​Record Store Day México 2016: lo que se dice, lo que se escucha
(Crédito: Miguel Ángel Luján)

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Música

​Record Store Day México 2016: lo que se dice, lo que se escucha

Mucha compra de pánico y una suerte de Buen Fin para los clavados de la música.

Nacionales del grosor de un acetato para proyector, exportados de 180 gramos, boxsets, reediciones y garbanzos de a libra de petróleo, esos objetos del deseo. Cuates de las tiendas de viniles y coleccionistas de aguja gruesa salieron de cacería este sábado 16 de abril, en busca de un chapopote entrañable dentro del cada vez más entrañable Record Store Day, que se lleva a cabo en las tiendas de discos de Estados Unidos desde 2007 y en nuestro país desde 2013.

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La iniciativa ha ido agarrando vuelo con el paso de los años, y el aparente auge del vinil en nuestro país se ha robustecido con la apertura de más tiendas de discos y la demanda de los compradores. Lo que para unos es una estrategia de mercadeo para darle el levantón a un sector particular de la industria discográfica -que si bien ha resurgido aún no representa ganancias sustanciosas para los sellos transnacionales o al menos un negocio rentable para las independientes-, para otros es una celebración muy efectiva, en la que ñoños y clavados de la música celebran su pasión por los discos y la cultura en torno a la colección de los mismos.

Fotografía: fanpage oficial La Roma Records

¿Cuál es el chiste del Record Store Day ¨(RSD)? Que todas las tiendas se ponen pila y ponen a la venta varias ediciones especiales y rarezas exclusivas limitadas bajo la luz de este día, además de que hay descuentos especiales, pero sobre todo se hace una romería alrededor de la cultura del disco.

Acá en la Ciudad de México el asunto ha ido de forma paulatina, pero este sábado pudimos ver el circuito de la colonia Roma, en donde se concentran la mayoría de las tiendas, con un músculo más robusto y organizado en cuanto a lo que se entiende por una celebración de este tipo

Nos dimos un rol con algunos billetotes en el bolsillo a ver qué pescábamos, escarbando entre las cajas, huacales y anaqueles de las principales tiendas, pero sobre todo para vivir la experiencia, la cual evidentemente estuvo lleno de sonidos, presentaciones en vivo, mucho DJ set, y claroscuros que nos ayudan a saber cómo lo vivimos de este lado.

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Arrancamos en Carcoma Records, ahí sobre avenida Insurgentes, entre las calles de Campeche y Sonora, y el asunto ya estaba coptado desde temprano: no somos muy del punk ni el hardcore pero había otro tipo de cosas. Aquí habríamos de ver la media de descuento del resto de las tiendas que fue del 10%. Unos punks se besaban duro afuera, otros vatos preguntaban por títulos que a todas luces no tenían ni tendrían en breve, pero si bien había casa llena, el ambiente realmente de celebración y comunidad vendría a nuestra próxima parada: La Roma Records.

Fotografía: Fanpage oficial La Roma Records

La tienda roja atascada de stickers ubicada en la avenida Álvaro Obregón tuvo a bien sacar unas cuantas cajas con discos usados de bajo calado a precio de risa loca (50, 60, 70 pesos), pero en el pequeño sauna discográfico (léase adentro de la tienda), la banda se ponía viva por tener un hallazgo de campeonato. Ahí nos enteramos de la reedición de clásicos del rock iberoamericano por parte de Sony, transnacional que bajo una estrategia claramente oportunista, saca provecho de la nostalgia por Soda Stereo, Babasónicos, Cerati, Los Tres o Charly García para darle en versión grande aquello que se encontraba atrás tiempo exclusivamente en CD. Decidimos aguantar y ver qué nos habían dejado los listillos que se fueron a formar desde antes de la apertura de las tiendas para comprar las exclusivas del RSD, que son en sí la joya de la corona, ya que pese a que un descuento del 10 o 15% no es nada desdeñable para el bolsillo, lo cierto es que se nota poco a la hora de pagar por un plato regular de 600 pesos o más, mucho más.

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Una chava tomaba el nuevo de Jamie XX y le decía a su novio "mira esta maldita joya", y su chico sólo la miraba algo apenado. Un tipo hacía la observación de que La Roma Records probablemente tenga la necesidad de mudarse a espacio mayor en breve, ya que parece ser una de las tiendas que tiene mejor servicio y catálogo actual. Todo comprador, mirón o villamelón que salía de La Roma Records tenía la misma observación: qué calor tan horrible hacía allá adentro. Dimos un roll por su stock en existencia y vimos varias cosas buenas, otras increíbles, pero sinceramente nada realmente trascendente que nos hiciera desprendernos de nuestra fresca quincena, para comer atún el resto de la misma.

Caminamos hacia la calle Jalapa, hacia en donde están tres tiendas más: Retroactivo, Discos Mono y Música en Vinyl. Sin duda Retroactivo es el que mejor expertise tiene en el tema: ellos fueron precisamente quienes más comprometidos están con promover el Record Store Day, tienen un catálogo vasto y sus precios también son elevados pero ligeramente menos con las cosas de antaño que el resto de su competencia.

Fotografía: Ricardo Aguilar

Como las demás, Retroactivo estuvo hasta el copete y encontrar algo que valiera la pena estaba un tanto difícil. Gran tino invitar a Mario Lafontaine para apadrinar el numerito, que si bien poco afortunada para muchos, sí sintetizaba un tanto el espíritu y las reminiscencias a aquellas épocas de tío marihuano que coleccionaba lo mejor del rock. Esperábamos topar en oferta el Duck Stab de The Residents, pero ya había volado. Si bien la gente que colecciona y tiene capital suficiente para una compra fuerte de viniles en el RSD es poca en comparación con todo el despliegue de consumo que se ejecuta en Estados Unidos, los cazadores de discos acá existen, son serios y siempre se llevan lo mejor.

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Demasiada gente como para darse el tiempo de buscar cosas en calma e irse con tiento, todo es tripa y pasión en su mayoría: "mira mi amor, uno de The Doors con los títulos en español", "wey, este disco nunca lo sacaron en versión italiana, porque….", "toda la caja de allá tiene sencillos italo-disco"… La verbena era lo más agradable, convivir entre ociosos y mirones y encontrarse a gente entrañable y hablar de discos, preguntarles qué habían comprado y qué buscaban que se veían tan cansados.

Retroactivo no sólo puso unas bocinas con DJs sets muy efectivos afuera de su local, sino que contrataron a un señor que regaló agua fresca y tacos de canasta.Ahí nos paramos tantito para caminar unos cuatro locales al lado y escarbar en Mono, una de nuestras tiendas favoritas en cuanto a catálogo se refiere. Mono posee un envidiable catálogo de funk enrarecido, noise, electrónica trastocada y demás soundtracks para el viaje auditivo, que son el menester principal de la tienda, que además tuvo, a nuestro ver, el menú más rico de personas poniendo discos dentro de la tienda: Tropicaza, Martín Thulin, Hugo Quezada, Anika o Esa mi Pau le imprimieron empeño y sabor a la movida.

Fotografía: Fanpage oficial Discos Mono

Era delicioso aflojarse el cinturón y la corbata para platicar de ediciones, de deseos y de "ya me acabé mi dinero". Que por cierto, en el tema de la lana, los que sí se volaron la barda son los chicos de Música en Vinyl que siempre tienen otras cosas más envidiables, además de que conocen perfectamente las necesidades de un enfermo de los chapopotes con toda su gama de tornas, audio y accesorios de cuidado del vinil, pero que así mismo la dejan ir en el precio.

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Música en Vinyl son los que en un horario más tarde aún tenían cosas exclusivas del RSD estadounidense (cosas de Run DMC, Kurt Cobain y Frank Zappa), pero también son los que más caro dan las cosas. Algo de lo más escandaloso fue ver el Confort y Música para Volar de Soda Stereo en 2,500 pesos. A un incauto se le ocurrió preguntar por qué tan caro si el resto de ediciones -en donde efectivamente este título, Fome de Los Tres y Bocanada de Cerati se encuentran sospechosamente escasos- (Sony nunca pierde), aunque fue amablemente "regañado" y le explicaron que sólo existen 200 privilegiados en todo el mundo con ese título. El tipo se quedó pensando en gastar toda su lana en ese disco. Daban ganas de decirle que al rato seguro Sony acaba todo ese privilegio de las ediciones exclusivas con un tiraje doblemente agresivo. Y prepárense fans de Caifanes.

Los discos son caros no sólo por estar preciados como objetos y poseer una calidad de audio notable respecto a otros formatos, lo cual es perfectamente cuestionable y debatible. Atiende también a la escasez del material con el que se fabrican, el tipo de cambio y la alta demanda en el mercado, pero también en buena medida a que el mercado supo colocarlo de nueva cuenta de moda, una vez que ya agotó al CD como principal fuente de ingresos y que la descarga ilegal digital se convirtió incontrolable. Aprovechar el hype, la pasión por consumir y saberle sacar jugo a la nostalgia de los enfermos de música, que no somos pocos.

Alguien más dijo que hace mucha falta una tienda exclusivamente preocupada por traer cosas electrónicas en todo su rango: rap, IDM, EDM, techno synth pop, grime, ediciones sin etiquetar, maxi singles, drum and bass. Algo bien para no estar buscando entre los sabores chabacanos del mes y las reediciones manchadas. Apoyamos la moción.

Fotografía: Fanpage oficial Revancha

En contraste, otros más comentaban afuera de Revancha (Colima 110), que el boom era justo y radicalizado en la colonia Roma pero que ya no necesitaba más expansión por ahora. Estaban las tiendas guapas y especializadas fuera del cuadro Roma-Condesa que también le entraron al RSD, como Déjalo Ser Records en Peralvillo, Dedos Sucios en la colonia Moctezuma, o la más triste de todas, Aquarius, que pese a estar en la Roma no tenía clientela ni catálogo competidor.

Si bien hubo mucha compra de pánico y una suerte de Buen Fin para los clavados de la música, el pretexto sirve para apoyar a aquellos loquillos que tienen el arrebato de poner una tienda de discos, un negocio sumamente variable, esporádicamente ingrato pero que también es el sueño de muchos. Evidentemente falta una infraestructura para replicar el tema de las ediciones exclusivas de la fecha a nivel local, pero las joyas y las buenas charlas están ahí, generan vínculos y mantienen vivo el diálogo en torno a la música, y a eso último pueden ponerle precio pero sigue siendo gratis.