Testimonios de la sobredosis, parte III: éxtasis, EDM y un desfibrilador
Ilustración: Sara Pachón.

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Música

Testimonios de la sobredosis, parte III: éxtasis, EDM y un desfibrilador

"A mí lo que me pasó, fue que yo me creía invencible". Esta nueva serie reúne testimonios de personas a las que se les fue la mano con el consumo de sustancias psicoactivas.

Este texto originalmente se publicó en THUMP Colombia.


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*Ilustración: Sara Pachón.

_Para contrarrestar la narrativa ligera sobre las drogas en la que a veces cae nuestra generación, hace unos meses emprendí una búsqueda de historias tejidas alrededor de esos momentos oscuros en los que muchos consumidores nos hemos preguntado si ya fue suficiente. Entonces decidí meterme con lo más sombrío: con_ la sobredosis y con la muerte. Esta es una serie necesaria, un llamado al orden cuando se nos va la mano. Porque muchos de mis personajes aprendieron la lección, unos no tanto y otros ni siquiera alcanzaron a contar el cuento.

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Beto, 22, estudiante de derecho

"A mí lo que me pasó, fue que yo me creía invencible. Siempre era el último que quedaba de pie en la fiesta, me creía Superman. Pero hasta que no pasan las cosas, uno no cree.

Lo primero que probé fue el perico, como a los 16 años. Aunque eso era en otro parche, en otras fiestas. Empecé a farrear con música electrónica hasta hace como tres años, y me metí por el lado más mainstream, que era Dimitri Vegas y todo eso. En una de esas fiestas me comí mi primera pill, pero ni idea en cuál de todas habrá sido.

Lo que sí sé es que en el concierto de Cedric Gervais en 2013 fue la primera vez que me pasé. Ahí ya llevaba como seis meses saliendo a esas fiestas, a Baum, a conciertos, a todo eso. ¿Esa vez qué consumí? Mmm, me metí como 13 pills. Me tocó salirme del concierto a fumarme un cigarrillo porque no podía, estaba muy acelerado y la música me activaba demasiado, pero ya después se me pasó y llegué a mi casa a dormir, sintiéndome muy normal.

Hasta esa vez de Cedric jamás me había metido 13 pills. Lo empecé a hacer como una vez al mes y luego ya cada vez que salía me metía dos, tres, cuatro… así fui generando resistencia. Y no, esa noche obvio no las compré todas por mi cuenta, sino que me empezaron a regalar. Fue hasta el día siguiente que hice la cuenta: 'me regalaron esta, me dieron esta, más las que yo compré, más esta, más esta, más esta', empecé a sumar y pues con razón me sentía tan mal.

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Tuve varias noches así, hasta que en una de esas terminé en el hospital. Ese fin de semana era puente, entonces salí desde el jueves a hacer de todo: tomé, metí perico, metí pepas, 2CB… Primero fui a una casa, luego a rumbear a la 85, rematé en otra casa todo el viernes y el sábado, y el domingo me fui para un asado, cuando ya estaba vuelto mierda.

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De ese asado salimos con mis amigos y mi novia para la discoteca Amapola. Me encantaba ese sitio desde chiquito. La gente ahora lo odia y me dicen que lo supere, pero han sido tantas las vainas que he vivido allí con mis amigos, con mis ex novias, con mi novia, que pues… aparte no me cobran cóver, me dejan las botellas más baratas y conozco a la mayoría de la gente que va, entonces es rico.

Pero esa vez como a la media noche me empecé a sentir muy mal, y nos fuimos caminando con mi novia para la casa de ella que queda cerca. Mientras caminábamos me empezó un dolor muy fuerte en el pecho. Me lo agarré y al momentico, sin decirle nada a mi novia ¡pum!, me desplomé como una piedra.

Ella me paró y como pudo me hizo reaccionar para poder llegar al apartamento. Me desmayé un par de veces más y ya dentro del apartamento empecé a vomitar muchísimo. Hasta ahí me acuerdo.

Mi novia luego me cuenta que yo le pedí llamar a mi mejor amigo y que me subió en un taxi para encontrarnos con él en la Clínica Santafé. Entre los dos me arrastraron hasta urgencias, me entraron corriendo y de una vez me reanimaron con un desfibrilador, porque yo ya no estaba reaccionando. Luego me hicieron un montón de exámenes.

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Me desperté hasta el día siguiente como 'ush qué putas'. Mi novia estaba al lado mío sentada en una silla, me dijo 'marica, ¡qué susto el que me diste!, ¿qué putas te está pasando?'. Pero yo no sabía qué había pasado, ni cuánto había metido. De verdad, ni puta idea qué habrá pasado.

Cuando ya estaba consciente el médico me dijo 'chino, esto es para que reaccione y le baje, piense las vainas. Usted está joven, pero ya le ha dado tanta vaina a su cuerpo que ya llegó a un punto en que el pobre no da'.

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Ahí me estrellé, pero me di cuenta que el problema no es meter, sino no saberlo hacer. Saber que si me meto 30 pases, 15 pepas o me tomo cinco botellas, me va a dar algo. Sí, seguí consumiendo, y después de Halloween del año pasado que fui a la fiesta de Claptone y todo volvió a ser un descontrol, le he bajado un resto.

Aparte también por la fama que estaba cogiendo, porque ya la gente empezaba como 'uy no marica, no salgamos con esta gente que es muy pesada'; o gente que nunca me ha visto en mi vida se acerca a veces a saludarme y me dice '¡marica! ¿Usted es tal? ¡A mí me contaron que usted duró cinco días sin comer y sin dormir!' De pronto sí pasó, pero fue una vez porque estaba muy loco. Incluso me llegaron con el cuento de que un día había amanecido en la Zona Industrial, que me habían secuestrado y me había perdido, algo que nada qué ver.

El caso… ¿Qué cuál fue el parte médico de esa vez? Ni idea, yo no leí eso, no sé de eso. Solo sé que el médico me dijo que había sido una advertencia. Mi novia es la que sabe bien eso del parte médico, porque cuando nos agarramos siempre me lo saca en cara".

Si alguna vez ha sufrido una sobredosis y quisiera compartir su testimonio, contacte a Nathalia a través de Twitter o en su correo: nathalia.guerrero@vice.com

*Esta serie es un ejercicio periodístico basado en testimonios subjetivos. Las opiniones y visiones expresadas por sus protagonistas no reflejan la posición editorial de este medio.