Por qué ahora más que nunca necesitamos un festival de música exclusivamente femenino

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Música

Por qué ahora más que nunca necesitamos un festival de música exclusivamente femenino

Todavía la presencia de artistas mujeres en los carteles de festivales es mínima.

*Este artículo apareció originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres

Muchos festivales de música siguen sin contar con suficientes bandas con mujeres al frente. Burger A-Go-Go demuestra que es posible tener un cartel 100 % femenino e increíble.

Desde que Joni Mitchell canceló su actuación en Woodstock en 1969, la insatisfacción por la falta de artistas femeninas en los grandes festivales ha ido aumentando hasta alcanzar la indignación, este verano. Pese a ello, la publicación del cartel del festival de Reading y Leeds en el que se han eliminado artistas y grupos masculinos –dejando solo diez actuaciones de mujeres, entre ellas Wolf Alice y Azealia Banks- no cuenta como discriminación positiva.

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«No puedo fingir que no somos conscientes de ello», argumentaba el organizador de Reading y Leeds, Melvin Benn, respecto a la falta de mujeres en el cartel en la entrevista que le hice para NME. «Pero no podemos organizar un cartel basándonos únicamente en el género; tenemos que ceñirnos a la disponibilidad y la idoneidad de cada artista». Aquí es donde entra en escena Burger A-Go-Go, centrado precisamente en organizar un festival en el que solo actúen bandas con mujeres al frente y que se celebrará en el recinto y la zona aledaña al Observatorio de Santa Ana, en California, los días 4 y 5 de septiembre.

Dirigido por la discográfica independiente y defensora de las cintas de casete Burger Records, el evento no se anuncia como un «festival de mujeres», y solo un friki de la música sería capaz de caer en la cuenta, con echar un vistazo al cartel, de que el cromosoma X es el que predomina.

Junto con nombres consagrados como Cat Power, Kathleen Hanna, de las Bikini Kills y Kim Gordon, de Sonic Youth -que tocará con su nueva banda, Glitterbust-, actuarán bandas de garage punk de la Costa Oeste, a las que se sumarán formaciones como La Sera, Death Valley Girls y Cherry Glazerr y artistas en solitario como Kimya Dawson y Kate Nash, hasta completar las 37 actuaciones que tendrán lugar en los dos días de festival.

«Es más una declaración de diversión que de carácter feminista», afirma Lee Rickard, uno de los fundadores de Burger Record. «No somos abiertamente políticos, pero obviamente tiene su repercusión. Creo que consigue lanzar un mensaje sin necesidad de lanzarlo: que podemos organizar un cartel de este calibre muy fácilmente. Espero que esto haga reflexionar a muchos festivales».

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Peach Kelli Pop en Burger A-Go-Go en 2014. Foto cortesía de Burger A-Go-Go

El de este año es ya el segundo festival de Burger A-Go-Go. La edición de 2014 fue un éxito rotundo y contó con el patrocinio de Fullerton, sello que reunió a Best Coast, Dum Dum Girls y Bleached en una sola jornada, así como a las rockeras alternativas de Atlanta Coathangers, que repiten este año.

«La presencia femenina en los festivales "normales" es muy triste», suspira Julia Kugel, líder del trío, preguntada sobre los motivos de que vuelvan a tocar en Burger A-Go-Go. «Es hora de que la industria de la música preste más atención a las artistas. Espero que deje de hacer falta pronto, pero de momento, es necesario. Los promotores no creen que un festival con presencia principalmente femenina vaya a atraer a la gente. Todavía se tiene el concepto de que somos bandas de apoyo».

Pese a que algunas de las mayores estrellas de la música son mujeres (véase Taylor Swift o Beyoncé), las artistas musicales siguen sometidas a los mismos prejuicios retrógrados por los cuales las actrices cobran menos que sus compañeros varones. En el caso del Reino Unido, por ejemplo, las mujeres que han sido cabezas de cartel lo han sido después de que se retiraran los que inicialmente iban a serlo, como ocurrió con Florence and the Machine sustituyendo a los Foo Fighters este año en Glastonbury o con Lilly Allen, cuya actuación reemplazó a la de Two Door Cinema Club en Latitude el año pasado.

En lugar de arremeter contra los organizadores de festivales, Cat Power atribuye este desequilibrio a la sociedad en general. «Es un microejemplo de la desigualdad que todavía existe», afirma la cantautora de culto. Pese a todo, Power cree que la situación para las mujeres no es tan desfavorable como lo era cuando ella empezó a actuar en 1992. «Yo empecé en la música un poco como terapia y porque todos mis amigos, que eran tíos, estaban metidos en esto. No me veía diferente a ellos hasta que empecé a darme cuenta de que en las pruebas de sonido me faltaban al respeto constantemente, cosa que no hacían con las bandas de tíos con las que iba de gira. Eso me jodía mucho y me sigue jodiendo. ¿Que si ha cambiado? Desde luego que sí».

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Aunque en parte se debe a su cambio de actitud. «Sabes que Madonna tiene ese slogan de "unapologetic bitch" (algo así como "zorra sin remordimientos"), ¿no? Pues creo que hace unos 10 años empecé a convertirme en una, aunque soy de natural educado».

Kim y The Created en Burger A-Go-Go en 2014. Foto cortesía de Burger A-Go-Go

El trato que reciben las mujeres en conciertos y grandes festivales dista de ser ideal. Kimya Dawson lleva casi dos décadas actuando en solitario y con Adam Green y denuncia la misoginia que reina en la mayoría de festivales. «Hubo un año en que el cartel de SXSW era todo tíos menos yo», explica. «Yo tenía que tocar la última, y el que actuaba justo antes llamó a todos al escenario para hacer un bis con todas las bandas antes de mi actuación».

«Yo estaba a un lado del escenario, con mi guitarra, y me negué a participar de esa improvisación de tíos. Cuando acabaron de hacerse pajas unos a otros salí al escenario y era como, "¿Hola?… El concierto aún no ha acabado". Nunca en mi vida me he sentido tan invisible».

Para la artista británica Kate Nash, la respuesta debe ser la discriminación positiva. «Muchas chicas ven a los tíos en el escenario y quieren estar con ellos, en logar de ser ellos», explica. «Una se identifica con su propio sexo de otra manera. Por eso en mis conciertos siempre tengo teloneras y en mi grupo todas somos chicas. De esa forma, las chicas que vengan podrán ver un mínimo de ocho mujeres en las que inspirarse y, con suerte, se identificarán con alguna de ellas».

Además de tocar en Burger A-Go-Go, Nash participó en el revival de 2010 del festival Lilith Fair de Sarah McLachlan. El evento estuvo marcado por dificultades económicas que obligaron a cancelar varias actuaciones. «Las mujeres han cambiado mucho en 12 años», declaró McLachlan en el Globe and Mail en 2011, y descartó que se volviera a celebrar una nueva edición del festival. «Han cambiado sus expectativas, su forma de ver el mundo, y eso no se tuvo en cuenta. Respecto a eso, entono el mea culpa».

¿Fue realmente así, o es posible que la industria musical esté ahora menos dispuesta a aceptar un festival exclusivamente femenino que hace diez años, cuando artistas como Alanis Morissette y Sheryl Crow batían récords de ventas? «Me encantó ir de gira rodeada de montones de mujeres, porque estaba acostumbrada a moverme en un entorno dominado por los hombres», dice Nash en referencia a sus cuatro actuaciones en el festival. «Es una lástima porque hubo muchas cancelaciones y las cosas no fueron tan bien como deberían. Fue muy raro».

Cat Power también participó en el revival de Lilith de 2010, pero ella guarda buenos recuerdos de la experiencia. «Cuando somos todo tías, es curioso que esa tensión sexual… No digo que los hombres sean depredadores, porque muchas mujeres también lo son, pero esa tensión, esas vibraciones machistas quedan muy atenuadas. De alguna forma, sientes que puedes ser más traviesa, que lo puedes tener todo».

Espero que la temporada festivalera de 2016 venga plagada de carteles muy femeninos.