Nuestra escena hizo historia en el primer Boiler Room Colombia
Fotos por @elgatofotografo y @poe.videoso. Colectivo Contra.

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Música

Nuestra escena hizo historia en el primer Boiler Room Colombia

El pasado viernes 18 de diciembre celebramos el poder de una escena que se encuentra en su punto más alto.

Una bodega gigantesca que renacía entre los vestigios de una antigua fábrica textil y una cáscara de arquitectura futurista, fue testigo de cómo de a poco se iban llenando sus amplios corredores con una ansiedad particular: la gente tenía ganas de música seria. Y de que esa música seria los llevara más allá, a su respectivo lugar espiritual.

Boiler Room Colombia era una realidad. Una que desde la previa había generado muchísima expectativa, algo de polémica, y que tenía una sola pretensión: rendir tributo a nuestra escena con algunos de los conductores más fuertes de esta tierra mágica y diversa. Colombia presente en la pista de baile global.

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De entrada la cosa fue diferente a cualquier otra experiencia: serían ocho horas de música, 14 artistas, dos escenarios.

Un plato fuerte que también servía como cierre de un año impresionante.

Temprano, a las 7.30 p.m, comenzaba la revelación de la movida en el 2015. Juan Manuel Cortés, aka Lunate y su live inédito en el Stage A, desplegaba basslines ácidos generados por su Moog Minitaur y cálidas percusiones de su drum machine. Cortés nos guió a través de los pasadizos de la enorme locación, a punta de house refinado y envolvente a no más de 122 BPM. Fue un performance que, a pesar de llevar poco tiempo concebido, se sintió muy maduro.

La afluencia era cada vez mayor. Cuando Gregorio Gómez, aka Gladkazuka, apareció en escena, ya habían más de 200 personas agolpadas para presenciar su acto. Curtido desde principios de los dos mil, su live, plagado de revisionismo housero y crudeza funky, ritmo jackero y melodías inevitables, puso de manifesto el gran nivel que está barajando. Esa noche nos confesó que había preparado mucho material inédito para ese set. Se le escucharon muchos tracks nuevos que ojalá pronto vean la luz en Cómeme. Pocos lives como el del Grego por estos lares.

La gente se fue soltando y varios aprovechaban para subir a la terraza, un espacio gigante que se preparó para que la gente tomara aire y se perdiera en las interminables luces de la capital entre sesión y sesión. A las 8:00 p.m. era el turno de ZIAH, quien inauguraba el Stage B, un espacio curado para la vital representación de sonidos electrónicos de ruptura, propuestas distanciadas del lenguaje house y techno tradicional. Con un principio suave que empezó a desenvolverse en el espacio, sin volverse del todo agresivo, pero llegando con ritmos y sonoridades como el glitch-Hop, Trap, Dubstep, Global Bass, Jungle y Drum & Bass, ZIAH supo cómo sortear al público que apenas estaba llegando, con una narrativa musical que ilustró el camino que el dub ha recorrido desde Jamaica hasta la Inglaterra contemporánea. Temas como el "Finest Hour" de Submotion Orchestra o el "Gonzo" de Apex, instalaron un mood perfecto de cara a lo que restaba de noche.

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Lunate volteando su Elektron drum machine.

Gregorio aka Gladkazuka inyectando melodía y jack.

Camilo Zúñiga aka ZIAH, pendiente del próximo ritmo cortado.

El veterano Memek subía al escenario, abriendo el set con el "Hangover" de Moodyman. Con cortes ásperos pero siempre con una sutil mezcla y una finura propia del micro house, el artista terminaba de convencer a muchos indecisos que todavía se preguntaban con cuál stage conectarían. A pesar que apenas eran las 9:30 p.m, el sitio se iba llenando cada vez más y la gente respondía con arrebato, bailando completicos tracks de Delano Smith y hasta uno del próximo EP del sello colombiano Downpitch Recordings, del artista Jordan Fields, un as bajo la manga con el que sorprendió. El reloj marcaba las 10:30 p.m. y ya era hora de techno. Quien aparecía no era alemán ni inglés, el techno Made in Medallo se tomaba el Boiler Room: Merino subía al stage A con una gran técnica. Pocos lo notaron, pero lo más importante de su set fue el homenaje y representación que le hizo al techno del Valle de Aburrá, tirando cortes de los paisas Astronomical Telegram, Blotketch y el "Encounter" de W.I.R.E. En el público brincaban, gritaban, bailaban con los ojos cerrados. El éxtasis comenzaba.

Un Memek profundo y atento a la situación en la pista.

Santiago Merino ajustando el tiempo de su próxima jugada.

En el lado B del Boiler Room la vibra se sentía diferente. La atmósfera se antojaba más agreste, más primitiva. El turno en este lado era para R.A.H., que se mandó un set con potencia rítmica de principio a fin. Abriendo con un tema inédito que hizo con el MC sanandresano Big Jim, y luego mezclando canciones de laser trap y batidas de productores como Daniel Fernández y Daniel Haaksman, R.A.H cambió el juego arriba del escenario y lo puso en su versión más afro futurista. Necesario. Luego se vino el peladito de Cómeme, Dany F, a quien le bastó una hora para demostrar que su sonido es una propuesta única en el mapa global. Todos los tracks que tocó fueron de él, o reversiones propias que iban por una onda tropical, entre cumbia y champeta fusionada con muchos elementos acid y cajas de ritmo vintage. En varios paisajes tiró perreo picotero, armado con la clásica organeta champetera, la Casio SK5, y hasta tiró un remix de los legendarios Son Palenque. Una mezcla muy propia a la Cómeme, a la que Dany le añadía su input, siempre entre la caricatura y lo surreal.

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Uno de los artistas más jóvenes en el circuito electrónico nacional le entregó la batuta a uno de los más vieja guardia. Nada más y nada menos que DJ Fresh. Fiel al estilo que lo ha caracterizado durante todos estos años, el Zulu King colombiano abrió con un homenaje a su cuna (y a la nuestra): la intro del Ataque del Metano de La Etnnia y primer disco de hip hop nacional. Uno de los pioneros del rap colombiano, del scratch y del break se botó temas que iban desde Grandmaster Flash hasta Flaco Flow, pasando por grupos clasiqueros noventeros de culto como Cypress Hill. Su gig revisó varias tradiciones de sabrosura global con una técnica fina y elegante. Momento memorable del set cuando tiró una melancólica pista que contenía uno de los discursos de uno de los grandes mártires del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán: "Nos sentimos muy orgullosos de esta vieja raza indígena y odiamos estas oligarquías que nos ignoran". Lo dicho. Un ataque frontal directo del sur del mundo, que fácilmente pudo ser uno de los momentos más emotivos de la noche.

Colombia representando.

R.A.H. soltando el drop trapero.

El niño de oro Dany F ajustando su sabor tropical.

El maestro DJ Fresh descaderando a los danzantes.

En el A, Julio Victoria debutaba en BR con el apoyo incesante de los suyos, y el nacido en Armenia no defraudó. Con la noche buscando el ascenso al climax, el de Get Physical Music detonó un jolgorio colectivo cuando metió el remix de Roland Appel al "Lost Little Girl" de Stevie R e Ian Mackenzie, siendo coherente con su balance entre armonía, progresividad y energía. Victoria de nuevo construyó un viaje muy bien hilado, efectivo para conducir a la gente por paisajes que se debaten entre lo cálido y dramático. El booth se vaciaba para acomodar dos mesas alargadas llenas de maquinaria que contenían un mixer Midas enorme, pedales, dos drum machines y otros controladores. Un caudal de gente se preparaba para recibir a uno de los más grandes artistas de la música electrónica de nuestros tiempos: Mathew Jonson, sin escatimar recursos, comenzaba su sinfonía para el apocalipsis. El canadiense nos recibía con "Automatic", corrientazo de techno combinado con electro, servido con house de sobremesa. Sinergia convertida en baile, y más cuando las crestas de "Marionette" comenzaron a brotar. ¡Era Wagon Repair en la casa!

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Julio Victoria apuntando su armonía hacia el público.

El titiritero, el enorme Mathew Jonson disparando melodía y movimiento.

Era el momento para uno de los sets que para muchos estuvo dentro de los mejores. Mario Galeano con su Frente Cumbiero combativo, logró una construcción completamente articulada entre los mantras electrónicos y la cumbia más folclórica, generando un diálogo supremamente bailable y sonoramente impresionante. Hipnosis y elegancia con la que Mario nos mostró por qué es uno de los patrones de la música global. Cumbia en el Boiler: eso es hacer historia.

Después de exponer en vivo ante el mundo los sonidos colombianos de nueva generación, Frente Cumbiero le cedió el turno a otro vieja escuela, perfecto para cerrar la noche en ese stage. La institución Dani Boom sorprendió con su viaje musical, que nos condujo por paisajes musicales diversos, tejidos en una narrativa bailable que nos llevaba con efectividad al balneario, con su remix de "Los Sabanales" de los Corraleros de Majagual, hasta una especie de danza clubbera en yagé, con "El Leopardo", una de las canciones de su nuevo proyecto musical, marcando el carácter techno tribal y precolombino de su presentación, diseñada para conciliar tradiciones musicales y juntarnos en la pista de baile. A destacar su puesta en escena espontánea, que contó con la presencia de sus amigos más cercanos, y a su lado, el percusionista Kike Egurrola (ex baterista de Bomba Estéreo, Pernett y Sidestteper) que con un Octopad y el mismo Casio champetero de Dany F, acompañó el set del siempre carismático Boom, volviéndolo un híbrido live de pura electrónica nacional.

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Guacharaca para el mundo por parte de Mariao Galeano, aka Frente Cumbiero.

La institución Dani Boom dictando cátedra.

Con un delirio masivo que casi que se podía palpar, era hora de subir un poco las palpitaciones y volver a las sombras. Deadbeat moldeaba la paleta de colores a su antojo, y con su live clasudo le daba al público un baile mental y certero. El cansancio comenzaba a pronunciarse, ya sabíamos que dentro de poco sería la hora de ir a casa pero el entusiasmo colectivo no permitía dar tregua. A las 2:30 Magdalena llegaba con el peso de cerrar una noche memorable, y la única representación femenina sí que supo cómo hacerlo. Techno sin miedo, sin ahorros. Comenzó con un intro/tool de ella misma, "Agressiva", y después tiró misil tras misil. Destacamos cuando desató el pelotazo de Maan, "Burn".

Deadbeat al comando. Todo bajo control por parte del canadiense.

La desobediencia y poder de la bendita entre los hombres: Magdalena.

¿Fue una noche memorable para la escena electrónica colombiana?

Boiler Room Colombia fue un fiel reflejo de lo nuestro, una invitación a seguir creyendo. El objetivo era hacer una presentación de país, de cara al mundo entero, saludarlo con los sonidos de la casa, desde electrónica tropical surrealista hasta el techno indomable, desde el techno más precolombino hasta el más desobediente, todo curtido en las pistas incansables de esta patria de trasnochadores profesionales. Analizando los hechos, entendemos que lo que aconteció en el primer Boiler Room Colombia, fue una gran celebración de muchos años de difíciles procesos que han encarado promotores, artistas, público, un gran paso al final de una larga trocha que entre todos hemos venido abriendo hasta convertirla en una pista de baile saludable.

El viernes 18 de diciembre, miles conocieron que en el mapa hay un país con electrónica de avanzada, y que también hay artistas empujando los límites de estéticas universales, como ya lo son el techno y el house. Probablemente, muchas cabezas europeas o asiáticas pusieron sus ojos encima nuestro al escuchar la raíz futurista del Frente Cumbiero o se engranaron la cabeza con el techno mental de Merino. Sí, se aprovechó la oportunidad, las semillas fueron plantadas, y si algo se hablaba de nosotros, ahora ese ruido se escucha más fuerte.

Lo importante, sépanlo, apenas está comenzando.

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Aplausos de pie para Budweiser, la bebida que hizo posible este sueño, siempre firme apostándole al desarrollo y consolidación de la escena electrónica colombiana. Entren a pillar más momentos del épico Boiler Room Colombia acá. Sigan viendo el loop de la transmisión aquí.