El remix: la forma de arte más importante en la cultura contemporánea

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Esta nota se publicó originalmente en THUMP Reino Unido.

El remix tiene una historia larga y hasta se puede decir que accidentada. Desde los soundsystems en Jamaica que prensan "dubs" para ganarse a las audiencias, pasando por los primeros productores de hip-hop pioneros en el uso del sampling, hasta los productores neoyorkinos de disco de principio de los 80 que crearon versiones extendidas de tracks y el eventual ascenso de los mashups crudos y cursis a comienzos de la década del 2000. Remezclar, como técnica para procesar contenido, ha tomado el control de cada espacio cultural y, ahora, especialmente los millenials interactúan con el mundo de esta manera –cambiando rápidamente entre plataformas de redes sociales, apps, videos y artículos, mientras producen gifs y memes para crear nuevos significados. La remezcla es el hilo conductor que conecta los diferentes tipos de música y la cultura hecha para esta generación.

Pero, ¿qué significa todo esto para la inherente calidad musical? En 1936, Walter Benjamin argumentaba que cuando un único espectador se convierte en un espectador en masa, el arte pierde su aura. Pero ahora vivimos en una época donde todos somos constantes espectadores en masa; donde la música se presenta junto a una orquesta de opiniones instantáneas, tanto que las reseñas profesionales de los álbumes se han vuelto prácticamente obsoletas. Para Benjamin, incluso las reproducciones más perfectas carecen de la presencia en tiempo y espacio de los originales –su existencia única al momento en el que fueron creados. Sin embargo, la música actualmente no solo se consume de manera diferente, sino que viene de escenas producto de la diáspora, con temas originados de pistas hechas en diferentes lugares y zonas horarias. Un "aura", para Benjamin, es una reliquia del pasado que es probable que no veamos de nuevo.

Hoy en día, los remezcladores juegan un papel vital en cómo los artistas manejan la economía de la atención, usualmente produciendo algo con más reconocimiento cultural que el original, permitiendo así un despliegue promocional más largo y asegurándose de que la música mainstream todavía pueda alcanzar a la underground; por ello la importancia creciente de los remixes puede verse como un signo de que la periferia no sólo puede resistirse al poder del mainstream, sino que puede penetrarlo en sus propios términos. ¿Esto significa que el remezclador es ahora el músico más importante? Para intentar averiguarlo hablé con la mitad de dos dúos de remezcladores que comenzaron sus carreras en décadas distintas y en diferentes países: Richard Dorfmeister, del dúo vienense Kruder & Dorfmeister, quien ganó prominencia a comienzos de los 90 y que es mejor conocido por remixes downtempo-dub de canciones de pop, hip-hop y drum and bass; y Khan, de los reyes del grime de Bristol, Kahn & Neek.

Brian Eno argumenta que la genialidad nace de una escena colectiva, lo que sugeriría que el remezclador es gran parte de cualquier movimiento en la música, pero la remezcla no siempre ha sido una parte importante de la industria de la música; esto es en parte debido a que los músicos ganaban más de lo que ganan ahora, así que no sentían tanta presión por tener diferentes medios de ingresos. Pero, también fue debido a asuntos logísticos. "Producir música siempre estuvo ligado a rentar un estudio", me dice Dorfmeister. "Pagarle a un ingeniero y encontrar la renta del estudio. No era el lugar ideal para producir música, simplemente debido a la presión del tiempo y a circunstancias incómodas, así que cuando inició la revolución de los estudios caseros y las herramientas para hacer música en casa se hicieron más asequibles, fue cuando todo comenzó".

El amor de Khan por remezclar vino mucho antes. "Algunos de mis experimentos más tempranos con software de producción cuando era adolescente fue usando samples y voces de otras canciones", recuerda. "Me atrincheraba en el salón de música casi cada recreo en la escuela, intentando descifrar un programa de secuencias llamado Cubase. Quemaba CDs en casa y traía pedazos de sonidos y canciones que me gustaban para luego pasar mucho tiempo cortándolos, haciendo loops de pequeños samples e intentando agregar mis propias ideas". Esta emoción, me dice, nunca lo abandonó. "Desde esos tiempos, siempre he disfrutado hacer mis versiones, todavía pienso que trabajo más eficientemente en el estudio cuando estoy remezclando algo".

La revolución del remix, como supone Dorfmeister, es según Kahn lo que democratizó a la industria de la música. En lugar de buscar la "aprobación de algún sello para poder ser escuchados", los artistas podían "conectar directamente con una audiencia". Esta capacidad de conectar con una audiencia online ha creado un vórtice desde donde los músicos pueden arrancar sus carreras, pero no sin dificultades. "La vasta cantidad de contenido online hoy en día tiene, naturalmente, sus pros y contras", afirma Khan. "Conocer lo nuevo en la música nunca fue tan fácil, pero al mismo tiempo, las movidas musicales pueden ser víctimas de la saturación tan rápidamente que existe el peligro de que las subculturas se quemen incluso antes de haber alcanzado su potencial creativo".

Dorfmeister también advierte sobre la posible caída del valor de un remix, argumentando que "antes solo estaban en 12" y eran normalmente limitados y difíciles de encontrar. Tenías que buscar mucho y gastar mucho tiempo y dinero en tiendas de discos –como ahora todo está en línea, ya no hay exclusividad y se trata más de tener la información correcta".

Esta importancia de tener la información correcta no se ha perdido en Khan. "De verdad me gusta trabajar con tracks de voces y estructurar ideas musicales alrededor de ellas, cambiando la vibra de la canción original", explica. "Mi foco principal cuando remezclo una canción con voces es darles espacio y dejarlas sobresalir en la mezcla, lo que significa que generalmente le quito la mayoría del material musical original para básicamente poder empezar de la nada y reconstruir la pieza usando mis propios sonidos e ideas".

Efectivamente, estas ideas y sonidos únicos son lo que les dan a productores como Kahn, o a contemporáneos como Murlo, su rasgo distintivo, lo que sin duda los ha impulsado al estatus que han conseguido. Cuando Dorfmeister comenzó a remezclar, también era importante "tratar al remix como si fuera a ser el track original". Aunque, hoy en día, Khan advierte, "los remixes pueden volverse realmente predecibles, especialmente en el mainstream. Tienes a gente comisionada para hacer un 'remix dubstep' de esto, una 'versión deep house' de aquello… se vuelve muy cansado". Pero, no ha perdido la fe en la remezcla vista como una cultura. "Todavía creo que la cultura de remezcla puede ser subversiva, todo depende de la imaginación del artista que hace el remix", concluye Dorfmeister, pero también agrega que es usualmente una tarea que "toma más energía y esfuerzo para hacer que valga la pena" con un "proceso que lleva tiempo y que pasa por muchas etapas de producción".

En un contexto más amplio, el remezclar puede ser entendido como una mezcla cultural. Tras los resultados del Brexit, y el incremento de los ataques racistas y xenofóbicos en Gran Bretaña, las comunidades se encuentran bajo amenaza. En los eventos precedentes al referéndum, muchos músicos mostraron su voto por quedarse, y luego, no dudaron en expresar su desacuerdo con la mayoría que escogió irse. Quizá todavía es muy temprano para que los músicos se arremanguen las mangas, y en lugar de usar Twitter, expresen sus visiones políticas a través de la música. Con los remixes como un símbolo de la mezcla cultural, es particularmente importante mantenerse firme en un mundo cada vez más dividido.

Kamila está en Twitter.