Rebusque: una esperanza para los millenials colombianos

Aunque El Mal Economista advirtiera en una entrada pasada que se viene una epidemia de "millenials emos" como consecuencia de los dramas económicos que viven en Colombia, no quisimos decir en esa ocasión que faltara una esperanza. Existe una alternativa. Bueno, siempre la ha habido, pero es sumamente incierta. Sin embargo, en vista de que seguir el modelo estándar no es un cuento de hadas en este momento ––como decíamos en VICE Colombia ese día––, las opciones no convencionales no suenan tan mal. Este camino alterno es ser independiente, ser su propio jefe, armar empresa, o, como se le suele llamar de forma un poquito más técnica, emprender.

Emprender es un concepto que puede ir desde crear una empresa como Facebook o simplemente encontrar la forma de llenar el vacío económico que su empresa no le da. Por ejemplo, vender dulces en la oficina no es la gran cosa pero de todas formas es emprendimiento: le puede generar hasta un millón de pesos adicional. Una cantidad nada despreciable si usted es un joven contratista y su sueldo es de un millón de pesos al mes: usted, en ese caso, realmente gana el mínimo ($689.000) ya que debe cubrir por su cuenta la seguridad social.

Para tener esos ingresos extra solo tiene que tomar $250.000 de su sueldo y destinarlo en mercancía azucarada, con la cual, a precios decentes, podría fácilmente duplicarle la inversión.

Algunos podrán preguntarse, ¿me están proponiendo que sea un vendedor ambulante dentro de mi oficina? Sí, este Mal Economista quiere que vivan del rebusque. Precisamente este es el concepto que quiere imponerse con esta entrada. Es la palabra más concisa y apropiada para agrupar la naturaleza del emprendimiento colombiano. Incluso, en esta modalidad de ser medio tiempo emprendedor, usted puede quedarse con su trabajo y dictar clases de inglés tres horas por semana (a $25.000 la hora), o hacer almuerzos baratos para vender ($5.000 cada uno). Suena poco, pero con el tiempo y la disciplina la cosa se va tornando buena.

Los 100% rebuscadores

Decidir dejarlo todo por intentar armar empresa en un país desigual como Colombia, en donde un restaurante puede pagar el mismo registro mercantil que paga Ecopetrol no es fácil. Sí, el costo de una matrícula mercantil de la compañía más grande de Colombia cuesta igual que el de una mediana: $1'700.000. Solo por ese tipo de cosas es que unas personas triunfan en el mundo: saben aprovechar. De hecho, este bajo perfil es una de las características de Diego Hernández, el premio nacional de emprendimiento 2016.

De acuerdo con las cifras del Observatorio Laboral para la Educación (OLE) un recién egresado en Colombia gana en promedio $1'700.000. Curiosamente es lo mismo que cuesta la matricula mercantil de Ecopetrol. Diego Hernández, el premio nacional de emprendimiento 2016, estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de los Andes, cuenta que en su empresa podría ganar ese salario o un poco más, pero que prefiere no sacar plata de su negocio sino reinvertirla para sacarlo adelante. Por esto él cuenta que pese a la inestabilidad, y que él siempre tenga por delante el sueldo de sus trabajadores, es posible obtener una buena estabilidad. Por lo menos la suficiente como para un joven que todavía no termina la universidad.

¿Y por qué no largarse?

Una ventaja de no tener trabajo fijo, es que se abre la puerta a múltiples posibilidades que uno no contemplaría normalmente. Un buen millenial amante de los viajes debe saber que en el exterior hay gran cantidad de oportunidades para trabajar, además de las consabidos viajes de mochilero, trabajando en hostales o yéndose a cuidar niños cansones de paises desarrollados.

Varios sitios comparten ofertas laborales especialmente orientadas a extranjeros, como https://jobbatical.com o http://www.anyworkanywhere.com/jcg_np.html, donde compañías buscan empleados extranjeros para nutrir sus equipos de trabajo con otras culutras y habilidades. Normalmente, si usted tiene conocimientos y experiencia en programación, o en idiomas y administración, le será relativamente fácil reubicarse en otro país con un buen salario y quien sabe de pronto empezar de nuevo en otra patria ajena a esta.

Hay que ser, eso sí, optimista, sagaz, positivo. No es el camino fácil ni mucho menos.

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