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"Se vive mejor afuera": Testimonios de personas que salieron del clóset

En la complejidad del contexto colombiano, cada historia de cada persona que decide salir del clóset frente a su familia, frente a sus amigos y frente al mundo entero vale la pena.
Ilustración por: Gavilán.

Este artículo hace parte de nuestro especial para salir del clóset.

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Cuando vives en una sociedad como la colombiana, salir del clóset de género puede llegar a ser una mierda.

La persecución de la comunidad LGBTI en todos sus frentes, desde el civil, pasando por el público y el privado, perpetrado por personas como el ex procurador Alejandro Ordóñez y la senadora Viviane Morales, ha hecho mella en nuestra sociedad, y la persecución se ha ampliado a la vida diaria de muchas personas que simplemente tienen una preferencia sexual específica. Colegios, universidades y trabajos muchas veces se vuelven espacios de señalamiento y de ofensa hacia las personas homosexuales, haciéndolas sentir inseguras en su día a día, y llenándolas de miedo por ese "qué dirán" de la gente cuando se enteren que sienten atracción por personas de su mismo género.

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Porque muchos tienen que pasar por ese momento de "confesarse", como si la comunidad heterosexual hubiera tenido que hacer ese paso en su vida alguna vez.

Y muchos, llenos de miedo por enfrentar ese momento, nunca expresan de manera libre su preferencia sexual. Muchos, incluso, se quedan sin asumirla ellos mismos, tratando de negar algo que son y que hace parte fundamental de su composición como seres humanos.

Por todo esto, cada historia de personas que deciden salir del clóset frente a su familia, frente a sus amigos y frente al mundo entero, vale la pena. Porque estando incrustado dentro de una sociedad como la colombiana se necesita al menos un poquito de valor para abrirse, expresarse y ser libremente. Así que decidimos recopilar algunas de ellas para honrar el valor que han tenido muchos, a la expectativa de un final feliz, y para animar a la gente que está en un limbo insoportable a que nunca es tarde para asumir ese aspecto de la vida íntimamente y en sociedad.

Nicolás del Campo Acero, arquitecto, 25 años.

Hace tres años le dije al mundo que era gay, a pesar de que desde pequeño me gustan los manes. Hoy en día, a mis 25 años, soy consciente de que esto es una elección, no una orientación, porque sí alcancé a tener novias y a disfrutarme las relaciones con ellas porque también me gustaban; sin embargo, mi gusto por los hombres es mucho más fuerte que por las mujeres.

Hace ya cuatro años exactamente me tragué impresionantemente de uno de mis mejores amigos, el primer tipo por el que sentí algo. Afortunadamente mi amigo también es gay y supo entender cuando le dije que me gustaba, pero como yo no le gustaba a él, se alejó de mí. Luego de eso, en enero de 2013, hice unos talleres de crecimiento personal y en uno de los ejercicios que me pusieron finalmente dije "no más", y lo solté, lo asimilé. A las dos semanas de haberlo asimilado le conté primero a mis padres; mi padre reaccionó diciéndome que me amaba tal y como era, pero a mi mamá sí le dio duro la noticia.

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Después de eso le conté a mis amigos de la universidad, a mis amigos del colegio y así sucesivamente. En este punto ya es totalmente natural para mí decir que me gustan los hombres. Afortunadamente no he tenido casos de discriminación en mi contra y ninguna de las personas que me rodean me ha dado la espalda por mi condición sexual, en especial mi familia: ellos me aman y siempre ha sido así. Ya he estado en tres relaciones con hombres, la última la terminé hace dos años, desde entonces he estado sin pareja y ni me hace falta.

Ana Gutiérrez, estudiante, 21 años.

Pues sí, tuve una salida del clóset como tal. Fue medio complicado, porque yo tenía 12 años y ya para esa edad estaba asumiendo que me gustaban las mujeres. En esa época me hablaba con un montón de gente gay en Facebook y mi tío (que también es gay pero nunca quiso salir del clóset), vio unos comentarios que una pelada puso en mi muro, haciendo alusión al hecho de que yo era gay.

Al leer eso mi tío armó un drama, llamó a mi papá y le contó lo que había visto. Luego de eso mis papás me dijeron que teníamos que hablar; me llevaron a su habitación y mi papá me empezó a dar el típico sermón sobre que yo no sabía lo que quería y que aún era muy niña. Yo le expliqué que yo sabía hace mucho tiempo lo que quería y eso hizo que mi papá se preocupara y se enojara aún más, hasta el punto de considerar sacarme del colegio por unos meses para que pensara bien las cosas, pero mi mamá no estuvo de acuerdo.

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Luego de esa charla dejamos de hablar con mi papá, y las pocas veces que hablábamos era para agarrarnos. Yo me la pasaba llorando, mientras pensaba que era una desgracia para mi familia, y mi mamá, parada en la mitad de todo esto, no sabía qué hacer porque aunque ella también pensaba que yo era muy pelada, no dejaba de repetirme que me iba a apoyar siempre. A diferencia de mi familia, mi salida del clóset con mis amigos fue algo muy tranquilo; a nadie le importó el hecho realmente, solo les parecía raro, pero nadie me juzgó ni nada.

Hasta hace muy poco mi papá terminó aceptando el hecho de que me gustaban las mujeres y nuestra relación mejoró. El hecho de que hubiera estado en una relación seria con la misma persona durante casi seis años ayudó mucho: la llevaba a la casa, los presenté y desde el principio mi ex novia le cayó muy bien a mi papá. Poquito a poco él se dio cuenta de que ella era muy importante para mí, y hasta llegó a invitarla a comer con mi mamá y conmigo para celebrar mi grado del colegio. Ahí me di cuenta que ya lo había aceptado, hoy en día hasta me da consejos cuando me ve entusada. Sin embargo esto no es un tema que el resto de mi familia aún sepa abiertamente y más que nada, no es algo que mi papá quiere que sepan.

Jairo Valbuena, comunicador social, 25 años

Yo no salí del clóset, a mí me sacaron. Siempre supe que era gay, así suene a cliché. Desde que tengo memoria me han atraído los hombres. Por ejemplo recuerdo cuando mi mamá me dejaba donde los vecinas para que me cuidaran porque ella trabajaba. Me dejó en las casas de tres vecinas diferentes, todas con niños de mi edad y con todos tuve juegos medio gays. Jugábamos al papá y a la mamá, a tocarnos, nos dábamos besos… yo tendría por ahí siete años y por esos recuerdos creo que todo ser humano sí pasa por una fase de experimentación sexual y que eso es plenamente normal para definir lo que nos gusta y lo que no.

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Mi siguiente recuerdo es de cuando tenía más o menos 11 años. Yo tenía un primo que venía mucho a mi casa y siempre buscábamos la forma para jugar al papá y a la mamá. Es un recuerdo lejano y muy extraño porque él creció, ahora está casado y tiene un hijo. Creo que en su fase de experimentación terminó yéndose por la heterosexualidad y yo sí me quedé en la homosexualidad.

Una vez nos pillaron en la casa y la situación fue muy incómoda porque mi familia no sabía si castigarnos o "educarnos". En el caso de mi mamá, se hizo la loca como si el episodio nunca hubiera pasado, y así quedó todo. Mis papás se separaron cuando yo tenía como 12 años, me quedé viviendo solo con mi mamá y de ahí hasta los 18 fue la etapa más dura. Entré en negación total de lo que era, me recriminaba a mí mismo, le pedía a Dios que me curara, que hiciera que se me pasara la "maricada", etc. Para ese momento mi mamá todavía no sabía nada y aunque yo trataba de negar lo que era, cada vez me gustaban más los hombres y me daban más asco las viejas: cuando iba a comprar ropa interior guardaba los papelitos donde aparecía el modelo, ya me había dado besos con vecinos, tocadas, aunque aún no había tenido ninguna experiencia sexual que involucrara penetración con un hombre.

Así llegué a la universidad, y a los 20 años conocí a un man que se convirtió en mi primer novio y mi primera experiencia sexual homesexual. Yo me sentía el más enamorado del mundo y no le prestaba atención a nada. Me alejé un montón de mi casa y solo me la pasaba con él. Mi mamá empezó a pensar que había algo raro, que estaba metiendo drogas o que andaba en cosas jodidas y eso nos distanció.

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Un día estaba en mi casa solo y me empecé a agarrar con el tipo por teléfono. En medio de la discusión, no escuché a mi mamá llegar y seguí peleando con él, mientras ella escuchaba todo. Cuando colgué, ella entró a mi cuarto y me preguntó qué era lo que pasaba; yo estaba vuelto mierda así que no me aguanté más y sin ningún tipo de tacto ni preparación le dije que no me gustaban las mujeres, que me gustaban los hombres.

Apenas le dije eso, mi mamá se puso a llorar y lloramos toda la noche. No dormimos ni un momento, fue una amanecida bien jodida. Lo que siguió era mi mamá diciéndome que eso no podía ser así, que si estaba confundido. Me preguntaba que si me habían violado o algo para que yo me "hubiera vuelto así". Desde esa noche empezó otra etapa muy dura. Mi mamá me dejó de hablar por seis meses y además me restringió la plata; me mandaba a la universidad con cinco mil pesos y de malas, como si creyera que yo me iba con esa plata a hacer algo con mi novio.

En eso duramos como un año. La relación con mi mamá se deterioró demasiado, y cada vez que teníamos cualquier tipo de discusión ella sacaba el tema y me decía que nunca me iba a aceptar. Hace dos años me mamé de esa situación. Le dije que así eran las cosas, que así era yo y que no iba a cambiar; que si no me aceptaba me iba, y efectivamente me fui como dos meses de mi casa.

Un día mi mamá me buscó y me pidió que volviera. Y desde que volví, instituimos la regla de "don't ask, don't tell" (no preguntes, no cuentes) y eso nos ha ayudado a llevar las cosas. En este momento ella no sabe nada de mi vida personal y tampoco pregunta nada. Yo tengo una hermana y por el contrario desde el inicio todo fue apoyo total. Respecto a mi papá, hace como tres años no hablamos y no creo que tenga idea.

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En cuanto a mis amigos y trabajo todo fue mucho más relajado, apenas mi mamá supo me quité totalmente ese miedo y esa presión. Le conté a todos mis amigos y con nadie hubo ningún tipo de problema o cambio, no le dieron importancia al tema y la amistad siguió común y corriente. Y me parece que así debería ser porque tampoco puedo con esa gente que espera un trato especial por ser marica; odio que me agrupen en una "comunidad" porque no me identifico ni siento que pertenezca a nada de eso: soy un ser humano y ya.

En mi trabajo también soy abierto, pero no ando pregonando mi maricada. No me oculto y si me preguntan les cuento que me gustan los hombres, pero no ando gritándolo. Allí nunca he sentido ningún tipo de discriminación, e incluso comparto muchos espacios con mi novio y mis compañeros, siendo lo más normal del mundo. Nunca nadie me ha cuestionado si soy gay, pero como dice Juan Gabriel: "lo que se ve no se pregunta".

Enrique León, 34, DJ

Cuando mi última novia me terminó, a los 23 años, empezó un punto de partida donde me dije a mí mismo: "ya, esto es así soy gay". Pero no sentí la necesidad de hacer un statement, solo pensé que si alguien me preguntaba le respondería y ya.

Tuve como tres novias más aparte de esa y todas duraban conmigo seis meses. Yo tenía eso bloqueado en mi cabeza, fue algo que bloqueé porque me asusté. Estudiaba en un colegio de puros manes y te podrás imaginar que adentro eran como "los juegos del hambre": donde uno diera señal de ser marica te hacían la vida imposible.

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Sin embargo al terminar el colegio, como a eso de los 17 años, tuve un acercamiento, una micro experiencia con alguien en mi ciudad, a quien conocí a través de ICQ, algo así como una versión previa de Messenger. Todo fue súper a escondidas y después del primer encuentro me asusté y no atendí más ni teléfono, ni mensajes ni nada.

Después de esa experiencia caí en un bloqueo de mi sexualidad. Me obligaba a que me gustaran las chicas, no sé si era consciente en ese punto, y así duré hasta los 23, que fue cuando dije "hasta aquí llego yo". Supongo que todos esos años tuve miedo: miedo a que eso que pasaba en mí "no estaba bien", miedo a que alguien descubriera que yo era gay, miedo a la reacción de mis amigos, mi familia… la sociedad en general.

Y no voy a decir que mis novias no me gustaran, sí me gustaban, pero sentía una presión que no entendía, algo que no quería enfrentar. Yo creo que ellas me terminaban porque no había suficiente sexo. Claro que no me decían eso porque era algo incómodo de abordar, solo me decían el típico "no eres tú, soy yo". Fue igual una época muy divertida, no fui completamente miserable. Fue una época de muy buenas amistades y muchos viajes, porque en esa época trabajaba en una aerolínea y me daban beneficios de viaje como empleado.

Cuando decidí asumirme no lo grité a los cuatro vientos, simplemente pensé que el que me fuera preguntando se iba a ir enterando. Digamos le conté a mis papás a los 26. Yo estaba viviendo con un "amigo" en Argentina, y al tiempo de estar juntos decidí que era lo mejor contarles. Ellos siempre me llamaban a saber de mí, de mi vida, y todas mis respuestas siempre eran muy escuetas: "bueno, sí, no, ok, bien"…

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Mis hermanos, que ya sabían, me dijeron que les contara a mis papás o se iban a enterar por otro lado. Y yo también me estaba sintiendo mal al ponerme en sus zapatos, pue sno sabían realmente nada de mí. Entonces les escribí un correo explicativo. Mi mamá me llamó a los dos días, mi papá me llamó a los once meses.

Según ellos ni siquiera sospechaban, contrario a lo que yo creía. Mi mamá, por su parte, me pidió que la entendiera, que ella no sabía nada de ese estilo de vida, que le explicara, que poco a poco ella iba a ir entendiendo y logramos tener conversaciones muy chéveres al respecto. Con mi papá casi nos damos en la jeta al principio y luego fui entendiendo que era un tema del que no quería hablar, pero con los años se ha ido ablandando al respecto.

Desde que salí del clóset conmigo mismo y mi familia, he conocido a muchas personas en los últimos ocho años, desde un enfoque distinto al que tenía cuando tenía 26 años.

David Krespos, 24, estudiante de artes

Salí del clóset en 2007 con mi papá, después de haber tenido un episodio con otro man, quien me estaba chantajeando con decirle que yo era homosexual si no volvía a hacer algo con él, así que preferí que se enterara de mi boca.

Supe que lo era como a los seis, siete años, porque hacíamos cosas con mis primos cuando éramos pequeños. Pero asumirla como tal, solo fue hasta hace poco, unas seis semanas por mucho, momento en el que dije que mi camino tenía que ser homosexual por ahora. Lo asumí gracias a un ritual celta que hice este semestre, leyendo sobre celtas y sobre algunos académicos griegos y romanos para una clase de historia. Se puede decir que entendí el "uso" de la homsexualidad por ese lado.

Más o menos a los 18 entendí que me podían gustar los hombres y las mujeres, que no tenía que ser blanco o negro como me decía mi papá, sino que podía ser gris y simplemente podía dejarme llevar por la vida. Lo asumí hace poco como una cuestión de energía y espiritualidad, y en el momento que mi cuerpo penetre a una mujer, veré a esa mujer y a esa feminidad de forma diferente, por eso entendí que por ahora para sanarme debo asumir mi homosexualidad y respetar mi vínculo con la mujer, y aprovechar y entender el que tengo con el hombre.

Mi papá es ingeniero electrónico y por él conocí el mundo web. Así empecé mi contacto gay por chats y páginas y le terminé mostrando la conversación que les dije y luego de eso él habló con mi hermana una noche. Recuerdo que ellos estaban en el cuarto y con la puerta cerrada, y escuchaba a mi hermana llorar por culparse por jugar barbies conmigo. Me causa risa que en eso se centrara la conversación, o al menos que eso sea lo que recuerde.

Eso pasó cuando tenía 14 años. Recuerdo que dormí unos años en el cuarto de mi papá, con la luz prendida y poco se hablaba del tema. Luego de eso el tema poco se tocó, es algo que prefiere no hablarse. Si se da, bueno, pero normalmente cuando se menciona es por algún acto sexual que les ofende o molesta.

Por ahora creo o entiendo que no es su prioridad aceptarlo, porque escasamente sabe qué pensar de mí como persona, o artista o humano. No está muy seguro de quién soy, hace un tiempo se rindió en entenderlo o buscarlo. Mi hermana lo ignora aún más y le duele más porque no encuentra un patrón, un "prototipo" de gusto físico por los hombres. En este momento ella solo ve mi homosexualidad como el causante de que yo tenga VIH.

Tengo una relación con mi familia. No sé si se sea la relación familiar adecuada, pero los tres entendemos y ya tenemos claro que estamos cerrando ciclos personales propios para luego dedicarnos a sanar y retomar nuestra unión familiar. Nada es irreconciliable, nada es imposible, nada es difícil de aprender, todo es, ha sido y será siempre de disposición. Y va a pasar, a todos nos llegara en un punto.

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