Salud

10 preguntas que siempre has querido hacer a una persona con tartamudez

“No me evites con la mirada, no necesito que completes mi frase”. Conversamos con Bruno Villegas, quien tartamudea desde los siete años.
foto cedida por el entrevistado

“26 de marzo de 2008. 

Diario personal: 

Para mí es más fácil escribir que hablar. Sin embargo, me encanta hablar solo en voz alta. Me libera bastante de toda la impotencia que siento durante el día al no poder decir todo lo que quiero. Tengo miedo. Tengo miedo de no poder superar este maldito problema. Tengo miedo de crecer con él y llegar a la universidad o al trabajo sin haber aprendido a comunicarme bien. Tengo miedo de que mis hijos me escuchen hablar de esta forma. Tengo mucho miedo”. 

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Esta carta la escribió Bruno Villegas cuando tenía 15 años y hace poco tiempo la leyó en voz alta en una charla Ted en Lima, Perú. Hoy Bruno tiene 27 y nos cuenta que tartamudea desde que tiene uso de razón: “Pasé muchos años pataleando sin saber qué me pasaba hasta que a los siete u ocho años un profesor les dijo a mis padres que deberían llevarme a un especialista. Ahí empezó la carrera infinita de psiquiatras, psicólogos, terapeutas del habla y neurólogos. Nadie supo ayudarme porque ninguno sabía realmente de tartamudez”.

La tartamudez es un trastorno del habla tan complejo que, hasta el día de hoy todavía no se sabe la causa exacta. Sin embargo, ya existen algunas teorías al respecto. Distintos especialistas han encontrado diferencias en el funcionamiento del cerebro de las personas con tartamudez que las predispondrían a tener dificultades en su fluidez al hablar. Estas diferencias son atribuidas principalmente a la genética, lesiones o infecciones cercanas al nacimiento y dificultades en el desarrollo motor y del lenguaje.

Una investigación de la Asociación Internacional de la Tartamudez afirma que el dos por ciento de la población mundial tartamudea —es decir, más de ciento cincuenta millones de personas—, y cinco de cada cien niños empiezan a tartamudear entre los dos y cinco años. 

Acá nos sacamos todas las dudas en relación a la tartamudez.

VICE: ¿Cuál es tu miedo más frecuente a la hora de tartamudear?

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Bruno: Todavía hay momentos en los que siento que puedo perder el control. Es decir, por momentos puedo tartamudear y tener la sensación de que esa palabra no saldrá nunca. Ese es el miedo más grande que seguramente tengo en mi inconsciente aunque ahora hable más fluido. 

¿Cuáles son los momentos en los que la tartamudez aumenta?

Mi tartamudez puede aumentar cuando estoy nervioso o bien cuando siento la presión de no tener que hacerlo. Por ejemplo, ya no me emociona contar chistes porque en el remate me puede venir un bloqueo y ya no da risa. Puede ser algo tan sencillo como eso. Otro ejemplo más complejo es tener la presión de hablar en público sobre algo académico o dar una exposición. Momentos en los que tienes “prohibido” tartamudear. 

¿Sentís que tenés que aclarar que sos tartamudo?

No. No me parece que sea una obligación. Me parece que es una opción y para mí una de las más importantes que me permití tener, porque a lo largo de los años yo pensaba tenía que evitar que la gente lo sepa, pero cuando aprendí que en realidad no había tanto problema con que la gente note que yo tenía tartamudez y que a veces podía hacerlo, fue una gran liberación.

¿Cómo te sentís si alguien se ríe mientras estás hablando?

Ya no me molesto como antes. De más pequeño sí me sentía mal cuando sucedía. Cuando estaba en el colegio o la universidad me pasaba y sentía que me disparaban en el pecho. Las personas que se ríen deben saber que que la tartamudez es una alteración del habla que nos acompaña diariamente, que nos puede causar dificultades en muchos aspectos y que las burlas de los demás no lo hacen más fácil.

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¿Te has quedado con las ganas de decir algo por vergüenza a que comiences a tartamudear?

Claro que sí. Es la historia de mi vida hasta que me di cuenta que tenía derecho a tartamudear delante de las personas. Hasta mis 22 años dejé de decir muchísimas cosas porque efectivamente tenía miedo. Por ejemplo, durante los cinco años de carrera nunca levanté la mano para decir algo en clase. Si el profesor preguntaba algo le decía la respuesta a mi compañero de al lado. Es más, a veces pasaban con cosas tan sencillas como no poder decir “feliz cumpleaños” o “gracias”. El sentir que no te va a salir y quieres decirlo es horrible.

 ¿Qué es lo más incómodo que te han dicho en relación a tu tartamudez?

Una vez, cuando estaba por acabar mis estudios y tenía que hacer prácticas profesionales me llamaron para una entrevista laboral. Terminó siendo un sinfín de consejos sobre mi tartamudez por parte de los entrevistadores. Más tarde la persona que me contactó me dijo que no me contrataron únicamente por mi forma de hablar. Porque luego tenía las mejores calificaciones. Fue bastante incómodo. 

¿Cómo llevás la tartamudez a la hora de ligar con una persona?

Bueno, puedo diferenciar entre lo que hacía antes y después de aceptar mi tartamudez. Antes de llegar a ese punto solo chateaba y si llegaba a notar un interés en la otra persona intentaba evitar el momento de tener que hablar frente a frente. Actualmente creo que cuando llego a la primera cita, la tartamudez es uno de los temas que tiene que salir desde un primer instante. 

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 ¿Cuáles son los recursos a los que habitualmente acudís para continuar una frase si ves que comienzas a tartamudear?

En ese momento los recursos que ahora utilizo son: disminuir la velocidad en el habla, hablar pausado, y si puedo trato de disminuir la tensión. Hay personas que acuden a supuestos trucos para evitar tartamudear que son vistos como positivos, aunque no creo que lo sean, como por ejemplo cambiar palabras o fingir que te olvidas de lo que estabas diciendo. No es algo que recomiende porque te acostumbras a evitar ese sonido que no te sale y refuerzas el miedo a pronunciarlo. Yo lo he hecho, he usado sinónimos y antónimos. He pedido algo de un menú que realmente no quería porque era lo más fácil de pronunciar. He dicho otro nombre cuando me costaba decir el mío. 

¿Cuáles son los consejos más insólitos que te han dado para combatir la tartamudez?

Una vez me dijeron que debería comer higo, que eso mejoraría mi manera de hablar. También me han dicho que tengo que tomar magnesio. Aunque lo más común que suelen decir a todas las personas que tartamudeamos es: respira, mantente tranquilo, calma. Y les puedo asegurar que eso no nos ayuda.    

¿Cuál es la mejor manera en la que podría  reaccionar alguien cuando nota tu tartamudez?

Lo mejor que puedes hacer cuando escuchas a una persona tartamuda es esperar a que termine de hablar manteniendo el contacto visual como lo haces cualquiera. No me evites con la mirada, no necesito que completes mi frase. Y sobre todo concéntrate en lo que estoy diciendo, porque a veces me ha pasado que he estado contando algo súper importante pero están más pendientes de si estoy tartamudeando o no.