Artículo publicado por VICE México.En los cines de la Ciudad de México existe un mundo del que apenas conocemos una mínima parte. Es ajeno a nosotros. Es un mundo que se mueve desde antes de que se abran las puertas y deja de operar horas después de la última función. Es el mundo de las personas que trabajan diariamente para que nosotros disfrutemos con la mayor comodidad posible la película que elegimos para ver.
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Aunque todos tenemos historias divertidas que contar sobre nuestras visitas al cine —la primera cinta que vimos en nuestra infancia, encuentros amorosos con nuestra pareja de la adolescencia en la fila de atrás o las veces que metimos comida de contrabando a una sala— lo que ven a diario los trabajadores que te venden el ticket de entrada, te atienden en la dulcería y proyectan las películas, es perturbador.Por eso hablamos con empleados y empleadas de una de las dos cadenas de cines más grandes del país para que nos cuenten algunas de las historias más impactantes que han vivido entre el olor a palomitas, los pisos pegajosos y los niños molestos que no dejan de llorar.
En todos los cines hay ratas, eso no es ningún secreto. La mayoría se esconden entre la dulcería y la bodega, donde se guardan las palomitas y otros alimentos. Por eso todas las gavetas que se encuentran justo detrás de los caramelos y chocolates, abajito de las máquinas de refresco, están llenas de raticida, pero cada que llega un inspector de alto rango de la empresa o del gobierno debemos limpiar rápidamente el raticida para no hacer evidente que tenemos ratas.La primera vez que lo hice no sabía que se trataba de pesticida y no usé guantes, a los pocos minutos mis manos empezaron a arder y me costaba trabajo mover los dedos. Le avisé a mi supervisor y me regañó por no ser precavido. “Eso lo ponemos para el duende”, me dijo. Se refería a las ratas. Le llamamos el duende para que los clientes no sospechen, por eso cuando alguien va a limpiar el excremento de rata le decimos: “¡Aguas con el duende!”, la gente no se imagina de qué hablamos.
El Duende
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Alberca de queso
Orgy Party
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Refresco endulzado
Una vez me tocó servir a una señora su refresco, primero puse el hielo y luego jale el chupón para servir el líquido, de repente una cucaracha cayó justo dentro del envase y se mezcló con la bebida, que para mi mala suerte era de toronja y hacía más visible al insecto. La señora se dio cuenta pero no me reclamó, sólo pido que le cambiara la bebida y se la sirviera de otra máquina. Eso sí, me pidió varios descuentos en sus otros productos a cambio de su silencio. ¿Te imaginas el escándalo si eso hubiera salido en las redes sociales?
Hotel cinema
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La venganza
Cine en 4D
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Robos invisibles
No hay una monto estándar para robar, todo depende de tu habilidad y tu necesidad. Si te cachan, te cobran y te corren; si finges que se te perdió lo debes de pagar, por eso debes de estar atento de que nadie se de cuenta o que nadie esté robando en tu área, para que no haya un faltante que tengan que reponer entre todos. Yo llegué a robar hasta 3 mil pesos en una semana, la verdad no me arrepiento porque se los robé al cine y no a la gente.Si pagaran bien, eso no pasaría, pero ganamos menos de 20 pesos la hora, ni trabajando ocho horas sacamos 150 al día. Las horas extras no las pagan y aveces salimos de madrugada y debemos de pagar taxi a nuestra casa, pero ahí se nos va nuestro sueldo, por eso muchos nos quedamos a dormir en el cine.
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