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Música

Tenemos que hablar de esto: el problema de los pedos en la pista de baile

THUMP te invita a rumbear responsablemente. Unámonos contra los terroristas del dancefloor compartiendo este artículo con la etiqueta #nomáspedosenlapistadebaile.

Ilustración: Sara Pachón.

A veces pasa.

Estás en pleno club, bar o discoteca, bailando en una pista concurrida, abstraído en los fractales fluorescentes que se reproducen como amebas del otro lado de tus párpados. La música de fondo va alcanzando el clímax, salvándote del miedo y conduciéndote a un remanso de alegría y fe en la humanidad. La telepatía es colectiva. Te miras con los otros y sonríen. Hay conexión absoluta entre los fieles del lugar. De repente, un vaho tibio se eleva desde abajo, como gas noble que es, atrapando tu rostro como nube de cartoon con su aroma. El olor a huevo descompuesto es intenso y el lugar está hacinado. No hay escape. Alguien se acaba de cagar y tú, maldita sea, te lo fumaste completito, como si te hubiera sido dedicado.

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Paila.

¿Por qué no estamos hablando de esto? ¿Por qué demonios la comunidad dance del universo no se ha unido en un solo y valiente coro para rechazar de tajo y al unísono estos actos y declararlos abiertamente terroristas? ¿Y es que acaso no lo son? ¿Acaso no hablamos de un problema de seguridad e, incluso, de salud pública? ¿Acaso con estos petardos no corre riesgo la vida del prójimo bailador, como la del infeliz que decide quitársela aspirando el gas del exhosto de su auto?

Hay pedos que son fatales, compañeros.

Y por eso, este es un asunto inaplazable.

Yo no sé ustedes, la verdad, pero yo sí que estoy mamado de los cagones en la pista de baile. De esos putos ISIS digestivos que no tienen reparo en zamparse un bistec a caballo como preámbulo a su farra, o quizás incluso como complemento proteico para una noche larga, para después hacernos daños colaterales de sus malditos colones irritables. Cochinos. Puercos. Salvajes. Y entonces me resulta inevitable preguntarme: ¿cuál es el correcto protocolo para hacerse cargo de este drama? ¿Cuál es la entidad para presentar la queja? ¿Cuántos años de cárcel proponemos para estos canallas? ¿Qué solución le damos, en últimas, al problema de los pedos en la pista de baile?

Como no hay una ruta clara para darle trámite a esta problemática, se me ocurren unos cuantos consejitos para el compañero o compañera antisocial. Y si acaso eres de aquellos quienes gustan de arrojar petardos en la pista, toma nota, maldito:

  • Recuérdale a tu madre y/o abuela que el almuerzo familiar es el domingo.
  • Antes del bailoteo, nada de producto lácteo. Postre tres leches, out.
  • Si estás infladito, elige Netflix por encima de la farra.
  • Testea tus drogas para que estén libres de Levimasol, gran químico aflojapasta.
  • Suave con el popper, que yatusabe.
  • Mejor dicho: evita las drogas.
  • Si acaso no puedes evitarlas, pídele a tu dealer de confianza que cargue Finigax.
  • Si está difícil retenerlo, cántalas. Y cántalas duro para que la multitud pueda evacuar la pista de baile.
  • En caso de que no puedas reprimir aquello de la flatulencia, dirígete con calma hacia la máquina de humo más cercana.
  • Y bueno, si el asunto de la poposiada se hace inevitable, compañero, corre. Corre como el diablo.

THUMP te invita a rumbear responsablemente. Unámonos contra los terroristas del dancefloor compartiendo este artículo con la etiqueta #nomáspedosenlapistadebaile.