Algunos de los asistentes durante el conversatorio.
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El pasado viernes 23 de septiembre cerca de las siete de la noche, más o menos 50 personas se fueron acomodando en las sillas que Videoclub adecuó al lado de su booth principal para el evento que iba a tener lugar allí esa tarde.Frankie, Christine, Umfang y Volvox, todas pertenecientes al colectivo neoyorquino de Discwoman, habían llegado a Bogotá unas horas antes con el propósito de poner a bailar a los bogotanos en este club, pero también con la idea de discutir una problemática que dio inicio en un primer lugar a este colectivo: el machismo latente en la industria electrónica global.En compañía de artistas electrónicas colombianas como Starlite Galaxia, Ladyzunga, Fiona Beeson y Julianna, las chicas de Discwoman se sentaron con nosotros para discutir varios temas que nos competen tanto a mujeres como hombres que bailan, promueven y musicalizan la pista de baile.Temáticas como las inspiraciones y referencias, las dinámicas sexistas más urgentes a combatir en la escena electrónica de Colombia y de otros países, la importancia del talento de los artistas antes que su género, y si los eventos de solo mujeres no llegaban a ser autosegregativos se discutieron durante el conversatorio, con puntos de vista por parte de nuestras panelistas que distaban unos de otros, y que enriquecían la discusión.Algunas frases como "a mí un promotor me dijo que las mujeres no estaban preparadas para hacer música electrónica en Colombia", "que incluyan a una mujer mala en el line up de un festival me parece bien, cuando hay tantos hombres que son malos y figuran en los lineups", o "mis papás me enseñaron que si no tienes tu espacio tienes que creártelo tú mismo", fueron apuntes claves dentro de la conversación, que evidenciaron la pluralidad de pensamiento y las ganas de cambio que muchas de las panelistas tienen.¿Conclusiones? Quizá una de las más grandes conclusiones que podemos sacar de este espacio es que el sexismo en la escena electrónica evidentemente existe en nuestro país, pero que su expresión en la cultura electrónica es tan solo uno de los síntomas de una problemática que aqueja en general a nuestro país, como coincidieron algunas de las panelistas. Incluso algunas afirmaron que no se trataba del género ni del machismo ni del feminismo, sino de la falta de tolerancia entre unos y otros en varios espacios, incluyendo la fiesta.Asimismo la mayoría coincidían en que los showcases y eventos de solo mujeres no las autoexcluían de la escena electrónica, sino que por el contrario eran espacios de visibilidad donde se podía exponer plenamente el talento que muchas mujeres tienen, y hacer que público y promotores se dieran cuenta de la cantidad de talento femenino que hay en Colombia y el resto del mundo. Talento que luego del conversatorio demostraron Volvox y Umfang, cuando casi estallan a punta de techno y acid la fiesta en Videoclub.Gracias a las chicas de Discwoman y a las DJs y productoras colombianas que asistieron el viernes para abrir el diálogo y activar una discusión que es necesaria en el panorama electrónico de nuestro país.Y sobre todo gracias al público asistente: en la medida que nuestros ravers se interesen por hacer parte de conversaciones en torno a la pista de baile, vamos a empezar a dotar de profundidad y discurso nuestra fiesta, algo que muchas veces nos ha hecho falta en Colombia. Politizar nuestro baile también se vale.Si se perdieron el conversatorio puden volver a verlo por acá:
El pasado viernes 23 de septiembre cerca de las siete de la noche, más o menos 50 personas se fueron acomodando en las sillas que Videoclub adecuó al lado de su booth principal para el evento que iba a tener lugar allí esa tarde.Frankie, Christine, Umfang y Volvox, todas pertenecientes al colectivo neoyorquino de Discwoman, habían llegado a Bogotá unas horas antes con el propósito de poner a bailar a los bogotanos en este club, pero también con la idea de discutir una problemática que dio inicio en un primer lugar a este colectivo: el machismo latente en la industria electrónica global.
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