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Música

Rhodesia Histórico: un nuevo núcleo de fiesta en Querétaro

​¿Quieren fiesta? Acá siempre hay más.
Eduardo Ostria

Hay espacios que se apropian de la noche. Núcleos que, a través de la música, se comen las horas. Estos terrenos de nadie que al final de la fiesta le pertenecen a todos, se vuelven un loop de felicidad infinita de los cuales es imposible salir sin los oídos desubicados o partes del cuerpo destrozadas. Esos terribles dolores que empiezan a cobrar venganza a la mañana siguiente, son pruebas contundentes de que todo lo vivido esa madrugada, valió totalmente la pena.

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El 25 del mes pasado, los chicos de Sicario me invitaron a echar fiesta. El pretexto fue la inauguración de Rhodesia en Querétaro. La iniciativa de crear un segundo club con fiebre electrónica a 197 km de distancia es seguir contagiando esas ganas de destruir el cuerpo de la mejor manera. Como era de esperarse, terminé muerta. Lo agradezco bastante.

Al llegar a Querétaro mis expectativas se enfocaban en buena música, chingo de chupitos y gente moviendo la cabeza sin parar. En resumen, personas volviéndose locas. Algo parecido a lo que pasa acá en el DF en Rhodesia cada fin de semana. La cita con los señores expertos en fiesta era a las 11:00 pm; como de (mala) costumbre, llegué tarde.

Rhodesia Histórico está ubicado en el centro de la ciudad en la calle 5 de Mayo. El centro de Querétaro es algo así como el punto de reunión para los que les gusta la noche. Después de lidiar con un tráfico inmundo de coches y personas, tuve que enfrentarme a una de esas filas que se parecen más a un mar de gente que a una cola de súper mercado. Mientras esperaba entrar, la música que se colaba entre los muros despertaba más mis ansias de bailar. Un vato a mi lado comenzó a moverse, el cuerpo le picada, no aguantaba las ganas de tomarse un chupito. Según él, lugares como este faltaban en provincia, desde su perspectiva, es muy difícil encontrar espacios fuera del DF en donde puedas echar buen desmadre. Después de 20 minutos, un Sicario me rescató. Traspasé las puertas de madera. Entré por fin al núcleo atemporal.

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El Rhodesia Histórico me recibió con luces bajas y música en volumen estridente. Un señor de dos metros jaló una cortina y al fondo pude ver lo que me esperaba. Estaba apunto de introducirme a otro universo. Iba ser una buena noche. Pude llenar mis expectativas, las ondas de sonido vibraban bastante bien en mi piel, encontré fácilmente la barra de chupitos y la gente no dejaba de moverse. Hice lo de siempre, comprar una chela y agitar el cuerpo. Conforme la noche fue avanzando las diferencias entre un Rodhesia y otro fueron destapándose. El Histórico (así voy a llamar al de Querétaro) tiende a ser un club mucho más privado. El espacio es una sola planta con dos cuartos conectados. Lo interesante de acá es que las barras están estratégicamente ubicadas para que nunca te haga falta un trago.

El DJ, además, está al mismo nivel de los que bailan. Las bocinas son mucho más cercanas y los muros más gruesos. El sonido es impresionante. Ese día tocó Calacas, uno de los Dj´s del Roster de Sicario al que le encanta quebrar tímpanos con house ponchadísimo. Para quienes no lo han escuchado, sus mezclas producen adrenalina dosificada. Las vibraciones que produce son como piquetes cercanos a las costillas que mantienen los brazos en el aire y los párpados en intermitente. Música que deja marcas físicas. Hasta el día de hoy las articulaciones me duelen y los huesos me pesan.

El Histórico me sedujo con buen desmadre y se comió mi noche. No me pregunten cómo o a qué hora salí. Tampoco sé en que condiciones. Lo que sí sé, es que al otro día, mientras pensaba en el vato sarnoso con ganas fiesta que me topé en la fila, llegué a la conclusión de que sí, hacia falta un lugar así en provincia. Pero sobre todo, lo que se necesitaba era otro agujero negro con el toque Sicario. Si salen de la ciudad o viven cerca de Querétaro, vayan, destrócense, lloren y aprendan lo que es una buena fiesta.