifestar a dosis inferiores, o microdosis. Es conocido que dosis de DOI 100 veces por debajo de su umbral psicodélico en humanos son capaces de producir efectos antiinflamatorios en animales.

Sin embargo, en lo que se refiere al microdosing no estamos hablando de un uso que pretenda dar solución a un problema médico —ya ni siquiera una herramienta de autoexploración para psiconautas—, sino de un coadyuvante para lidiar con el día a día.

Existen iniciativas con el objetivo de llevar cabo estudios sistemáticos de las bondades del microdosing, pero a día de hoy las descripciones de los efectos derivados del uso de microdosing que pueden encontrarse en Internet se basan en experiencias individuales.

Personas o grupos de ellas que en mayor o menor medida tienen expectativas respecto de la experiencia; carne de cañón para la sugestión. Tú, querido lector, solo con leer esto, ya estarías creando expectativas en un sentido u otro.

Si bien basándonos en las evidencias actuales de la investigación con psicodélicos sí hay esperanza de que el microdosing pueda servir realmente para algo, hasta que este no se enfrente a un estudio clínico ciego que elimine el componente subjetivo de autosugestión, todas estas bondades permanecerán en entredicho. Dada la cantidad creciente de entusiastas del microdosing, esto último puede sonar a exceso de escepticismo científico, pero conviene romper una lanza en favor de la contención; no olvidemos las legiones de fans de las que dispone el maravilloso efecto placebo en forma de pelotillas de azúcar llamado homeopatía.

Mario de la Fuente es Doctor en Química Médica y neurocientífico en la Virginia Commonwealth University