Este texto se publicó originalmente en THUMP Colombia.
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Es oficial: ya lo hemos visto todo. En la pasada edición del Electric Daisy Carnival en Las Vegas se cruzó el límite de lo absurdo en un festival de música. Ya no hablamos de máscaras de unicornios, coronas de flores, disfraces de banano o botas peludas. No. Ahora hablamos de falos gigantes que se agitan mientras sus poseedores bailan al ritmo del drum & bass.Por favor, no se pongan un disfraz de pene gigante para ir a bailar a un festival. Está mal y no hay ningún argumento que nos haga pensar lo contrario. De pronto harás reír a un par de personas, pero de seguro que serán más quienes huyan de ti por culpa de tu grotesca elección de indumentaria
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Es oficial: ya lo hemos visto todo. En la pasada edición del Electric Daisy Carnival en Las Vegas se cruzó el límite de lo absurdo en un festival de música. Ya no hablamos de máscaras de unicornios, coronas de flores, disfraces de banano o botas peludas. No. Ahora hablamos de falos gigantes que se agitan mientras sus poseedores bailan al ritmo del drum & bass.Por favor, no se pongan un disfraz de pene gigante para ir a bailar a un festival. Está mal y no hay ningún argumento que nos haga pensar lo contrario. De pronto harás reír a un par de personas, pero de seguro que serán más quienes huyan de ti por culpa de tu grotesca elección de indumentaria