El 28 de diciembre de 1985 fue un día que marcó la historia de Chile. Ese día unas cien personas llegaron al sector de Ñuñoa en Santiago de Chile, iban de negro y llevaban el pelo largo. Eran jóvenes que desentonaban, que eran diferentes y que incluso atemorizaban a la conservadora sociedad chilena regida por la dictadura militar de Pinochet. Este puñado de muchachos eran los thrashers, la primera camada metalera de Chile. Ese día se reunieron para celebrar el Death Metal Holocaust, el primer concierto de metal que se realizó en el país y uno de los primeros de Sudamérica.
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Ese fue el día en el que lo metaleros chilenos dieron el primer paso para construir una de las escenas más fuertes de metal en el continente. Fue el génesis de un movimiento que nació pesado, influenciado por el rugido del thrash metal, y desde que entonó sus primeros profanos acordes, ha tenido gran influencia en la región.El sociólogo, docente y escritor Maximiliano Sánchez, cuenta que el rock pesado llegó a Chile por las clases altas. La capacidad económica, la facilidad de viajar y el dominio del Inglés, permitieron que ha principios de los 80 comenzara a crecer en el país una escena de hard rock. Chronos, Turbo y Feedback fueron algunos de los primeros grupos que le pusieron distorsión a la música. Pero, había gente que quería hacer algo más extremo, más pesado y menos comercial.Así nacieron bandas que hoy son icónicas como Massacre, Pentagram y Necrosis, que empezaron a tocar thrash metal, género que estaba comenzando a coger fuerza en todo el mundo. En ese momento aparecieron dos nombres clave para la emergente escena chilena. Por un lado estaba Yanko Tolic, líder de Massacre, grupo pionero con más de 30 años de carrera, quien empezó a organizar eventos de metal que ayudaron a darle forma a la escena; y Anton Reisenegger - quien fundó Pentagram y Criminal, (ambas bandas de culto) y actualmente también toca en Lock Up y Brujería- creó el fanzine Blowing Thrash dedicado la música extrema y se convirtió en una persona que ayudó a difundir el sonido extremo chileno.
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Poco a poco la distorsión y la furia fueron cogiendo fuerza en el país y nacieron bandas como Dorso, Belial, Nimrod y Atomic Aggressor. La escena chilena empezó a crecer en medio de una sociedad que vivía reprimida y era reacia a cualquier cosa que fuera nueva o distinta. Por la dictadura, el país estaba algo aislado del resto del mundo, por eso un grupo de gente que gritaba, hacía música estridente y vestía ropa adornada con demonios, calaveras y pentagramas era algo escandaloso. La policía muchas veces reprimía los conciertos y la gente los acusaba de hacer misas satánicas y sacrificar animales.Como en el resto del planeta, en Chile el mental se convirtió en una forma de rebeldía y lucha contra lo establecido. Una lucha tan fuerte que sigue viva hoy en día.El germen que se creó ese 28 de diciembre de 1985 formó una de las escenas más sólidas de la región. Actualmente en Chile hay una vieja escuela formada por bandas que tienen entre 30 y 20 años de trayectoria y un nueva escuela compuesta por bandas emergentes que presentan un sonido muy interesante.Como en el resto de Latinoamérica es muy difícil vivir del metal y según Maximiliano Sánchez hay una fuerte desunión en la escena chilena. Él opina que la vieja escuela está muy alejada de la nueva y es necesario que se creen puentes entre las bandas consagradas y las emergentes que pueden potencializar la música. Además hay falta de apoyo y espacios, algo que el metal sufre en casi todo el planeta.
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Pero las limitaciones no han afectado la fertilidad del metal chileno. En esta tierra llena de cicatrices, injusticia y belleza, existen decenas de proyectos que exploran todos los subgéneros del metal y lo hacen con una calidad brutal. El sonido chileno es pesado, rudo, virtuoso. Es una muestra de que en Latinoamérica no tenemos nada que envidiarle a las escenas de otros lados ya que en nuestro desangrado continente hay metal del bueno.Les presentamos una lista con algunos representantes del metal chileno. Bandas que vale la pena tener en el radar y que son solo un pequeña muestra de lo que se cocina en todos los rincones de Chile.A mover esos cuellos.
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Creada en 1993, esta probablemente es una de la mejores bandas de death metal de Latinoamérica. Undercroft tiene un sonido demoledor, es una dosis de brutalidad que pulveriza todos tus sentidos. Este grupo santiagueño se mudó a Europa en en el 2001, actualmente está radicado en Hamburgo, Alemania y este año lanzó un nuevo disco llamado The Seventh Hex.Es difícil definir el sonido de esta banda de Santiago cuyo nombre es una palabra mapuche que significa sonido veloz. Creado en 2005, este es un grupo que se mueve con comodidad entre el thrash, el death y el hardcore, todo unido con una pesada capa de groove que a uno lo obliga a cabecear sin mente. Lefutray es pura agresividad, es metal pesado que te golpea la cara y te muele el cerebro. Una dosis perfecta de velocidad y distorsión.
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