La Artista Ex-Prisionera: Normalizando vaginas en Japón

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La Artista Ex-Prisionera: Normalizando vaginas en Japón

Platicamos con Rokudenashiko sobre las políticas extremas que siguen vigentes en su país.

Cuando conocí a Megum Igarashi, mejor conocida como Rokudenashiko, estábamos afuera de una tienda de artes y artesanías en Tokio. Era un día de primavera durante la última semana donde las flores de cerezo y los árboles se sujetan a su último pétalo. Es más pequeña de lo que pensaba, estaba sonriendo, usando un gran moño y un vestido rosa en un tono más emotivo que las flores y con dibujos de perros y gatos.

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Comenté la manera en la que iba vestida porque se ve muy diferente a alguien que ha sido arrestada dos veces el año pasado por distribuir materiales obscenos. Lo que, supongo, es el punto de su trabajo: Rokudenashiko ("niño bastardo" en japonés) quiere normalizar la vagina en la sociedad japonesa, y ha enfrentado obstáculos absurdos por hacer eso. El pasado julio fue arrestada por distribuir diseños impresos en 3D de sus genitales. Su arresto fue anulado y la liberaron cinco días después, pero a principios de diciembre fue detenida otra vez por mostrar materiales obscenos. El día después de Navidad fue liberada bajo fianza. Después de declararse inocente, ahora se encuentra en un juicio muy lento.

Antes de su arresto, Rokudenashiko creó arte centrado en la vagina de muchas maneras, la mayoría de ellas incluían moldes de su propia anatomía. Durante una redada en su estudio el año pasado, la policía confiscó muchas de sus piezas, pero tenía registros fotográficos en su página web: un candelabro de vagina, un control remoto con forma de vagina, muchos accesorios, fundas de iPhone y collares con la misma forma; y docenas de maquetas diminutas construidas en moldes vaginales. Rokudenashiko llama a estas piezas deco-man; "man" es por manko, que es la palabra japonesa para coño. Bueno, algo así; también se puede traducir a "vulva". Las escenas mostradas en cada deco-man van desde lo cósmico (astronautas en la superficie lunar), a lo idílico (un festival de verano, lleno de mujeres en kimono), hasta lo tropical (el lugar donde ocurrió el desastre de Fukushima).

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La razón por la que decidimos vernos en la tienda de artes es para recoger los objetos que necesitamos para adornar una escultura nuestra. Rokudenashiko sugirió que yo sola construyera el deco-man, tal vez por el caso legal en el que se encuentra. Emocionada por la oportunidad de ejercitar mi creatividad, felizmente estuve de acuerdo de hacerlo en su lugar. Al mismo tiempo, estoy bajo presión porque usaremos una vagina ya existente.

El trabajo de Rokudenashiko ha sido politizado por las circunstancias que existen alrededor de su arresto. Pero verla paseando por la sección de construcción de artes, recogiendo objetos pequeños, pintura azul de muchos tonos, y brillo de los estantes– contemplamos un paisaje marino con sirenas– estoy impresionada por lo feliz y relajada que se ve.

Después de comprar lo que necesitábamos, llegamos a una galería en Shinjuku, donde los amigos de Rokudenashiko nos trajeron tiras de yeso. Poco a poco comencé a darme cuenta de que no usaríamos una vagina hecha: el molde se hará de mí misma. Hay un debate, en Japón, sobre si necesito rasurarme el vello o no.

A través de un traductor, delibero. Me siento culpable por desperdiciar la figuritas de sirenas y el brillo, pero al final me arrepiento, no estoy lo suficientemente cómoda para permitir un modelo tamaño real de mis genitales– aún decorado con modelos de humanos y trozos de follaje– en YouTube. Rokudenashiko es amable y comprensiva pero se ve un poco decepcionada. En lugar preferimos ver sus obras que se encuentran en la galería.

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Dado que todo su arte realista vaginal ha sido confiscado, todo lo que queda de la obra de Rokudenashiko son representaciones que ha hecho de Manko-chan, un personaje ambulante con forma de vagina que ella misma creó. Manko-chan, "Señorita Coño" en japonés, tiene ojos pequeños y expresivos, sus labios se ven como cabello, y una boca abierta donde se asoman sus dientes. Arriba de su cabeza se encuentra un clítoris dorado. Rokudenashiko la ha inmortalizado en manga, en figurines, y como un peluche relleno. También ha creado un disfraz de Manko-chan; en consideración, ha colocado un ventilador adentro por si el que el que lo está usando empieza a sentir calor.

Rokudenashiko me cuenta que su interés en hacer vaginas empezó con una especie de broma, algo que ha expresado en un blog escrito antes de su arresto. "Creí que era divertido decorar el molde de mi vagina y hacer un diorama", escribió, "pero quedé sorprendida al ver cómo la gente se molestaba al ver mi trabajo u oír que se molestaban cuando digo manko."

Con mucha gente incapaz de aceptar la broma, sintió que tenía que ponerle seriedad al asunto. No demasiada seriedad por supuesto– su objetivo no es ser controversial o ir agresivamente en contra del sistema. Es convertir la manko en algo "casual y pop". "La vagina es tratada como algo clandestino y oculto," me cuenta a través del traductor, "entonces quiero industrializarla y producirla en masa." El aspecto más revolucionario de su arte es lo bonito y alegre que es. En una cultura donde las vaginas son cubiertas por el estigma y la vergüenza, un juguete vaginal amigable es más radical que frívolo.

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Sin embargo, Rokudenashiko sintió que su visión estaba limitada por el tamaño pequeño de su molde vaginal. En 2014, decidió crear algo sustancialmente más grande, eligiendo entre una "puerta de coño" y un "coche coño" antes de decidirse sobre un "bote coño", que es una manera clásica para describir a un kayak con una vagina impresa en 3D sobre la cabina. (Se siente especialmente interesada por el paralelo que existe entre la sexualidad femenina y el mar.) Los botes coño, naturalmente, son costosos, entonces reunió dinero online. Seguidores entusiastas de su trabajo la apoyaron, y en la primavera pasada realizó su primer viaje.

Una de la recompensa que ofreció a sus donantes eran datos 3D que le permitirían a cualquiera imprimir un molde de la vagina de Rokudenashiko en casa. "No creí que estaba haciendo algo malo, y aún así me arrestaron," comenta. Sin embargo, para a la policía, el acto de enviar datos constituye una distribución ilegal de materiales obscenos. Después de tres meses del fin del bote coño, diez oficiales llegaron a su departamento y la sacaron con esposas.

La imagen de Japón como una nación muy crítica puede ser incongruente, dado que tiene la reputación de un país con extremos sexuales. También tiene una gran tradición de arte erótico, particularmente en los shungas del periodo Edo (1603-1868). Un buen número de festivales tradicionales de esa época en los que realizaban actividades sexuales y símbolos, sobreviven hoy en día de alguna manera; el Festival de Steel Phallus, en Kawasaki, en el que hacen un enorme desfile centrado en estatuas gigantes de penes.

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Pero el Código Pena de Japón– escrito en 1907, durante la era Meiji, cuando Japón estaba tratando de conectarse con el mundo occidental al intercambiar y adoptar aspectos de esa cultura –revirtió muchos de los permisos que tenía el país. Las leyes restrictivas sobre la obscenidad en el código fueron presentadas para hacer que Japón se viera similar con los países occidentales con muchas de las costumbres post-Victorianas. La ley sobre la obscenidad es estricta e imprecisa a la vez: Mientras que castiga la "distribución de materiales obscenos" con hasta dos años de prisión, a la ley le falta una definición sobre lo que se considera obsceno. Eso depende de la corte para interpretar, y durante los últimos 50 años más o menos, han dicho que distribuir genitales a través de cualquier medio es ilegal.

El primer trabajo en ser acusado de obsceno fue una traducción de un libro británico internacionalmente controversial– El amante de Lady Chatterly. En un decreto de 1959 que prohibía la distribución y venta de la novela, la Suprema Corte Japonesa definió "escritura obscena" como cualquier texto que "es nocivo para el sentimiento normal de la pena, que excite y estimule el deseo sexual, y que vaya en contra con los buenos conceptos morales con respecto al sex." La Corte después expresó que la vergüenza que existe sobre la sexualidad es natural y parte de la humanidad. En una serie de decretos subsecuentes, películas y fotografías que mostraban genitales eran tachadas de obscenas. No fue hasta los 1990, con la publicación controversial del libro Water Fruit, que los medios que mostraban vello púbico eran aceptados. Hasta ese día, todos los genitales en la pornografía japonesa se ven borrosos.

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Rokudenashiko está lejos de ser la primera artista en ser haber sido arrestada bajo las leyes severas de Japón. Incluso su sorpresa de ser arrestada no es única: Como la investigadora Amanda Dobbins escribió en 2008, "Muchos directores, autores, y artistas han llegado involuntariamente a las cortes japonesas por violar el Artículo 175 y se han ido sin tener una idea de lo que hicieron mal."

Pero Rokudeshaniko cree que su experiencia es particular. "Soy probablemente la primer mujer en ser arrestada en Japón por usar su propia vagina como una expresión," dice. "Creo que también soy la primer persona en cuestionar porqué ésto está mal."

De acuerdo al abogado de Rokudenashiko, es probable que su juicio sea retrasado por un año aproximadamente. A pesar de su batalla legal y la intimidación policial, ella está segura de que no se echará para atrás. "Soy una mujer socialmente vulnerable. Creo que la policía asume que al arrestarme y ponerme en la cárcel, fácilmente pediría disculpas," explica mientras sostiene un peluche de Manko-chan en su pierna. "Pero definitivamente voy a pelear por mi inocencia."

Para conocer más del trabajo de Rokudenashiko visita su sitio.

Este artículo apareció anteriormente en Broadly.

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