Melissa se carcajea. "¿Quieres?", me pregunta al sacar una bolsa de frituras que trae fajada en la cintura, como si fuera una pistola. "¿O quieres un dulce?", vuelve a indagar. Prefiero un dulce y de su brasier extrae tres caramelos de fresa. "Cuando estoy en la desintoxicación de ice no puedo parar de comer, es la ansiedad", comenta antes de mirar al cielo y soltar una risotada.Estamos en el segundo piso de La Llave 2 AC, uno de los 168 centros especializados en el tratamiento de adicciones que operan bajo el control de la Secretaría de Salud en Baja California. En esta entidad operan los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, responsables de inundar de metanfetamina a Estados Unidos. Datos de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP), arrojan que entre 2014 y 2016, en el vecino estado de California aumentaron 73 por ciento los decomisos de metanfetamina, al tiempo que se realizaron las mayores incautaciones de la misma (1758 kilos), en contraste con el resto de los estados fronterizos norteamericanos. Haciendo eco de lo anterior, en el portal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se informa que la metanfetamina fue la droga que más creció durante el presente sexenio presidencial: de 185 kilos confiscados en 2012, se pasó a 61,827 kilos entre 2015 y septiembre de 2017.
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Éstas son las experiencias de ocho mujeres usuarias de metanfetamina (confeccionada con efedrina, ácido de acumulador automotriz, gas refrigerante, veneno para ratas y sosa cáustica), conocida popularmente en las calles como ice, hielo o cristal, sustancia que, explican: "Te da para arriba, te crispa los nervios y te acelera tanto el corazón que dan ganas de escupirlo".
María Guadalupe, 25 años
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Después, cuando el vicio era más grande, encontré un yongo (casa abandonada para consumir drogas) a unas calles y me iba para allá. Luego ya mejor le cocinaba a mis hijos y me metía a fumar al baño de la casa. Ellos comían y yo me ponía a estar alucinando en la sala del cantón (casa).Desde que fumo mi cuerpo cambió totalmente. Antes era gordita y con los años me hice muy vieja, adelgacé hasta fondiar (tocar fondo), hasta ser casi talla cero. Antes de drogarme ya hacía cosas vergonzosas: me prostituía. Te digo que tengo dos hijos y de vez en cuando para sacar una feria hacía mi talón (prostitución), pero sin droga. Imagínate que estamos tú y yo y de repente me dices: "Washa morra, ¿qué ondas?, vámonos por ahí?"En veces dicen que la droga te lleva a lo peor, y sí es cierto.
"Mi dibujo significa que cuando mi novio y yo queremos consumir ice salimos a la calle. La casa es el lugar en donde quiero vivir con mi novio cuando los dos estemos limpios de droga y seamos unas personas normales. Ya no quiero sufrir".Comencé a consumir cristal un día que me fui de pinta de la secundaria. Tenía 15 años. Una amiga y yo nos fuimos a casa de sus amigos y todos estaban fumando en el baño y me preguntaron si quería. Primero dije que no, pero me dio curiosidad y fumé en una lancha (papel aluminio doblado en forma de rectángulo en donde se coloca el ice y se calienta para inhalar su humo). No volví a mi casa en tres días. Mis papás me regañaron mucho y me castigaron. Desde ahí agarré de fumar durante un año y mejor me metieron a un centro de rehabilitación. Cuando salí del centro solamente fumaba mariguana, pero a los meses me enganché del hielo.Para poder comprar droga, mi novio le roba la herramienta de trabajo a su papá o el pusher (vendedor de droga) le decía qué necesitaba y él robaba para cambiarle cosas por unas dosis. Yo también robo cosas de la calle: ventanas, cercos, mangueras, hasta una escoba. Uno roba lo que sea para conseguir para una dosis. Una vez me metí a mi casa a robarle a mi hermano enfermo sus pastillas Clonazepam y su bicicleta. En ese entonces ya todos sabían que era yo quien robaba, y me corrían de la casa, pero después regresaba.
Liliana, 21 años
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El ice me adelgazó mucho, quedé como un palo. Me dejó muchas cicatrices en las manos porque me quemo con el encendedor cuando prendo el foco o la lancha. En la cara, como ves, tengo marcas de que me pellizco porque, cuando estoy muy pegada (drogada), me da ansiedad y me enciclo (obsesiono) frente al espejo y me pellizco todos los granitos durante muchas horas.Cuando fumo ice me gusta salir a la calle a rayar, a grafitear o a hacer murales en mis cuadernos. A veces me agarro limpiando la casa porque te da mucha energía: barro, lavo trastes y limpio el baño. Si fumo mucho siento que me persiguen porque me da paranoia, o si estoy dormida, despierto gritando, me cuenta mi papá. Me pasa también que se me aparece la Santa Muerte y me asusta. Como yo y mi esposo a veces vivimos en la calle, nos quedamos a dormir en casas abandonadas y nos da miedo, pero le dejamos regalitos a la Santa Muerte para que nos proteja y bendiga, pero nos asusta y se nos aparece. Sale peor la cosa.
Shakira, 15 años
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Como siempre había gente fumando me invitaban. Comencé diciendo: "Nomás una fumada", después tres fumadas, cuatro fumadas y era toda la noche sin dormir, y no paraba, no paraba, no paraba y así me iba todas las noches y todos los días, nunca sabía qué hora era porque las cortinas siempre estaban cerradas. Lo más que duré sin dormir fue una semana y media; haz de cuenta que fumé un lunes y volví a dormir hasta el miércoles de la otra semana. ¡Las ojeras como mapache, te demacras bien macizo! Con los meses pasé de ser talla 7 a ser talla cero.Esa semana y media no dormí, ni comí, puro fumar ice y tomar agua. Fumaba y me quedaba sentada viendo para todos lados, me comía las uñas, me pellizcaba los brazos, me agarraba el cabello y los arrancaba y comencé a quedarme pelona; me engranaba (obsesionaba) en el espejo, miraba mi cara horas y horas y mis compas me preguntaban qué estaba haciendo y me quedaba con esa onda, pensado qué estaba haciendo. Y los morros decían: "Te vas a quedar trepada (en la locura)" y eso me asustaba y lloraba y me asomaba por la ventana esperando a que viniera una ambulancia por mí. Entonces alguien decía: "Mándenla para su casa, pinche broncón con esta morra, ya se quedó trepada, en una de esas se nos va a morir", y les contestaba: "Ah, sí culeros". "No que muy trepada, pues", me contestaban.Hace poco pasó algo chistoso, nos metimos a robar a la cafetería de una secundaria porque según nosotros estaban de vacaciones. No encontramos nada de dinero, pero nos robamos dulces, papitas, refrescos y cuando vamos saliendo cargando las cosas van llegando los alumnos, parecíamos walking dead.
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Llegué hace tres días a este anexo. Era de mañana, no había llegado a mi casa en una semana y mi mamá me vio en una esquina peleándome con mi amiga la Maritza; ella andaba muy rebotada con pingas (pastillas depresoras del sistema nervioso) y me dijo: "¿Quieres que te meta un vergazo?" "A ver, métemelo", le contesté, y me pegó un putazo en la cara y nos empezamos a pelear y mi mamá me dio la ayuda y me trajo a encerrar.
Jessica, 23 años
1:05Esto de fumar hielo le dio una vuelta completa a mi vida. Esta es la segunda vez que estoy en un centro de rehabilitación este año. Pero quiero cambiar, antes no me importaba porque estaba sola, pero ahora que ya tengo dos hijos es diferente la situación, quiero esforzarme para que ellos no sigan mi camino. Uno no se puede ir del anexo cuando quiera. Si quiero irme simplemente no me dejan salir, porque estoy por una petición familiar de mi mamá; pero así fuera petición de mi tía, mi hermano, mi abuelo, tampoco me podría largar; hasta que vengan ellos y autoricen mi salida aquí me quedo.
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La verdad, por una parte, me quiero quedar aquí y por otra no. Es que tengo muchos años en la adicción y sé que en cuanto salga voy a ir directamente a la conecta a levantar un ocho (3.5 gramos) de hielo; es la verdad, saldré a conectar todo lo que no me he fumado en estos tres meses dos semanas encerrada. Hay que aceptar la realidad con sinceridad.Para comprar hielo el bato con el que vivía y yo nos dedicábamos a cometer asaltos en los OXXOS. A veces me tocaba quedarme en el carro para arrancar en cuanto saliera o a veces me tocaba meterme y ponerle el fierro o el cuchillo a la persona o llegar y pegarle para robarle todo y cosas así, depende de lo que se me antojara hacer. En el momento, mientras estaba drogada, no tenía remordimiento, hasta que se me bajaba el avión me preguntaba: "¿Cómo me atreví a ponerle un cuchillo en la garganta a la señora del OXXO?" No puedo creer que una droga que no tiene pies ni manos, me puede controlar.
América, 20 años
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He estado en 13 anexos desde los 14 años; este 2017 me internaron cuatro veces. No me dejan mis papás estar en la calle porque soy muy desmadrosa. Apenas salgo del anexo no pasa más de una semana para que ande hasta el queque (muy drogada). El deseo de no consumir siempre está ahí, pero nomás salgo y se me olvida toda la literatura del programa de recuperación; un libro de adicciones que explica tu vida; porque la vida de todas nosotras es la misma película, pero con diferente actriz.La droga te hace perderte en el momento, el ice es extasis, todo lo que quieres es sentir adrenalina, crisparte los nervios. Yo no puedo decir que me drogué porque tuviera problemas emocionales o en mi familia, ¿sabes por qué me drogué la primera vez?, porque me encajé un clavo en el pie y no quería sentir dolor.Uno genera su malilla por estar pensando en consumir. La droga me hizo humilde, me complementa. Cuando estaba en la secundaria me corrieron porque le pegué a la viejita que cuidaba la puerta; andaba malilla (síndrome de abstinencia) de ice y me quería salir para fumar; de eso sí me arrepiento, pero era muy impulsiva. En esos años le pegaba mucho a mis papás, a mis hermanos, a i hermana la quise agredir con un cuchillo, incluso cuando mi mamá estaba embarazada la llegué a golpear. Me ponía como el exorsista. Era más culera con mi familia que con la otra gente.El hielo te deja menso. Me he pegado varios pasones (sobredosis) y he estado al borde de la muerte. Te da un pinche calenturón, taquicardia. Comienzas a temblar y sudar y sientes que se te aplasta el pecho y no puedes respirar. Vivía con un bato que me encerraba cuando se salía a la calle, era dealer y tenía otra familia. En ese entonces no dormía, no comía y no sé por qué, pero me daba miedo defecar. El bato se salía de la casa y me ponía candado para que según él no anduviera de vaga; me dejaba unos Chocorroles y una lechica con chocomilk, era todo lo que comía todos los días, pero sólo eso.
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Siempre he sido muy desobligada. Sólo he trabajado dos veces en mi vida, una vendiendo Bone Ice a los 12 años, que fue cuando conocí a los cholos que son con los que ahora me drogo, y otra de sexoservidora en un hotel; después en la calle me prostituía hasta por cien pesos. Quiero cambiar porque no quiero que este bebé que estoy esperando vea cómo soy con las drogas.Cuando la droga se te hace una necesidad física es horrible. El síndrome de abstinencia dura como dos años para que ya no tengas esa obsesión y compulsión por consumir más, esperando un resultado diferente tanto en tu cuerpo como en tu vida, pero nunca vuelve a ser igual, siempre es peor, y como no consigues lo que quieres te llega la frustración y la impotencia de ti mismo, porque no cosigues lo que quieres.Este año estuve en un estado crítico; me tuvieron que llevar a una institución psiquiátrica porque ya estaba mental (con daño órganico en el cerebro), pensaba que mi papá era el diablo y Dios al mismo tiempo.
Maricela, 40 años
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Cuando comencé a drogarme primero lo vi como un juego, sólo lo hacía de vez en cuando. No ando en la calle drogándome, mi consumo es dentro del hogar, soy adicta de tocador, como decimos. Mando a alguien a que me compre ice. Mi esposo me trajo aquí al anexo, él tiene 10 años limpio de ice. Desde que comencé he adelgazado unos 15 kilos. La estancia sugerida en un centro de rehabilitación es de 90 días. Mi esposo paga dos mil pesos al mes que se abonan en cada visita semanal que hace.
Melissa, 40 años
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A los 21 años que mi niña más grande iba a entrar a la primaria salí embarazada, y como el papá no se iba a hacer responsable agarré a mis tres hijos y crucé a Estados Unidos de ilegal, caminando por el desierto y allá parí, en el mero norte de California en donde viví 12 años; allá nacieron mis otros sietes hijos; de los 10 que tengo seis son de papás distintos.En California seguí metiéndome ice, un chingo porque siempre estaba muy contenta. Una vez duré un mes sin dormir, usaba cero de pantalón; en aquellos años tenía un novio que me daba mucho dinero. Nunca me pasó nada, estaba joven, comía pura comida gringa y estaba sana, nada se me complicaba. Pero por más que fumes ice llega un momento en que te truena la máquina del cerebro, se te pudre.Tengo muchos problemas con los hombres. Esta es la segunda vez que estoy en un centro de rehabilitación, la primera vez llegué sola, pero esta vez me trajo mi mamá. Para mí los únicos importantes en mi vida son Dios, el presidente y el gobernador, porque ellos si dan la cara, son a los únicos a los que les debo respeto; a los mafiosos no, ni me conocen ni los conozco. Mi hija más grande anda fumando ice ahorita.