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¿Funciona realmente la pastilla que previene el guayabo?

Hicimos un experimento casi científico para probar la efectividad de una pastilla que, dicen los borrachos, cura el guayabo.

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Este artículo se publicó originalmente en VICE.

"¿Cómo así que hay una pastilla que previene el guayabo?". Eso dicen los borrachos. Otros borrachos responden, con la lengua algo enredada, que se llama Silimarina, que vale 20 mil pesos y que se consigue en cualquier droguería. Una noticia así solo lo llena a uno de inquietudes: ¿dónde ha estado esta quimera en todas estas mañanas de ojos colorados, temblores y boca reseca? ¿Aprenderán las generaciones futuras a valorar el premio de la rasca sin recibir a la mañana siguiente el castigo del guayabo? ¿Es la Silimarina un descubrimiento que conciliará definitivamente la brecha espinosa que hay entre el placer y el deber?

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Supongo que la única pregunta que importa es si realmente funciona.

Por eso, diseñamos una metodología CASI científica, para probar la eficacia de la Silimarina en distintos perfiles de bebedores. La cosa fue así: reunimos una muestra de seis bebedores, dos de ellos fuertes, dos de ellos moderados y dos de ellos abstemios (o bueno, casi abstemios). Luego les entregamos seis cápsulas rojas, tres de ellas llenas de silimarina, las otras tres de aire. Esto es lo que en el mundo de los experimentos se conoce como un grupo experimental y otro de control: personas que en lugar de tomar la sustancia, cuya efectividad está siendo sometida a prueba, toman un placebo. Si los resultados del grupo que tomó la sustancia son significativamente mejores que los del grupo de control, eso significa que funciona.

Pero, ¿qué exactamente había al interior de esas cápsulas rojas estilo Matrix? La Silimarina es un extracto de las semillas de una planta llamada Cardo Mariano. Se tiene registro de que el uso de esta planta con fines medicinales data de hace casi 2.000 años, cuando el naturalista romano Plinio la usó para bajar los niveles de bilis y remover obstrucciones en el hígado y el bazo.

En los años 70, la medicina moderna volvió a mirar hacia el Cardo Mariano, y desde entonces sus múltiples investigaciones han indicado que la planta y su extracto tienen potencial para tratar enfermedades graves del hígado, como la cirrosis. Una investigación de 1989, en la que se le administró Silimarina a una muestra de 87 pacientes con cirrosis y un placebo a otros 83, encontró que, a la vuelta de 41 meses, el primer grupo tenía una tasa de supervivencia de 58% y el segundo de 39%.

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Según Ubier Gómez, toxicólogo del Hospital San Vicente en Medellín, el efecto protector de la Silimarina en el hígado está comprobado. Sin embargo, eso no necesariamente significa que prevenga el guayabo. "Uno tiene que ser consciente ––me decía por teléfono–– de que el alcohol tiene varios efectos en el cuerpo y no todos están relacionados con el hígado, el trago también inhibe la producción de la hormona antdiurética, que es la encargada de impedir que uno orine demasiado: por eso uno se toma una cerveza y orina dos".

Con la orina, me dijo, "se van muchos electrolitos, sodio, potasio magnesio y calcio, por eso es que mucha gente sufre de calambres con el guayabo. Y esta pérdida de potasio, magnesio y calcio a su vez reduce el ritmo cardiaco. Lo que uno llama guayabo es en realidad una suma de factores, y el daño que el alcohol le hace al hígado es solo uno de ellos. Entonces la silimarina, al proteger el hígado, puede ayudar con el guayabo pero no desaparecerlo".

Ubier también me explicó que el alcohol inhibe la producción de noradrenalina, una hormona que acelera el ritmo cardiaco, "por eso es que usted se siente tan tranquilo cuando está tomando, porque dejó de producir noradrenalina, que es, digámoslo así, la hormona del estrés. Pero al día siguiente, cuando el cuerpo metaboliza todo el trago, la noradrenalina vuelve y ahí es donde a usted le llega esa tembladera, ese susto y esa intranqulidad que da el guayabo", concluyó el aguafiestas.

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Pero nosotros no nos quedamos con la palabra del experto (ni con las ganas de tomar). Así que nos tomamos la pastilla (o el placebo, nadie sabía qué había tomado) y nos sentamos a beber tequila, pero a beber con método. El encargado de diseñar y supervisar el experimento fue nuestro jefe de redacción, Andrés Páramo, y la cosa fue así:

Los seis participantes del experimento se tomaron un total de 10 tragos dobles de tequila José Cuervo en un lapso de 32 minutos: dos botellas entre seis personas, sin pasantes, sin limón, sin sal, sin cerveza. En un principio, los tragos se servían cada 5 minutos pero, a petición de los bebedores fuertes, este lapso se redujo a tres minutos después del segundo trago. Al cuarto trago todos los participantes manifestaron sentir un cosquilleo en la base del cuello.

Luego del quinto vinieron los primeros brotes de baile espontáneo y fue necesario hacer una pausa de dos minutos antes del noveno trago, para evitar que uno de los participantes abstemios se vomitara. Al final, todos los participantes, salvo los dos bebedores fuertes, estaban en un visible y molesto estado de embriaguez: hablaban enredado los unos, se reían de sí mismos los otros, y los restantes estaban descontrolados. Algunos decidieron seguir tomando luego del experimento, otros no, al final y al cabo dijimos que el experimento era CASI científico. Aquí están sus testimonios a la mañana siguiente.

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Grupo de control (los del placebo):

Juanita: 25 años, 53 kilos, 'abstemia'

¿Cuántas veces tomas alcohol en un mes normal?

En realidad yo no soy abstemia. En un mes normal tomo unas seis veces, pero casi siempre cerveza. No me gusta casi el aguardiente. A veces tomo whisky o vodka, pero máximo dos tragos.

¿O sea que no acostumbras tomar hasta emborracharte?

No, casi nunca me emborracho.

Y cuando te emborrachas, ¿cómo es la mañana siguiente?

A mí me da muy duro el guayabo. Dolor de cabeza, náuseas, a veces vómito, no puedo comer, es terrible. Antes no me daba tan duro, pero ahora siento que son cada vez peores.

¿Tomaste más trago luego del experimento?

Sí. Me tomé dos guaros más.

¿A qué hora te acostaste?

2: 30 a.m.

¿Y qué tal amaneciste?
Una mierda. Me desperté a las 6:30 a.m pero no fui capaz de levantarme para ir al trabajo. Tenía demasiado dolor de cabeza, era un guayabo terrible y no me pude parar de la cama hasta las 11 a.m. Tuve que pedir medio día en el trabajo y ahora me están odiando. ¿Por qué me tenía que tocar a mí el placebo? Páramo es un maldito.

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Paula, 25 años, 53 kilos bebedora ocasional.

¿Cuántas veces tomas alcohol en un mes normal?

Entre 6 y 8. Normalmente me tomo mis ginebras, unos guaros. Antes tomaba cerveza como un varón, pero ya no.

¿Acostumbras tomar hasta emborracharte?

No, casi siempre paro cuando estoy prendida.

Y cuando te emborrachas, ¿cómo es la mañana siguiente?
Casi siempre me despierto muy temprano. Me siento acalorada, con un poco de taquicardia y cansancio, pero nunca es muy grave ni dura mucho. Yo diría que mis guayabos son suaves.

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¿Tomaste más trago luego del experimento?

Sí, dos cervezas grandes y un guaro.

¿A qué hora te acostaste?

A las 2:30 a.m.

¿Y qué tal amaneciste?

Bien. Me desperté a las 8 a.m. con mucho cansancio y algo de taquicardia, pero se me pasó rápido. Llegué al trabajo a la hora normal (9:20 a.m). Y aunque no estoy teniendo el día más productivo, tampoco me siento mal. Así es mi guayabo siempre.

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Yo, 25 años, 59 kilos. Bebedor pesado.

¿Cuántas veces tomo alcohol en un mes normal?

En un mes normal tomo alcohol ocho veces.

Cuando tomo, ¿tomo hasta emborracharme?

Definitivamente. No puedo evitarlo
.

¿Y cómo es la mañana siguiente?

La boca me sabe a monedas, se me abre mucho el apetito y siento el cuerpo bastante tieso. Usualmente me despierto muy temprano, pero de nada me sirve, porque es como si alguien le hubiera cortado el plan de datos a mi cerebro.

¿Tomé más trago después del experimento?

Sí. Entre 8 y 10 aguardientes.

¿A qué hora me acosté?

1:30 a.m.

¿Y qué tal amanecí?

Me desperté a las 7:15 a.m. Me hice un desayuno trancado y me senté a pensar en lo bien que había funcionado esa pastilla. Aparte de un leve cansancio, no tenía malestar. A las 8:30 a.m. llegó mi mamá de visita, le preparé un café, hablamos durante 20 minutos y ni siquiera me preguntó si estaba enguayabado. Justo cuando estaba por encargar varias cajas de Silimarina, Páramo me reveló que mi cápsula estaba vacía. De los tres sujetos del grupo de control, fui el único que cayó en el efecto placebo y me preocupa lo que eso pueda decir acerca de mi personalidad.

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Grupo experimental (la pastilla de verdad).

Sergio, 24 años, 51 kilos. Abstemio.

¿Usted cuántas veces toma alcohol al mes?

Una o ninguna. A veces me tomó unas polas, pero tragos fuertes yo diría que una vez cada seis meses.

¿Y cuando toma, toma hasta emborracharse?

No.

Y cuando sucede, ¿cómo es la mañana siguiente?

Tenaz. Dolor de cabeza, vómito. Lo peor es el mareo. Es un día perdido porque no puedo ser productivo.

¿Tomó más trago después del experimento?

No.

¿A qué hora se fue a dormir?

12:30 p.m.

¿Y qué tal amaneció hoy?

Me desperté a las 6 a.m. Estaba bien seco, pero, aparte de eso, me sentía bien y llegué al trabajo a las 9 a.m. Tenía que hacer unas traducciones y me costó trabajo comenzar, pero bueno, creo que si no hubiera sido por la pastilla no hubiera podido venir ni siquiera.

En una escala de 1 a 5, donde 1 es el mismo guayabo de siempre y 5 es nada de guayabo, ¿qué tan efectiva diría usted qué es la pastilla?

Tres.

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César, 25 años, 68 kilos, bebedor ocasional.

¿Usted cuántas veces toma alcohol al mes?

Unas dos.

¿Y toma hasta emborracharse?

Sí. No tomo mucho pero cuando tomo, tomo hasta emborracharme.

Y cuando se emborracha , ¿cómo es la mañana siguiente?
Normalmente me da muchísima sed y me cuesta trabajo levantarme. También me da dolor de cabeza y dura como hasta el mediodía. Mis guayabos son fuertes y por eso prefiero no tomar entre semana, de hecho por eso prefiero no tomar.

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¿Tomó más trago después del experimento?

Sí. Compré una botella de guaro, pero la compartí con mucha gente, digamos que me habré tomado entre diez y doce tragos (el director del experimento asegura que se tomó unos 20).

¿A qué hora se fue a dormir?

11:30 p.m.

¿Y cómo amaneció?

Me levanté a la hora de siempre: 5:30a.m. Pero no me paré como siempre, dormí otra hora pero no profundamente. Cuando me levanté tenía sed, pero menos que de costumbre. Fui a la cocina, me tomé un jugo de naranja y sentí el guayabo, pero duró muy poco. Llegué al trabajo a las 10:15 a.m. y digamos que físicamente me siento muy bien (no tengo dolor de cabeza ni mareo), pero mentalmente no. Tengo mucha pereza de escribir los correos que tengo que enviar.

En una escala de 1 a 5, donde 1 es el mismo guayabo de siempre y 5 es nada de guayabo, ¿qué tan efectiva diría usted qué es la pastilla?

Yo le daría un cuatro.

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Sait, 29 años, 90 kilos, bebedor pesado.

¿Usted cuántas veces toma alcohol al mes?

Unas 12 veces

¿Y toma hasta emborracharse?

Sí. A matar.

¿Y cómo amanece después de una rasca?

Destruido. Y destruido es que uno no puede hacer nada con su vida: no puede comer, no puede hablar, no puede pensar, solo puede cagarse de la risa y joder la vida y recibir más trago.

¿Tomó más trago después del experimento?

Sí. Unos 15 tragos de aguardiente. Por ahí ocho polas y unos seis whiskeys.

¿A qué hora se durmió?

A las 3 a.m.

¿Y qué tal amaneció?

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Pasmado por el guayabo. Me despertó mi hermana. Si no fuera por ella no estaríamos hablando en este momento. Eso fue a las 9 a.m. Y dije: 'jueputa se me hizo tarde'. Tenía la seca y el dolor de cabeza normal, tampoco es un guayabo bestial. El guayabo que uno puede pensar y vivir y hacer cosas. De hecho, todavía no he salido a almorzar y ya acabe casi todo lo que tenía que hacer hoy. Igual yo me he entrenado para hacer esto. Como no puedo dejar de tomar, yo le he ido buscando soluciones a mi alcoholismo.

En una escala de 1 a 5, donde 1 es el mismo guayabo de siempre, y 5 es nada de guayabo, ¿qué tan efectiva diría usted qué es la pastilla?

Dos o tres. Esa pastilla no me hizo mucho.

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Conclusión

Dos de los tres sujetos del grupo experimental afirmaron sentir una mejoría considerable en sus guayabos, mientras que solo uno de los que tomó el placebo afirmó haber sentido los efectos de la pastilla. Tal y como advirtió el toxicólogo Ubier Gómez, la pastilla resultó inútil para varios de los síntomas del guayabo, como la fatiga y la sed. Así que el resultado de este experimento casi científico es que la pastilla funciona. Casi.

Y gracias a Dios no funciona del todo, nadie debería crecer en un mundo en el que trago no da guayabo.

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