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ESPAÑA

Elecciones en España: esperando el portazo a la corrupción y el adiós al bipartidismo

España celebra este domingo los comicios que supondrán el fin de la era bipartidista que se inauguró con la democracia. La encuestas apuntan a un poder cuatripartito ante el hartazgo de los electores por los casos de corrupción y las secuelas de la...
Imagen por Juanjo Martín/EPA
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Las elecciones parlamentarias del próximo 20 de diciembre están llamadas a marcar un punto de inflexión en la historia de la política española. Todas las encuestas vaticinan el fin del bipartidismo y el amanecer de un nuevo escenario en el que cuatro formaciones se repartirían el poder.

Así, el equilibrio de poderes respondería a una conjunción entre las fuerzas tradicionales encarnadas en las siglas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y del PP (Partido Popular), que sufren una caída sin precedentes, y las jóvenes formaciones, Podemos y Ciudadanos, que se presentan por primera vez a las generales.

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"La clave de estos comicios es, sin duda, el paso del bipartidismo a un poder cuatripartito", resume Fernando Vallespín, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid, para VICE News.

Las última encuesta del CIS revalida al gubernamental y conservador PP como partido más votado, con entre 120 y 128 escaños (de los 186 que tiene ahora), pero lo aleja la mayoría absoluta de los 176 diputados.

El PSOE lo seguiría, con 89 asientos parlamentarios (respecto de los 110 que ha ocupado en este legislatura) en el mejor de los casos. Detrás, se situaría el centroderechista Ciudadanos que se haría con entre 63 y 66 diputados. Finalmente, Podemos, que en los últimos días ha recortado distancias, podría conseguir hasta 49 asientos.

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La fórmula más probable para la formación de un gobierno estable parece ser un pacto entre PP y Ciudadanos, pero la alta volatilidad y el grueso de indecisos no permite cerrar la puerta a opciones alternativas a cuatro días de los comicios.

En una conversación con VICE News, Manuel Villoria, director del departamento de Gobierno, Administración y Políticas Públicas del Instituto Ortega y Gasset, considera que sea cual sea el resultado "el escenario postelectoral forzará una política más pactista y exigirá mayores esfuerzos negociadores" por parte de las principales formaciones que compondrán el nuevo arco parlamentario.

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Una realidad que casa con las estimaciones de voto, de acuerdo con las cuales cada una de estas cuatro formaciones obtendrían entre el 20 y el 30 por ciento de los votos.

En este contexto, los dos partidos más jóvenes, que son el reflejo político de una indignación que se fraguó al calor de la austeridad y los recortes pero sobre todo de la rampante corrupción de la clase dominante manifestándose en las calles o enquistándose en las anchas tragaderas de millones de ciudadanos, luchan a izquierda y a derecha por el votante de centro.

No se trata de hacerse con un espacio en los extremos de la horquilla ideológica sino de reemplazar a populares y socialistas, es decir, de desarrollar sus propuestas de renovación en el mismo espacio ideológico que los partidos tradicionales. Lo viejo por lo nuevo, aquello que consideran obsoleto con lo que se adapta a las demandas de los ciudadanos, la llamada casta por los dirigentes sin deudas con el poder.

"En un escenario de desafección política, Podemos ofrece una nueva manera de hacer política, una nueva praxis, una política abierta al ciudadano que se concreta en medidas como la votación abierta al manifiesto del partido [Mover ficha: convertir la indignación en cambio político] que obtuvo 50.000 apoyos ciudadanos en 48 horas", asegura Raimundo Viejo, número 4 de Podemos en la lista por la circunscripción de Barcelona.

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La voluntad de llevar a la política las reivindicaciones ciudadanas que catalizaron en el movimiento 15M es, asegura Viejo, lo que ha movido a Podemos a moverse de la izquierda más radical a un discurso más moderado porque "hicimos cuentas y no nos salían los números".

Este partido, liderado por Pablo Iglesias y que ahora se autodefine como de centroizquierda, busca aglutinar "una mayoría social para superar la crisis y eso quiere decir más pragmatismo, más pactismo", concluye su número 4 para Barcelona. Sin embargo, Viejo sigue reivindicando el espíritu innovador frente a la opción de Ciudadanos que considera un partido de caras nuevas pero con un modus operandi clásico y con nueve años de historia a sus espaldas.

"No queremos romper con el sistema, sino hacer una reforma estructural. Somos modernos porque superamos la dicotomía de derechas e izquierdas, Ciudadanos conecta con las necesidades de la gente y apuesta por un modelo liberal, que sitúa al individuo en el centro de su discurso", afirma a VICE News, Patricia Reyes, número 5 de la lista por la circunscripción de Madrid.

Huimos de los dictados morales [defendiendo por ejemplo, el derecho individual al aborto y a decidir sobre la propia vida] y apostamos por el liberalismo económico, sintetiza Reyes.

Una legislatura de difíciles equilibrios

Ante este escenario, Fernando vallespín, catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid, considera que lo más probable es que haya un pacto postelectoral entre el PP y Ciudadanos pero advierte que las exigencias de éste último serían costosas para el partido gobernante y que podrían incluir hasta un veto al retorno de Mariano Rajoy al palacio presidencial de la Moncloa en beneficio de otro candidato.

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De momento, Rajoy se ha avanzado y ya ha lanzado la oferta a Ciudadanos en pro de un gobierno estable que garantice "la confianza y la estabilidad de cara a los mercados internacionales" en una época de incertidumbre económica.

Con todo, asegura este experto consultado por VICE News, es probable que estemos ante una legislatura corta, "que el pacto de gobierno que pudiera alcanzarse se resquebrajara y hubiera una nueva convocatoria de elecciones", añade.

La otra opción, apunta Villoria, sería un pacto entre el PSOE y el PP, "pero tiene muy pocas posibilidades de prosperar". Algo que tras la ofensiva dialéctica del debate televisado entre sus dos líderes parece cada vez menos probable.

Con todo, Villoria recuerda que "la gran volatilidad [en la intención de voto] y el alto índice de indecisos", más del 40 por ciento de los electores que irán a votar aún no ha decidido su voto según la encuesta del CIS, hacen que el resultado sea muy difícil de predecir y deja abierta la puerta a sorpresas que podrían abrir nuevas vías en el terreno de los pactos postelectorales.

Corrupción vs inexperiencia

Como Podemos, Ciudadanos ha hecho de la corrupción uno de los buques insignia de su discurso. En este sentido, apuesta por la limitación de mandatos políticos como fórmula para evitar la profesionalización de la política y la lucha contra las puertas giratorias con la prohibición de que cargos públicos que dejan la administración se incorporen a una empresa privada que opera en el mismo sector económico.

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En el terreno de la prevención, los representantes de Ciudadanos adquieren, por escrito, el compromiso de retirarse de la política si existen imputaciones o se descubren falsedades respecto de la trayectoria profesional de sus miembros.

Las promesas del PP y el PSOE, ambos incluyen medidas anticorrupción en sus programas, cuentan con poco crédito debido a los numerosos casos de políticos de ambas formaciones acusados o salpicados por corruptelas. Así, los socialistas defienden prohibir los indultos relacionados con casos de corrupción o agravar las penas por tráfico de influencias, mientras que el PP exhibe su Ley de Trasparencia o la introducción del delito de financiación ilegal de los partidos.

Mientras, los viejos partidos, que pagan la factura de los escándalos de corrupción, el tema clave de la campaña, agitan el fantasma del miedo y la inestabilidad para invalidar a los nuevos contrincantes con el argumento de su falta de experiencia y trayectoria gubernamental.

Y en este nuevo puzzle que se adivina multicolor, el independentismo cruza los dedos para sacar mayoría en Catalunya y revalidar así su hoja de ruta que culmina con la declaración unilateral de independencia. Sólo Podemos apoya la celebración de un referéndum soberanista, mientras que el resto de partidos nacionales se oponen, anulando cualquier posibilidad de dar salida al anhelo independentista de una parte del pueblo catalán.

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Lourdes Ciuró, número 2 de la lista por Barcelona a las generales por el partido independentista Democràcia i Llibertat [antes conocido como Convergència Democràtica de Catalunya] asegura que la propuesta de Podemos no tiene ninguna posibilidad de prosperar por la oposición frontal del PP, PSOE y Ciudadanos a apoyarla.

"Nosotros ya hemos pasado la pantalla de la negociación [para conseguir un mayor autogobierno], ya intentamos convencerlos de la necesidad de celebrar un referéndum. Nuestra finalidad ahora es que los catalanes nos revaliden su apoyo y tener voz en Madrid para pactar [el cómo de] la independencia", afirma Ciuró.

La formación independentista de las CUP, partido del que depende la investidura del líder de Democràcia i Llibertat, Artur Mas, como presidente de Catalunya tras los comicios catalanes del pasado 27 de septiembre, no se presenta a los comicios generales. Además, la formación ha hecho una llamada a la abstención al no reconocer la legitimidad del marco político e institucional de un país, España, que "niega los derechos nacionales de Catalunya".

Elecciones en Cataluña: el independentismo gana en escaños pero no en votos. Leer más aquí.

"En estas elecciones el independentismo se juega algo muy importante porque si gana el PP el bloqueo [a cualquier posible diálogo] será total", asegura Villoria, quien recuerda que siempre que gobiernan los populares las tensiones entre Cataluña y España se disparan debido a "la política anticatalana" que practica el partido de Rajoy.

De hecho, considera este experto, el dossier del independentismo y la política económica son dos asuntos que no van a suscitar consenso a juzgar por los programas políticos, las tesis y los pronosticados equilibrios electorales. Algo que sí va a suceder, en cambio, con temas como la lucha contra la corrupción, la transparencia y la regeneración democrática, de acuerdo con Villoria.

Sean cuál sean los resultados, la política española va a dejar de ser un duopolio para reflejar mayor pluralidad, exigir más dotes negociadores y abordar con convicción políticas para combatir la corrupción. La crisis ha llevado el país a un tiempo convulso también en el terreno político, con el auge del independentismo y un Parlamento que dejará de ser bicolor por primera vez desde la llegada de la democracia en 1977.

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