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Música

Recordando la efímera escena flogger de Bogotá

¿En qué peluquería terminaron las patillas largas y las cabelleras planchadas? ¿A qué fundación donaron sus pantalones de colores?

Parecían un montón de sparkies con sus pantalones entubados y de colores. A través de bailes exóticos sus pies convulsionaban en el piso y sus manos articulaban alguna clase de lenguaje de señas estrambótico al moverse a ritmo de Guetta o Yelle. Tenían el pelo planchado con el fleco cayendo hacia la derecha o la izquierda, patillas largas, gafas de sol plásticas y tenis deportivos tipo Nike con cordones de colores ácidos.

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Algo de personalidad tenían estos niñitos para parase a bailar en manada frente a cientos de transeúntes que los miraban extrañados.

Cualquier persona que pasara entre 2008 y 2011 por el barrio El Salitre en Bogotá, sin duda tiene en su cabeza a estos personajes encandelillantes y adolescentes, fantasía japonesa de San Victorino, que se hacían llamar floggers y tektónicos. Probablemente ustedes también lo fueron y ya no saben si sentirse orgullosos.

Los orígenes del movimiento se remiten a la Argentina del 2007 y, como si fuera mosquito del dengue, la tendencia cruzó fronteras y se extendió hasta llegar a países como Chile, México, Perú, Colombia y Bolivia. Se trataba de pubertos tratando de encajar en algo, almas inocentes buscando reconocimiento por medio de planchas de pelo, vestimentas exóticas y una red social llamada Fotolog: el Instagram de la época que, antes de desaparecer definitivamente en enero de 2016, llegó a tener un poco más de 33 millones de usuarios, según cifras del 2013. La red social tuvo mejor suerte que el movimiento que para 2011 vivió su decadencia absoluta, su disolución inminente.

Pero, ¿qué pasó con los floggers en realidad? ¿Por qué desaparecieron? ¿Entraron en la senda del señor? ¿Se fueron de voltiarepas y migraron a otras tribus urbanas? ¿En qué peluquería terminaron las patillas largas y las cabelleras planchadas? ¿A qué fundación le donaron sus exóticos pantalones de colores? ¿Maduraron?

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Después de una búsqueda en redes sociales logré charlar con Iván Arenas, uno de los gemelos conocidos en ese entonces como 'Twins Arenas', pionero del movimiento en Bogotá y que vio nacer, crecer y morir esta moda. Hoy es un ingeniero electrónico de 24 años que recuerda sus años de danza y mocedad con nostalgia.

¿Cuéntame un poco sobre los inicios del movimiento?

En Colombia se supone que inició en Bogotá. El flogger más que todo es una moda y mucha gente no supo interpretarlo. Creyeron que era una cultura, una tribu urbana. Lo veían como eso, porque en los años que estuvo creció demasiado, entonces cuando le preguntaban a alguien decían "sí, somos una cultura". Pero lo decían erróneamente, siempre fuimos más que todo una moda y más pegada a una página, como una red social, que en esa época se llamaba Fotolog. En ese tiempo los que iniciamos esto fuimos mi hermano y otro amigo que se llama Cristian Rodríguez, él también fue muy conocido acá.

¿De qué se trataba todo esto?

En ese tiempo se trataba de subir fotos, comentar, etc… muy parecido a Instagram, y de ahí nacieron los floggers. Todo viene de esa red social. Tu podías ser calvo, rapero, punkero, lo que quisieras, y simplemente eras flogger porque te juntabas en una red social que era Fotolog. Es como decir que eres 'Facebookero' porque te la pasas metido en Facebook.

Tenían también una fuerte relación con el baile, ¿no?

Sí, todo lo que es flogger se vinculó a la escena musical que era más que todo electrónica de todo tipo, y ya luego se empezó con el baile. No era el movimiento de cabeza, era dar otro estilo, entonces los flogger sacaron un baile muy distinguido. Entre ellos también entraba algo que se llamaba la Tektonika que era un baile con las manos, pero era totalmente diferente porque el flogger bailaba con los pies.

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¿Cuántos floggers llegaron a existir en Bogotá?

La primera reunión fuimos como cuatro o cinco personas que nos metimos al cuento, dentro de esas obviamente fueron amigos de nosotros. Eso fue como en noviembre de 2008. Empezamos yendo todos los fines de semana a Gran Estación y ahí empezó todo. En diciembre fue creciendo: fuimos primero cinco, luego 15, 20 y ya cuando vimos éramos 200. Después fuimos 500, miles, entonces ya a Gran Estación llegaban 500, 600, 700 personas. Aquí la gente no relacionó el flogger con el Fotolog, nosotros teníamos como 1.000 o 2.000 amigos ahí, pero cuando abrimos Facebook teníamos muchos más. Llegamos a tener como tres perfiles de Facebook llenos. Actualmente tenemos cinco totalmente de 5.000 personas, que es lo máximo que está permitido. Nosotros somos de los que aceptamos a cualquier persona, nunca cogimos el Facebook para socializar, lo cogimos fue como un medio de publicidad.

¿Se puede decir que ser flogger era más una moda que una tribu urbana o una ideología?

Las otras culturas que se han mantenido como los skinheads, los hardcore, y en ese momento los emos, sí fueron culturas. Obviamente unas más pesadas que otras, como el skin que tiene su ideología. Ellos nos vieron como otra cultura porque hicimos volumen de gente, entonces al ver esto nos catalogaron de esa forma, pero nunca hicimos encuentros para hablar de una ideología. La idea del flogger era conocerse y ya.

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Y evidentemente hubo problemas con las tribus urbanas…

Donde llegábamos éramos bien recibidos, obviamente nosotros y todo el que era flogger empezó a conseguir enemigos y entre las culturas habían 'rayes'. Con los skin hubo problemas, porque creían que éramos una cultura y empezaron a agredir, pero al haber tanto volumen de gente era más relajado para nosotros. A nosotros nos hicieron varias entrevistas con noticieros, revistas, porque en ese tiempo fue un auge muy grande, y no solo por los floggers sino por los disturbios que se ocasionaron porque llegaba mucha gente de otras culturas, emos, skinheads, a intentar molestar el ambiente.

¿Cómo era cuando salías a la calle?

Al principio sí hubo problemas, pero cuando empezaron a llegar skinheads y todo eso como que empezamos a conocer líderes de cada grupo. Conocimos un líder de los skinhead del tunal, que era "Pinzas", entonces nos volvimos amigos. Cuando te vuelves amigo de un líder ya los problemas empiezan a disminuir. También nos hicimos amigos de líderes de grupos de emos, de hardcore, barristas, entonces como que nunca tuvimos problemas. En toda la etapa floggger nunca nos dijeron nada. Era más cuando íbamos a encuentros que había mucha pelea y todo eso.

¿En qué momento se empezó disolver el movimiento?

Después de cuatro años nosotros seguimos, eso era 2011: los eventos, encuentros, pero eran más de reunión y de buscar la farra, ya no existía el baile. Aunque los más pequeños sí iban y bailaban e iban a conocer personas, porque sentían que eramos famosos. Pedían fotos y autógrafos.

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Después de Gran Estación empezamos a irnos a Salitre que era solo emos y a veces habían calvos. Nosotros tomamos la decisión de ir para allá con toda la gente y como se dice por ahí "Monopolizamos Salitre". Obviamente tuvimos contactos pesados, como líderes en la escena emo de allá y nos volvimos amigos. En la medida que los flogger llegamos allá , esas otras tribus urbanas empezaron a irse. Después de Salitre la gente intentó hacerlo en Tintal Plaza o Plaza de las Américas, pero se empezó a dividir. Ya era encuentros, eran personas que no se vestían de colores ni bailaban. Simplemente iban a verse y charlar.

¿En algún momento les dijeron algo en los centros comerciales de la zona?

Las reuniones nunca fueron dentro de un centro comercial. El problema era que nosotros entrábamos por ahí y jodíamos. En cuanto a los celadores, en Gran Estación sí se prohibió la entrada. Toda persona que parecía un flogger no podía entrar al centro comercial, los celadores no lo dejaban. A mi hermano y a mí nos marcaron, nos veían en las cámaras y no nos dejaban entrar ni al ajedrez. Nos decían "no, que pena, ustedes no pueden estar acá", entonces ese tipo de cosas nos hizo irnos para otro lado.

De ahí empezamos a ir a Salitre, porque en Maloka casi no molestaban. Sí llegaba mucho la policía, se hacían las tanquetas porque ya no había patrulleros. Fue un momento donde ya se reunían muchas culturas: punkeros, emos, flogger. Y a veces estallaba todo eso, pero en vez de estallar entre nosotros, estallaba contra la policía. Imagínate casi mil personas contra la policía. Ya nos mandaban era al ESMAD.

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¿Qué decía la policía?

Hubo encuentros con coroneles. Nosotros tuvimos reuniones con la Alcaldía y la policía, porque en ese mismo momento empezó el famoso 'dick' (dicloruro de metileno). Ahí fue el boom. En Gran Estación fue donde yo vi la primera botella, donde empezaron a venderla. Ya eran muchos adolescentes que consumían vicio, empezaron a llegar expendedores, gente un poco pesada, y ahí se habló con líderes de bandas, de skins, floggers y se hicieron reuniones con la policía para que nos dejaran en ese espacio a cambio de ayudarles a disminuir el consumo. Uno intentaba pero eso era de cada quien. Les decíamos, pero no podíamos obligarlos a no hacerlo. Y buscar a la persona que lo vendía era muy difícil.

¿Qué decían en el centro comercial?

Hubo momentos en los que hasta Gran Estación nos ofreció la terraza para los eventos. Con tanta pelea nos decían que no nos podían meter a todos, pero nos dijo que creáramos un grupo VIP donde solo pudieran entrar personas con ciertas características. Nos ofrecían hacer la rumba allá, eso se pensó mucho, se habló con el administrador, pero al final no salieron con nada y nunca cumplieron. Nosotros seguimos con lo de nosotros y empezamos a desplazarnos. En un momento era Salitre, luego Plaza de las Américas, entonces se movía uno entre esos dos lugares hasta que se fue disolviendo todo y fue desapareciendo. Ya a uno le daba pereza ir y llegábamos directamente a la rumba. Entonces ya como que había poquita gente y empezaron a llegar ladrones y todo eso.

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Ahí ya se fue acabando todo…

Después de que dejamos de ir con mi hermano, Cristian y otra gente que ya llevábamos mucho tiempo y teníamos esa experiencia allá, empezaron a hacer grupitos pequeños de niños de 13 o 14 años donde llegaban gente de 20 o 22 años a robarlos, entonces eso también dio para que se acabaran las reuniones. Ya no era Salitre ni Plaza de las Américas, ni Gran Estación. Todo fue evolucionando y como vez hoy en día no hay gente que se reúna o que hable sobre los flogger.

Moviendo tanta gente hoy en día es normal que a un Youtuber lo busquen las marcas para hacerle publicidad a un producto. ¿En algún momento pasó algo así con los flogger?

Ese fue como el mal negocio que tuvimos, que siempre hemos pensado que la embarramos, porque sí hubo tiempos con Adidas donde nos iban a dar todo. Era como un estudio de fotografía donde nosotros saliéramos con los tenis, solo por ser los 'Twin', y era para que la gente dijera "wao, Los Twin tienen los últimos tenis de Adidas", para que todos los flogger los compraran. Pero en realidad nunca le pusimos interés a nada. En esa época uno estaba en su cuento. Pero nunca aprovechamos eso. Sí hubo oportunidades que nos decían "oiga mire yo voy a decir que la fiesta es de ustedes, que ustedes van a venir y yo pongo el flyer con ustedes y tal", y nosotros decíamos como "no hágale todo bien", incluso yo prestaba mis cuentas de Facebook, decía "¿va a hacer un evento?, tenga hágalo" y nos daban la entrada gratis para que lleváramos a cualquiera. Cuando eran nuestros cumpleaños la gente nos hacía fiestas entonces nunca nos preocupamos por qué hacer, sino que ya la gente cuadraba rumbas y nos invitaban. Unos incluso sacaban boletería y toda la plata era para ellos y nosotros como, "a bueno, farra gratis", pero era más negocio para ellos. Nosotros nunca cogimos el flogger como un medio de ganancia.

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Todavía te gastan la farra o no

No ya trabajando le toca costearse a uno solo. Si hay veces que uno se encuentra gente, pero ya no es como antes.

¿Sabes de gente que era flogger y migró a otras tribus urbanas?

No, la verdad no.

¿Qué hiciste con tus pantalones de colores?

Los regalé, creo. La verdad tengo alguno pero más para trabajo.

¿Y la planchada de pelo se mantiene o ya no?

La vanidad sigue y la plancha también jajaja.