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Frank DiMatteo: A los ocho o nueve años, me importaba todo una mierda. Estaba muy ocupado siendo un niño. No entendía de qué iba todo eso de la mafia porque tampoco me lo habían contado y en aquella época la gente no tenía un libro o un periódico delante de las narices a todas horas, como hoy día. A los diez, empecé a darme cuenta de que mis tíos eran muy distintos al resto de la gente. Se pasan el tiempo hablando en susurros y recibiendo a gente de fuera. Incluso visten de forma distinta a los demás. A los doce o trece años, ya sabía quién era cada cuál. A los trece ya sabía conducir y empecé a aprender mis primeras lecciones de vida. Por entonces ya era plenamente consciente de lo que pasaba. Tenía prohibidas ciertas cosas, pero no muchas. A los trece no salía a matar a nadie, pero sí que les acompañaba siempre a los clubs. Les llevaba en coche de un sitio a otro, porque era alto. Tenía un aspecto muy parecido al que tengo ahora, pero mucho más joven. Con trece años medía 182 cm. Esos tipos iban a un montón de restaurantes, clubs y bares de striptease, así que aprendí mucho llevándolos a esos sitios.Mi padrino es Bobby B. Estuvo trabajando para los G. Lo apreciaba mucho y él quiso ser mi padrino. A principios de los setenta, estuve un par de años trabajando de chófer para él. Era todo un personaje, un asesino a sangre fría, pero también tenía una faceta de bromista que lo hacía parecer un verdadero esquizoide. El tipo era divertido si le pillabas el rollo. Pero si no lo conocías, no había forma de entenderlo. Esta gente está hecha de una pasta especial.
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Nadie venía y te decía, "Frankie, muchacho, te voy a contar paso a paso lo que vamos a hacer hoy". No hace falta que vayas contándole a todo el mundo lo que vas a hacer en todo momento. La gente que pide mucha información me da miedo, porque no estábamos ahí para eso. Se suponía que yo no tenía que saber una mierda de nada. Si no me incumbía, tampoco tenía por qué saber nada. La gente me contaba todo tipo de historias, y yo les decía, "Pero ¿cómo sabes todo eso, joder? No tendrías que saberlo".¿Cómo era la vida en la mafia de aquella época?
Todo el mundo estaba ocupado con sus cosas. ¿Quién está robando? ¿Quién se dispone a comer? Ese tipo de cosas. Estábamos a principios de los setenta, la economía estaba estancada. No estábamos montados en el dólar. Cada día pasaba algo o había algún intento de extorsión. Vendíamos cigarrillos para ganar un poco de dinero. Y todos tenían su personalidad. Estaba el cascarrabias, el gracioso, el borracho, el fumeta… También había puertorriqueños, sirios, un judío… Era como un puto circo.¿Cómo era Crazy Joey Gallo?
Joey se fue cuando yo tenía cinco o seis años. Lo metieron en la trena y salió cuando yo tenía 16 o 17 años, así que lo vi durante un año más o menos, del 1971 al 1972. Joey era Joey. El tipo daba miedo. Le brillaban los ojos y siempre sonreía. Más te valía no bromear con él. Pero por otro lado, sabías que si estabas de su parte no tenías nada que temer. Cuando salió de la cárcel, recuperó el tiempo perdido. Ten en cuenta que estuvo diez años entre rejas, así que cuando salió bebía mucho. Aunque estaba al mando del negocio, pasaba mucho tiempo en la ciudad. Los demás vivíamos en Brooklyn, no muy lejos del barrio.
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La década de los 60 influyó mucho en esos jóvenes. Los nuevos era un poco distintos a los muchachos de los años 20, que habían salido de la absoluta pobreza. Las nuevas generaciones, de finales de los 60 y principios de los 70, no habían pasado tantas necesidades. Simplemente eran tipos malos. Los 60 abrieron las puertas a nuevas formas de delitos, acciones y bonos, y esos tipos tenían una mentalidad distinta. También llegó la maría. Estos tíos se fumaban un porro en la calle y se reían de todo. Estaban medio locos. Fue un cambio radical en todos los aspectos, tanto en el tema del respeto como en la forma de pensar. Ellos ya no obedecían las reglas y las normas como los de antes. Se reían de todas esas mierdas.¿Cómo conseguiste dejar la mafia y evitar la cárcel?
Tuve suerte y fui previsor. Gané muchos casos. La verdad es que tuve mucha potra, tal como estaba el patio. El jefe se volvió loco, así que no había nadie que viniera a decirte, "No, no puedes dejar la mafia". La gente se fue yendo. Salimos por la puerta como si no hubiera nadie vigilándola, como si no tuviera el cerrojo echado. Ni siquiera nos llamó nadie. Tuvimos mucha suerte.¿Qué opinas de la mafia moderna?
Que no tienen ni idea de lo que están haciendo. Son jóvenes y tienen a gente que no tiene ni puta idea de nada. Por eso muere tanta gente y hay muchos entre rejas. Hay muchas ratas y nadie enseña a los nuevos; todo lo que saben lo han aprendido de un libro, y luego van por ahí diciendo omertà, ¿sabes?A la mitad de los tíos que manejan el cotarro ya no los puedes llamar por su apodo. Tienen tanto miedo que ni siquiera se besan en público. Tienen miedo de todo. Ahora es un puto cachondeo. No hay respeto por nada y las bandas se ríen unas de otras. Los albaneses se ríen de los rusos y viceversa, ¿entiendes? Ya no hay respeto. Luego hay como 200 ratas campando a sus anchas y ni una muerta.Sigue a Seth Ferranti en Twitter.Traducción por Mario Abad.