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barbas

Mi triste y estúpido intento por tener barba

Por mucho que lo intente, no me crece la barba.
Foto por Carlos Jaramillo

Hacer crecer una barba es como un super poder, una forma de transformar totalmente la cara que tus papás te dieron. Una barba puede transmitirle a su portador la seriedad de un académico o la frescura casual de un vagabundo; puede hacerte ver como un solitario herido o un papá torpe; y puede decir lo que quieras que diga. Pero por encima de todo, una barba dice: "yo escojo verme de esta manera". Aunque tener una barba ya no es cool, los hombres que la tienen pueden verse más deseables y viriles. Las barbas se han convertido en un sinónimo de masculinidad. Y yo no pude lograr que me saliera una.

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Después de unos días de no afeitarme, todo lo que obtengo son algunos vellos crespos, sobre todo en el cuello. Mi vello facial es de alguna manera enredado y patéticamente delgado, así que me veo como un cruce entre mago y adolescente deprimido. No me gusta la forma en que se ven las barbas, ¡pero odio que no me pueda crecer una! ¿Por qué no puedo hacer la misma elección folicular transformativa que muchos otros hacen sin esfuerzo?

Entonces, decidí parar de afeitarme hasta tener una barba completa. No me importó cuánto tiempo fuera a tomar (se demoró mas o menos, un mes). Así es cómo me fue…


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DÍA 3

No hay otra manera de decirlo: mi cara se ve mal. En vez de una barba incipiente y sexy, me crecieron pocos pelos negros aleatorios que salieron en ángulos dolorosos. Es definitivamente un "look" que hacía que me viera como si me hubiera rendido conmigo mismo.

DÍA 4

No saldrías de la casa con una gran mancha en tu ropa, pero así es como se siente mi cara. Me da mucha pena ver a otras personas, así que me quedo adentro todo el día y me acuesto a las seis de la tarde.

DÍA 5

Me quedé todo el día en la casa otra vez, y fui a la cama a las siete de la noche.

El día seis del autor. Foto por Sam Weiner.

DÍA 6 Me quedé encerrado todo el día una y otra vez, y fui a Ia cama a las cinco de la tarde.


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DÍA 7

Ya no tengo miedo de salir. La barba finalmente no se ve como un error. Parece algo muy feo que he hecho a propósito. La palabra usual para describir barbas como la mía en este punto sería "parchuda", pero eso implicaría que hay parches con pelo. No es mi caso. Mi mejilla izquierda es como una playa prístina de arena blanca salpicada por una docena de palmeras que han sido alcanzadas por un rayo.

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DÍA 11

Soy/tengo barba en el cuello

Foto del autor, por el autor. Día 11.

Una vez más, mi no-barba me lleva a un patético ciclo de desesperación del cual no puedo culpar a nadie más que a mí mismo. Los platos y el polvo se acumulan. En lugar de ir al supermercado, trato de sobrevivir con botellas de Ensure de chocolate que ya tenía desde antes. Esto, por supuesto, me hace sentir aún peor. No leo ni veo televisión. Solo me acuesto en la cama, mirando mi celular durante horas y horas, refrescando las mismas aplicaciones una y otra vez, cada pocos segundos.

DÍA 14

Día 14. Foto por el autor.

DÍA 15

Todos los días me levanto y pienso: "¡Gracias a Dios que cada vez me pica menos que ayer!" ¡Ni siquiera me había dado cuenta de que el picor era algo que las barbas producían! ¡Pensé que sería suave! En cambio, mi cara se siente como si alguien hubiera aplastado una caja de galletas de soda y las hubiera pegado a mi cuello mientras dormía. Pero estoy lográndolo. Borré todas las aplicaciones de mi teléfono y me obligué a salir de la casa. ¡Estoy de vuelta en la jugada!

DÍA 20

Las partes de barba y bigote aún no se conectan. Mis mejillas están llenas con tal vez, treinta y seis pelos gruesos entre los parches. Todo parece haber dejado de crecer por completo. Es como si mis hormonas supieran que estaba buscando el 'Nivel de Peludez': Mountain Man pero se detuvo por despecho en el Nivel de Peludez: Cerdo en Descomposición.

Comienzo cada conversación con una explicación autodestructiva de por qué tengo una cara tan penosa, pero realmente nadie parece darse cuenta o preocuparse.

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DÍA 22

A decir verdad, esperaba miradas extrañas de los meseros, la gente en el metro, conocidos, etc. Quería escribir historias hilarantes y autocríticas sobre chicas lindas en los bares que adoraban mis bromas urbanas pero odiaban mi repugnante vello facial. Pero la verdad es que eso no sucedió. ¡Es casi como si nadie se preocupara por mi mierda en absoluto! ¿Acaso no pueden ver los extraños que no soy el tipo de persona a la que le crecería una barba de mierda? ¿O que soy al menos el tipo de persona que sabría que se estaba dejando crecer una barba de mierda y que claramente estaba haciéndolo por razones divertidas? La respuesta es claramente NO. Mi barba es una mierda y me odio a mí mismo.

DÍA 23

Es doloroso verse en el espejo y pensar: "esto es lo peor que he visto en mi vida". Me pregunto si los pelos que no saldrán en mi cara crecerán adentro en mi cabeza, trepándose como enredaderas entre los pliegues de mi cerebro, luego envolviéndose alrededor de mis globos oculares que eventualmente me dejarán como un zombi ciego, gritando en vano con la esperanza de atraer a un amable vecino para matarme.

Estamos al final ahora. Esto está tan bueno cómo se pondrá. Foto por Carlos Jaramillo.

DÍA 24

¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Cómo me convenzo a mí mismo sobre este tipo de cosas? ¿Por qué estaba interesado en intentar tener una barba en primer lugar? ¿Fue por un tema de masculinidad? A decir verdad, no lo creo. Hay un número infinito de problemas menores e inventados que pueden darle a una persona toda una vida de ansiedad y afortunadamente para mí, mi hombría o falta de ella no es un problema en el que piense. Me preocupan las cosas tontas, como con qué frecuencia debería usar mi corbata de bolo o si la vida vale la pena vivirla en un universo sin sentido donde se recompensa la crueldad. Me he preocupado cero veces acerca de qué tan varonil soy, probablemente porque la respuesta es "extremadamente no lo soy". Honestamente, preocuparse por la masculinidad parece ser un problema fuera de lugar.

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Sin embargo, mi incapacidad para cultivar algo que se parezca remotamente a una barba me ha dejado en un estado mental que puede describirse como agotado. El experimento me ha agotado. Me estoy torturando y no puedo pensar en una sola buena razón por qué.


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DÍA 25

¡Navidad!

Diferentes ángulos de la mala barba, día 26.

DÍA 31

Salí. La brisa hace cosquillas en el montón de lo qué parecen ser pelos de barba que salen de mis mejillas. "Ooh, esto debe ser como se siente un perro", creo. Es lo mejor que he sentido en semanas.

DÍA 34

Mi pelo es dos veces más grueso en la mejilla derecha que en la izquierda. Y sin embargo, en ninguno de los lados realmente cuenta como una barba. Mi amigo me golpea con una verdad devastadora: "Si robaran un banco en este momento, a plena luz del día, sin máscara, los testigos no describirían al sospechoso como barbado".

DÍA 35

Un día completo de paz. Sí, la barba se ve terrible y me hace sentir aún peor. ¡Pero me alegro haber hecho un intento de crecimiento en serio! ¡Me alegro de estar escribiendo sobre esto! ¿No es el propósito del lenguaje escrito transmitir la amplitud de la experiencia humana? Quizás la barba y yo nos podamos llevar bien.

DÍA 36

No, a la mierda esto. Cogí los pelos de mi barbilla esperando que comenzara una película y estoy abrumado por las náuseas. El pelo se siente como un invasor maligno, como tallos sucios y negros saliendo de mi piel. Hora de irse.

DÍA 37

Visité a Gasper Como, el sabio barbero italiano favorito de Brooklyn, para un afeitado de cuchilla. En diez minutos, volví a mi cara fresca. De inmediato, me siento mejor.

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El experimento se acabó oficialmente. Foto de Carlos Jaramillo.

Chao a la barba mala. Foto de Carlos Jaramillo.

Y aprendí … nada. No te voy a hablar mierda. Estaba esperando, tal vez incluso planeando, descubrir que la forma en cómo te ves es menos importante que cómo te sientes, o algo vagamente vulgar Pero pensar en cómo me veía, jugó un papel clave en cómo me sentí en las últimas cinco semanas. Como resultado, simplemente me senté y me sentí mal por mi mismo todo el tiempo. Los malos sentimientos comenzaron porque me veía mal. Pero al final, fue porque quería lograr algo que simplemente no pude. Y literalmente podías ver el fracaso en mi cara. No pude escapar de eso.

Pero, sigo feliz de haberlo intentado. Estoy mejor por eso —más consciente de lo qué soy y no soy capaz. Folicularmente hablando, por lo menos— Fueron, hasta ahora, los treinta y seis días y medio más largos de mi vida, y estoy feliz de que se terminaron. Es bueno ser capaz de ver a las personas a los ojos otra vez.

¿Mal barbado o frescamente afeitado? Tú eres el juez. Foto de Carlos Jaramillo.

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