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Música

La despedida radial del "abuelo", DJ Fabio Alzate

Tras la última emisión de Zona X, el programa que acompañó por más de 20 años a toda una generación de oyentes de La X Electrónica en Bogotá, visitamos al veterano DJ en su santuario de oro negro.
*Fotos por: Santiago Mesa.

El ser DJ hoy en Colombia parece una profesión netamente ligada a la sangre joven, o más bien un arte que pareciera caducar después de los treinta años. Cuando en París se agasaja a Laurent Garnier, en Nueva York a Danny Tenaglia, o en Detroit al eterno Jeff Mills, en el país del Sagrado Corazón diera la sensación de que formáramos parte de una escena regida por Peter Pan, donde nuestros ídolos tras las tornas parecieran más bien nuestros hermanos mayores.

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Claro, nuestra escena no es tan extensa ni fértil como los ejemplos que mencioné anteriormente, ni tampoco estoy menospreciando a nuestros selectores treintañeros, pero como la vida misma es un aprendizaje constante, por más insignificante que parezca la tarea, siempre habrá un maestro dispuesto a ayudar. Fernando Savater, filósofo y escritor español, alguna vez dijo que el ser maestro "conlleva cierta ilusión artística, ya que se enseña un arte en sus fundamentos, mas no en su excelencia". Y aunque a esta generación le cueste creerlo, la escena electrónica colombiana tiene sus propios maestros, y Fabio Alzate es uno de ellos.

De entrada, podría decir que Fabio es algo así como el Diana Uribe de la música electrónica en Colombia. Al igual que la historiadora bogotana, quien a lo largo de los años nos ha ilustrado con sus historias, escoltada en varias oportunidades por su vasta biblioteca, Fabio, quien a sus espaldas lo acompañan más de 4.000 discos de vinilo, habla con la misma convicción y sapiencia acerca de la labor que se ha convertido en el cimiento fundamental de su vida.

El hombre que por más de dos décadas estuvo acompañando con discos retro a centenares de oyentes fieles cada viernes y sábado en La X Electrónica de Bogotá, se despidió de la radio el pasado 21 de febrero, por determinación de las directivas de la emisora. Lo visité en su santuario de oro negro.

Comenzaste a coleccionar discos de vinilo en 1978, ¿no?

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Todo comenzó de la siguiente manera: mi papá en los años sesenta tuvo una orquesta de música tropical en Medellín que se llamaba Los Ases de Medellín. Allá le fue tan bien, que un promotor árabe, reconocido en Bogotá, decide traerlo por una temporada debido a una movida que estaba mandando la parada en la capital: los grilles (discoteca, bar con orquesta). Fue así como mi papá se presenta en un grill ubicado en la calle 21 con carrera séptima. La respuesta del público fue tan buena, que al siguiente día mi papá llama a la casa y dice: "Hey, los tocó que se vengan". Así fue mi llegada a la capital, y con el buen momento de la orquesta, crecí rodeado los fines de semana de instrumentos y de ensayos en la sala de mi casa. Junto a un par de amigos y mis dos hermanos, comenzamos a hacer fiestas que en esa época, de cierta forma eran underground, porque las hacíamos en un apartamento que quitaban todo y solo dejaban el equipo. Todos se ponían a rumbear, a gozarse las viejas, y el que terminaba poniendo la música era yo. Así comenzó la goma de comprar vinilos.

Y en esa época, ¿dónde comprabas los vinilos?

En esa época existía una tienda en plena séptima con calle 21 que se llamaba el Mercado Mundial del Disco, con el lema "disco que no tengamos, no existe". También estaban las tiendas Bambuco, donde uno miraba qué había llegado nuevo y lo compraba. Costaban alrededor de unos 50 pesos.

¿Y cuál fue el primer vinilo que compraste?

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Mi primer disco fue uno de Rod Stewart, "Da Ya Think I'm Sexy", de 1978. Tenía 16 años cuando lo compré. Algo bonito de este vinilo, es que fue uno de los primeros vinilos que fueron prensados en colores, hechos por Sonolux. Con estos vinilos de colores sucedió algo especial, porque no fue algo a nivel mundial. Hay mucho coleccionista europeo que se viene a buscar y comprar estos vinilos. Para nosotros, este era un formato que recién se comenzaba a conocer, al cual llamaban 'sencillo' o 12", que consta de una canción que trae varias versiones, destinado para que los DJs lo puedan tocar.

Fabio Alzate mostrando orgullosamente su primer vinilo.

¿Así fue que comenzaste a incrementar tu colección?

La colección comenzó a hacerse más fuerte debido a que, sobre la calle 19, entre las carreras séptima y novena, existían unas casetas azules, donde ibas a comprar o intercambiar libros. En esas 20, 30 casetas, habían dos o tres que comenzaron a vender música, donde conseguías los vinilos más baratos que en los otros lugares. Esta gente también comenzó a grabar casetes, donde programabas las canciones que querías y lo mandabas a grabar.

En esa época, Venezuela estaba en plena bonanza petrolera, se podría decir que los venezolanos querían ser americanos: en las discotecas los montajes eran inmensos, al mejor estilo americano. Los artistas de moda se presentaban muy seguido. Fue así como comenzaron a llegar discos venezolanos de salsa, también llegaron vinilos para discotecas prensados en Venezuela, algunos incluso mezclados por DJs venezolanos. Cuando aquí escasamente teníamos el término de 'discómano', el man que colocaba la música en el bar y que si se enfermaba lo podía reemplazar el portero. No teníamos el término como tal de DJ. Compré ese primer vinilo con rabia, Venezuela nos llevaba kilómetros de ventaja en ese sentido. Así que la mayoría de discos que comprábamos en esa época eran prensados en Venezuela, pero la mayoría eran de artistas europeos, de géneros como el italo disco, "Spaghetti Mix" o high energy.

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¿Cuántos discos tenés en totalidad?, ¿los distribuís de alguna manera en particular?

Yo nunca los cuento, pero pienso que alrededor de 3.000 a 4.000 discos. En estos momentos lo que hago es una especie de rotación. Lo que va sonando, lo voy acomodando al final. El rango que normalmente tengo de tiempo para que una canción se repita, es de cinco a seis meses.

¿Cómo se encuentra Fabio Alzate con el house?

Uno de los personajes de las casetas que mencioné previamente, se fue para Estados Unidos y comenzó a traer vinilos americanos, justo en la época en que nacía el house. Cuando escucho el primer álbum de este género, fue como si me partieran la vida en dos. El álbum se llamaba The House Sound of Chicago, el cual tenía un artista bien especial: Steve "Silk" Hurley, de quien puedo decir es mi gran héroe. El man a nivel de la música house fue un top DJ y productor.

Por lo que veo, sientes gran afinidad por Chicago.

¡Claro! En esa época, Detroit y Chicago eran quienes comenzaban a mandar la parada. Detroit tal vez se distinguía por ser un poco más pesado, más techno, mientras que el sonido house sí es más alusivo a Chicago. Inclusive tengo autografiado ese primer disco de Steve "Silk" Hurley, "Jack Your Body", el cual se ha convertido en un inagotable clásico del Chicago house, gracias a un amigo que asistió a una conferencia del hombre en un Winter Music Conference de Miami. Tristemente, Hurley hoy en día ya no es DJ, sino que vende productos para adelgazar.

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Con todo el auge de Discos Fuentes, ¿nunca** compraste discos en Medellín?**

Tengo un recuerdo muy especial en 1988. Después de muchos años de no ir a Medellín, tuve la oportunidad de volver, justamente en la época en que recién estaba abierto el centro comercial San Diego. Llegué al primer piso, y resulta que salí por la parte de atrás, justo al frente de Plazuelas de San Diego. Por pura curiosidad entré, y caminando por los pasillos me encuentro con un local que vende vinilos. En toda la entrada, tenían la fotocopia del Hot Dance de Billboard, y un surtido bravo de vinilos. En esa época, los vinilos americanos en Bogotá costaban $2.500 pesos, y allá los vendían a $1.500. Para mí eso fue como hallar una mina de oro. Cada puente que tenía la oportunidad, arrancaba para Medellín a comprar vinilos.

Con ese frenesí de vinilos, ¿cómo hacías para rendir la plata?, ¿ahí ya estabas trabajando?

Afortunadamente, en los ochenta tuve la oportunidad de tener un buen trabajo. Yo fui empleado de la Registraduría Nacional. Cuando tenía 14 años, mi papá me regaló una cámara fotográfica, y me enseñó a revelar en blanco y negro. Así me fui volviendo un gomoso de la fotografía, revelando mis propias fotos. Hice uno que otro trabajito, y casualmente tuvo la oportunidad de trabajar con la Registraduría, sacando duplicados de las antiguas cédulas. Como ya tenía experiencia previa, podía sacar 130 duplicados para las diez de la mañana. Por tal razón, me ganaba tres veces más del salario mínimo, que por la época rondaba los $3.500 pesos. El pago me lo hacían en un cheque, que era con el que pagaba mis vinilos en la 19. Me quedaba siempre sin un peso, solo por comprar los vinilos.

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¿Y cuáles fueron esos primeros sitios que frecuentaste como melómano electrónico?

Por esos días, las primeras fiestas para los "pelados" se conocían como Disco Partys, las cuales se hacían en discotecas los sábados y domingos por la tarde. Era una rumba que iba de una de la tarde, a ocho de la noche, máximo. Recuerdo un lugar en especial, Cronos, en Teusaquillo. Primero que todo, porque era un sitio espectacular, con instalaciones que se salían del típico molde de club: la cabina era una copa de espejos que salía de la pared, con pasa avisos, fuente de agua. Era una discoteca estilo romano, con estatuas de león, un acuario con bailarinas naranjadas grandotas. De noche era una disco gay, ya los fines de semana por la tarde se habilitaba para los 'chinos'. Allí fue mi primera residencia como DJ.

Fotografía de la Discoteca Cronos.

El primer DJ que tuvo esa discoteca es un man que se llama Nelson Carrillo. En esa época, el hombre manejaba un estilo parecido a Chayanne: moreno, costeño, alto, mejor dicho, severa pinta. Nelson desafortunadamente no pudo manejar un medio tan bravo, llegando a un punto en que casi todas las discotecas lo echaban, porque cambiaba los vinilos por droga. Ha estado en la calle por muchos años, en los noventa tratamos de recuperarlo, pero…

(Fabio, mientras sus ojos se humedecen, se toma un tiempo para continuar).

La presentación del man era algo espectacular. Por ejemplo Inauguró –donde queda RCN ahorita– una discoteca que se llamaba Discovery, un lugar con cuatro pisos, cinco pistas de baile, con una súper cabina para el DJ, y donde yo iba a sentarme en las escaleras, nomás que por ver al man mezclar. Nelson apagaba las luces, ponía un intro, y hacía su presentación en inglés. Se ponía unas gafas oscuras, al mejor estilo del Auto fantástico, con una lucecita roja que circulaba al lente; estamos hablando del año 86, 87, por lo que era una vaina de otro mundo. Fuera de eso, se consigue una novia espectacular: gringa, mona, de ojos claros, la cual, mientras Nelson mezclaba, ella cantaba las canciones.

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Podría decirse, que fue algo así como el papá de los pollitos…

Solo imagínate, si en esa época era ese monstruo, ¿qué hubiera sido del man en estos momentos? Pienso que para muchos de nosotros, en gran parte fue inspiración.

Y con los demás DJs de la época, ¿qué tal era la relación?

Habían muchos combos distintos. Creería que a los primeros DJs los conocí en la época en que muchos bailábamos, cuando nos solíamos juntar en Studio 51. Inicialmente, antes de ser un DJ, yo era un house dancer, y al mismo tiempo habían tandas de otros géneros como rock y hip hop. Nos congregábamos todos en el mismo sitio, sin roces, sin peleas, era algo muy especial. Dentro del combo que bailaba hip hop, estaba por ejemplo DJ Fresh, y así pasó con muchos de los DJs de aquella época, comenzamos bailando.

Siendo de Medellín, pero desarrollando toda tu carrera en Bogotá, ¿creerías entonces en el famoso dicho "nadie es profeta en su tierra"?

La mayoría de la veces, pensaría que sí. Seguramente en Medellín deben conocer a Diego Serrato. ¡Diego es rolo! El man es de acá, y ambos hablamos mucho de esa situación. Estamos como invertidos. En resumidas cuentas, capital es capital, pero el día que me aburra de Bogotá, me iré a vivir a Medellín. Tengo muchos amigos allá, Incluso Juan Mejía, de La X Medellín, me ha dicho que tengo las puertas abiertas. Vamos a ver cuándo sucede.

Más que por Fabio Alzate, muchos te distinguen como "el abuelo". ¿De dónde surge el apodo?

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A lo largo de los años, ha sido mucha la gente a la que le he dado clases, y pues al ser alguien mayor, la chapa que mejor encontraron fue esa: "el abuelo" de la electrónica.

¿Cómo empezó Fabio Alzate en La X?

Es de esas cosas que yo diría, uno nunca es profeta en su tierra. Yo soy de Medellín, pero casi toda mi vida la he vivido en Bogotá. Hace 20 años, en La X me dieron un espacio que se llamaba Mega Mix, perol cual apenas salió la emisora La Mega, tuvimos que cambiarle el nombre.

Alguna vez, en las mismas tiendas donde compraba la música, llegué a trabajar también. Así conocí a un personaje que organizaba fiestas los domingos previos a los lunes festivos, el cual tenía contactos con el medio radial. El hombre me cuenta que consiguió su espacio en la radio, específicamente en Todelar Estéreo. Yo le digo: "¡hey, qué chimba!, ¿y quién va ser el DJ?", el hombre me contesta: "el DJ va ser usted". Así paso de ser un DJ del "montón", por así decirlo, a tener un programa en radio. Era casi que otro nivel. Esa fue como la forma en que comencé a surgir en este medio.

Cuando vas a la emisora, ¿cuántos discos estás llevando?

Normalmente llevo dos maletas llenas de discos. Sagradamente, mi rutina era transportar cada semana mis dos maletas junto a mis dos tornamesas.

Más de 3.000 discos hacen parte de la enorme colección de Fabio.

En el entorno radial, ¿cómo se hace para mantener esa barrera entre mainstream y underground?

Normalmente, me considero un DJ especializado en ochentas. Hace unos años, se llegó a un punto en que ser DJ se puso de moda. Todo el mundo quería ser DJ, el protagonista del cuento. Cuando haces una convocatoria para un toque de música electrónica o para un espacio en una emisora, te van hacer cola cien personajes, de los cuales, la mayoría ni te van a cobrar, solo por figurar. Mientras si llamas a un DJ retro, pueden haber cinco, y que te toquen en vinilo, dos.

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¿Cómo ves la actualidad de la escena electrónica bogotana?

Acá la música electrónica no ha sido lo mismo, ha bajado mucho de nivel. Si se mira bien, ahora solo hay dos o tres sitios y pare de contar. No hay competencia como tal. Si se mira también los eventos con DJ internacionales, antes, se hacían toques en el Jaime Duque, como pasó con Carl Cox la primera vez, por ejemplo. ¿Cuántas personas hubo? 10.000 personas. Hoy en día no creo que se pueda hacer un evento de esa magnitud.

A diferencia de muchos DJs hoy en día, más del 80% de las fotos en tus redes son fotos de discos. ¿Por qué?

Cuando eres DJ de radio, normalmente ves playlists que se hacen de los programas que graban. Mis playlists son las fotos, yo le tomo foto a lo que voy colocando. En lo personal, me gusta más ver fotos a que me hablen cháchara, y como yo, hay mucha gente que le gusta ver los discos, las carátulas, hasta imaginarse el aroma.

Hace poco Panasonic anunció el regreso de sus míticas tornamesas Technics 1200. Cuando ves 'pelados' de 15 años ahorrando para un par de tornas, o para comprar vinilos, ¿qué sientes al respecto?

Es una sensación muy bacana. Ha sido como un auge del formato, y seguramente muchos lo están haciendo por goma, pero de igual manera es algo muy bonito. El coleccionar vinilos es una forma de apreciar verdaderamente este cuento.

Si uno mira afuera, observa que artistas como François K, Danny Tenaglia, Daniel Wang, Jeff Mills, a pesar de llevar tantos años en el ruedo, todavía siguen siendo muy respetados, y cualquier club los quisiera tener el fin de semana. Acá en Colombia, ¿pensás que los DJs veteranos, de alguna manera, han sido despreciados?

Principalmente, diría que es por falta de conocimiento. En lo personal, siempre he criticado eso de los DJs nuevos. Hay que informarse, hay que investigar, saber de dónde viene todo este cuento, del por qué. El día menos pensado te vas a sentar junto a un DJ que lleva años de experiencia, y si no tienes data suficiente para armar una conversación, va resultar muy aburrido.

En definitiva, has formado a varias generaciones…

Si pueden mirar los comentarios de la gente en mi muro de Facebook el día que anuncié la finalización del programa, la cantidad de gente llorando era irrisoria. Normalmente no lo hacía, pero a veces llevaba un amigo que me ayudaba a mover las redes, y escribía estados como "bueno, repórtense los DJs"; mucho DJ, trabajando, escuchaba fielmente el programa. Para muchos seguro fue una guía, algo bien especial.

¿Piensas que la gente recordará a Fabio Alzate?

Creo que nunca hay que estar tan arriba, ni estar tan abajo, pero estar. Eso ha sido algo que me ha ayudado mucho, no siendo tal vez el súper DJ reconocido en el mundo, pero la gente sabe quién es Fabio Alzate. El hecho de hacer un programa, de hacerlo en vivo, de que sea solo con vinilos, también es una referencia inmensa. Desafortunadamente, se llegó a un punto en el cual, palabras textuales de la emisora, "el ciclo de Zona X terminó". Listo. Me siento satisfecho. Vayan a ver qué programa ha durado 20 años. El solo hecho de ponerme a pensar cuántas veces sonó mi nombre al aire, me causa un enorme orgullo.

¡Larga vida a DJ Fabio Alzate!

*La semana posterior a la realización de esta entrevista, nos comunicamos con Alejandro Marín, actual director de La X Electrónica en Bogotá, para conocer su opinión acerca de la culminación de Zona X. "Fabio es irremplazable, pero después de dos décadas, el programa ha cumplido su ciclo. Es hora de buscar nuevas opciones para audiencias más masivas", aseguró.