Miesha Tate se aleja del MMA

Ha pasado poco tiempo desde que UFC estrenó el video The Thrill and the Agony en YouTube, un clip de dos minutos lleno de lo mejor de UFC 205 y todo lo que se vivió la noche del sábado pasado en el Madison Square Garden, pero debido a la persona involucrada es tan dramático como una tibia fracturada a la mitad o un nocaut digno de desprender un par de dientes.

"Ya no quiero pelear", le dice Miesha Tate a su compañero de vida y de entrenamiento, Bryan Caraway, en el octágono momentos antes de que Bruce Buffer anunciara la decisión oficial —que fue unánime para su oponente Raquel Pennington— y momentos después anunció su retiro. "Ya no quiero hacer esto".

Las ganas de pelear y el corazón son algo muy difícil de definir en los deportes, especialmente en los deportes de combate. No es algo obvio como destreza en el ring. La lucha libre profesional, prima del MMA, ha abusado de este concepto tanto que el anunciador oficial, Jim Ross a menudo lo hace sonar como un elemento místico que sólo se puede invocar en el momento más dramático de la pelea. Pero es algo mucho más etéreo y poderoso que eso: se trata de un componente clave en la mente de los peleadores, y es casi imposible de generar como de definir. Es algo que un peleador tiene o no, y seguramente los peleadores se hunden ya no cuentan con ello.

Y aunque el concepto de "tener corazón" puede ser difícil de explicar o incluso señalar en el MMA, hay pocas personas que podrían discutir que Miesha Tate, excampeona de UFC y Strikeforce, no lo tiene. De hecho, puede ser una de sus cualidades más fuertes como peleadora. Necesitas habilidades para tener éxito en la jaula, pero también se necesita corazón para establecerte como una peleadora reconocida cuando no hay muchas oportunidades de lograrlo. Necesitas corazón para continuar después de que Ronda Rousey siguiera en la cima mientras sigues intentando ganarte un lugar en UFC. Se necesita tener buenas habilidades para encajarle un mataleón a Holly Holm y conseguir el título en el quinto asalto, pero lo que la llevó a lograrlo fue su corazón.

A primera vista nos queda claro que incluso aunque "tener corazón" la llevó a lograr tanto, esa misma cualidad está empezando a fallarle. Su discusión sobre el retiro después de enterarse de que Holm obtendría la oportunidad de retar a Ronda el año pasado pudo parecer poco en ese momento. "Lo único que puedo decir es que ahora me pregunto por las ganas que tiene de seguir haciendo esto. Y puedo decir que cuando no quieras hacerlo más, tu habilidad de entrenar y hacer más en el entrenamiento y en la práctica se verá afectada", dijoTate.

Fue un tema que estaba presente en su mente antes de enfrentar a Pennington. Podríamos decir que ella sabe que pelear MMA sin tener ganas de hacerlo es peligroso, y tomó la decisión de dejarlo atrás.

Algunos fans, y Raquel Pennington, sugirieron que una derrota no es la mejor razón de alejarse del deporte. Pero ella se retiró en una de las noches más importantes de UFC, no sólo en sus propios términos (como lo describió Randy Couture) sino al darse cuenta de que ya no podía continuar sin esa habilidad de dar su mejor esfuerzo. Puede no ser un final que de pie a historias dignas de Hollywood, pero sin duda dejará un legado en el mundo de las peleas. Y para dar el paso que Tate dio también se necesita tener mucho corazón.