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Cultură

Yo fui un ídolo adolescente

Hablamos con Miguel Ángel Muñoz, Pablo Puyol —de Un Paso Adelante— y Jordi Cruz —de Art Attack— para que nos expliquen cómo fue ser un ídolo televisivo adolescente.

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Recuerdo encender la tele y que apareciera su imagen en bucle. Largas colas por una firma suya. Un recorte colgado con blue tag en la pared de tu cuarto. Un abrazo inmortalizado gracias a la cámara de vídeo familiar. Un poder decir: "Le he conocido en persona y es más bajito de lo que me esperaba", o "realmente es más atractivo que en la tele".

Después de las entrevistas a "los niños de la tele" en España, y de intimar con "el Dudu" de Aquí no hay quien viva decidí que era el momento de hablar con los ídolos para muchos mocosos españoles en los 90. Ellos fueron la viva imagen de nuestra infancia, aquellas personas cuyos nombres nos provocan tanta nostalgia que desearíamos volver a nuestra madriguera para que nuestra madre nos acurruque entre una colcha de animalitos llena de bolas. Como entrevistar a Leticia Sabater, Xuxa o Ramón García no me llamaba especialmente la atención, preferí dar un toque a Pablo Puyol y Miguel Angel Muñoz, de la mítica teleserie de baile de Antena 3 'Un paso adelante' (UPA) — y cantantes en el grupo salido de la serie UPA Dance—, y quedar con Jordi Cruz de Art Attack, uno de los programas infantiles de los 90 que siguen grabados a fuego en nuestras retinas.

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Pablo Puyol

Fotografía cortesía de Pablo Puyol

Tras su paso por Tu cara me suena y actuar con David Ordinas en Venidos a menos, habla sobre la fama y las fans que le llegaron de golpe cuando se convirtió en el chico bueno de 'Un paso adelante'.

En mi caso el fenómeno fan empezó con UPA. Antes, con los musicales había algo pero muy liviano. Sí, hay gente que te espera a la salida, había quienes te venían a ver varias veces… Pero obviamente cuando empieza Un Paso Adelante la cosa se complica y se convierte en algo muy heavy que al principio cuesta incluso de entender.

En estos momentos piensas: "¿De dónde viene esto?". Al final acabas comprendiendo que todo forma parte de este mundo y del momento que estás viviendo. Entiendes que te conviertes en alguien importante para la gente que te ve por la tele, aunque personalmente no lo compartas.

Cuando salía por la calle y veía la multitud de fans esperándome, por un lado era muy bonito que la gente te mostrase su cariño pero por el otro era muy raro porque yo no estaba acostumbrado. Aparte yo soy un tío como bastante "tranquilote", de ir a mi rollo, y me encontré con todo eso de pronto, así que para mí fue algo muy difícil de canalizar.

Hay mucha gente que te pide una foto, un autógrafo, gente que te está mirando todo el rato, observando lo que haces… Eso al principio, cuando no estás acostumbrado es difícil de llevar. No entendía que la gente estuviese pendiente de todo lo que hacía, además que es muy complicado estar siempre al caso para hacerlo todo bien. Y también es que la mayoría de la gente cuando ve algo después habla… es como una presión extra.

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Por suerte o por desgracia los momentos de fama suben y bajan. En cuanto dejas de salir por la tele durante un tiempo la gente se olvida un poco de ti.

He vivido bastantes situaciones incómodas con algunos fans, una vez casi muero ahogado por mi propia bufanda en Sabadell

He vivido bastantes situaciones incómodas con algunos fans, una vez casi muero ahogado por mi propia bufanda en Sabadell, en una firma de discos (eso ha sido como lo más gordo que me ha pasado). En una comida familiar en un restaurante de Málaga de pronto me encontré con una cola alrededor de mi mesa de unas veinte personas y al final no pude ni comer. Los fans me decían: "Es solo una foto". ¡No es solo una foto! Es la tuya y la de todo el mundo… Por suerte he aprendido a llevarlo muy bien y ahora los momentos de más tráfico de fenómeno fan los vivo con más calma e incluso ilusión.

Para que te hagas una idea: en un trayecto que normalmente me llevaba veinte minutos andando, me pasaba una hora y media. Muchas veces ya ni salía a la calle porque no me apetecía. Si tenías un mal día, te dolía la cabeza o tenías un día de aquellos tontos si salías a la calle sabías que ibas a tener que convivir con ello. Es un poco el precio que hay que pagar. Lo que pasa es que nadie te lo dice como es de bestia el asunto y te pilla de sopetón.

Quien diga que no se ha enrollado con una fan miente. Todos lo hemos hecho

Quien diga que no ha estado enrollado con una fan suya miente. Me ha pasado y no lo niego. Obviamente si ves que te puedes meter en un problema gordo pues ya no te metes. Si es alguien a quien le gustas por ser quién eres pues no tengo ningún problema con estar con esa persona. Mis amigos son los de siempre, los de mi juventud. Tengo más bien pocos de la profesión y la mayoría de la gente con la que convivo poco tiene que ver con este mundillo y ha habido mucha gente que se ha portado muy bien conmigo, que ha estado siempre allí, que me ha hecho un montón de regalos.

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Para mí lo más bonito que me ha pasado es que cuando decidimos hacer un espectáculo con David Ordinas hace tres años, hicimos un crowdfunding para la primera parte de la producción y la verdad es que la respuesta de nuestros fans fue brutal. En dos días conseguimos el dinero que teníamos pensado para montar el espectáculo.

Los fans fueron capaces de poner dinero de su bolsillo para que nosotros pudiéramos trabajar. Si la gente se olvida de ti también quiere decir que los productores se olvidan de ti. A mi por suerte no me ha pasado, porque también hago teatro, musicales y tal, pero a nivel de televisión y cine a veces dices: "¿puede sonar el teléfono, por favor? ¿Me puede llamar alguien?". Una cosa lleva a la otra y va bastante de la mano.

Participar en "Tu cara me suena" ha sido una muy buena experiencia. Cuando uno actúa cara el público sabe que no a todo el mundo le va a gustar, pero yo he disfrutado muchísimo. Empecé demasiado nervioso porque yo soy así de perfeccionista y cabezón. Eso te pone un nivel de presión extra que te hace hacerlo peor. Por suerte, mentalmente fui mejorando y a partir del cuarto programa empecé a gozarlo. Muchos de los retos a los que me enfrenté eran muy complicados, porque no tenían nada que ver a nivel vocal conmigo. Yo creo que la dirección del programa asigna a cada uno lo que ellos creen que los concursantes pueden llegar a hacer en función de su perfil. Pero no, no hay canciones pactadas (risas).

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Miguel Ángel Muñoz

Miguel Ángel Muñoz —MAM para los fans— en los últimos años ha protagonizado la serie 'Capadocia' de HBO Latino, participó en What about lovecon Sharon Stone y Andy García y muchos otros proyectos más, pero el lanzamiento inicial de su carrera se lo debe a haber sido el malote de 'Un paso adelante' y a su paso por UPA Dance.

He vivido la fama muy intensamente en diferentes momentos de mi vida. Cuando llegué a Un Paso Adelante tenía solo 18 años. Llevaba trabajando en televisión desde que tenía diez años y ya con catorce había salido en 'Al salir de clase'. Yo era el hermano pequeño de la protagonista, Lucía Jiménez y no podía ni caminar por la calle. Eso era en el 97.

Después de 150 capítulos me impactó mucho ver que cuando yo ya no aparecía aquello se esfumaba. Ya no me hacían a mí las fotos sino que me pedían que yo se las hiciera a mis amigos y excompañeros de la serie. Eso me ayudó a entender a una edad muy temprana qué significa realmente la popularidad.

"La gente me pedía que les hiciera yo las fotos con mis amigos cuando ya no salía en la serie"

Un año y pico participé en 'Compañeros', eso fue otro súper boom de 6.7 millones de espectadores. Volví a vivir la fama sabiendo que era parte de otro momento que tarde o temprano se desvanecería. Cuando fui a 'Un Paso Adelante' fue algo muy exagerado. Se mezclaba el fenómeno musical con la serie. Aunque fue algo muy desproporcionado a nivel de popularidad lo llevé lo más bien que lo pude llevar: con la máxima cabeza posible que un chaval de 18 años puede tener. Intentaba ser amable con la gente cuando me paraban por la calle a pedirme autógrafos y lo sigo intentando a día de hoy.

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Ahora ya no vivo un fenómeno fan tan masivo. Me puede pedir una foto una señora de sesenta años y después una chica de trenta que por aquel entonces tenía 15. Con más distancia me hace mucha ilusión que se siga recordando mi trabajo, pero también que vayan viniendo nuevos retos. Para mí ha sido una buena experiencia poder encontrar mi vocación desde tan pequeño y haberme podido dedicar a la interpretación, que es lo que más feliz me hace. La fama es una consecuencia del trabajo que hago, es parte de lo que viene después pero yo no hago este trabajo por ser popular ni tampoco para ser rico, lo que me hace muy feliz es vivir la vida de otros personajes y atender nuevos proyectos.

"Me he convertido en mejor amigo de la presidenta de mi club de fans en Francia. La próxima vez que venga a España dormirá en mi casa"

Después de tantos años, algunas de las chicas que por aquel entonces me seguían, ahora se han convertido en mujeres y con alguna de ellas sigo teniendo muy buena relación. Una experiencia personal que no he contado todavía a nadie y que me parece curiosa y muy bonita a la vez es la de Tiffany, la presidenta de mi club de fans en Francia: justo hace un año me fui a vivir a París, para aprender el idioma pero también para trabajar, y quedaba con ella cada día. La he visto crecer desde que tenía catorce o quince años y ahora ya tiene vientipocos.

Para mí es una persona muy importante que me ha ayudado mucho. La próxima vez que venga a Madrid se quedará a dormir en mi casa. Siempre ha estado allí para lo que sea cuando la he necesitado, me ha ayudado mucho a practicar mi francés… Ya no era la niña que se emocionaba y se ponía a llorar cada vez que me veía, ahora podemos mantener una conversación mucho más madura.

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Quizás lo único que ha perdurado en mí a lo largo del tiempo desde que empecé es la ilusión que tengo por cada proyecto que hago. Siempre me resulta muy especial empezar algo nuevo y cuando estoy en ello se convierte en mi todo. Hasta hace tres semanas estaba en el teatro Español con Arte Nuevo y lo siento como una de las cosas más importantes que he hecho.

Cuando maduras como persona también maduras profesionalmente. Cuantas más experiencias vives en tu vida más herramientas le puedes dar al actor para interpretar un personaje. Quizás la gente me vincula con un papel de seductor, pero de los diez últimos personajes que he interpretado pocos han tenido este roll. Quizás en la última serie que he hecho en España, 'Sin Identidad', sí que el personaje era un poco mujeriego, pero a la vez era un tipo inquietante, peligroso y trastornado.

"Es verdad que hubo un terremoto mientras tenía sexo, pero los titulares engañan mucho"

La última vez que fui a 'El Hormiguero' los titulares fueron que había sufrido un terremoto mientras tenía sexo, al igual que otra vez salió publicado en todos los sitios que la peor experiencia de mi vida fue mientras rodaba una escena picante con Verónica Sánchez en un jacuzzi. Ambas experiencias son ciertas, pero hay mucho más detrás, eso solo son titulares. No fue ni mucho menos lo peor que me ha pasado en mi vida pero sí que es gracioso que una escena que en principio tiene que ser agradable, luego no lo resulta tanto, porque el agua estaba helada, tenía una contractura en la espalda y realmente lo pasamos muy mal.

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Cada día que pasa, cada semana, cada mes, me siento mejor como ser humano y como actor. Me han pasado muchas cosas buenas en mi vida. Ahora mismo por ejemplo una cosa muy buena que me ha sucedido ha sido trabajar con José Luis Garci o por ejemplo hace poco pude rodar una película con Sharon Stone y Andy García como protagonistas. El proyecto en el que estoy sumergido y por el que he decidido dar un parón en el teatro, es la escritura de una historia personal que me gustaría llevar al cine. Es una historia en la que llevo pensando diez años y que hace seis años que ya tomó forma en mi cabeza. Además tiene que ver con una persona de mi familia.

A todas las chicas que llevaban mis fotos en la carpeta pegadas les diría que si alguna vez nos cruzamos por la calle que me paren y me lo digan, que me haría mucha gracia y nos echaríamos unas risas.

Jordi Cruz

Fotografía cortesía de Jordi Cruz

Su conocida frase de "¡Hola artemaníacos!" ha sonado muy probablemente en millones de hogares de España y América del Sur una y otra vez. El ahora presentador de Cadena 100 reconoce que no le da mucha importancia al tema de ser conocido públicamente y explica que siempre ha hecho lo que le salía de dentro.

Empecé en la tele con 19 años. Yo siempre he sido antiestrella y anti-sentirte estrella. Nunca le he dado mucha importancia. Siempre he ido a mi bola y sin importarme lo que digan de mi. Si salía de fiesta y me apetecía subir encima de una barra a bailar flamenco lo hacía sin problema. Era joven, acababa de llegar a Madrid y era un "vámonos a pasarlo bien".

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Nunca he dejado que el hecho de salir por la tele afectase sobre mi vida personal. Creo que nunca he hecho nada ni fuera de lo normal en mi edad como para tener que dar explicaciones. Art Attack ha marcado a mucha gente. Me han repetido muchas veces la frase de "ha sido mi infancia".

También es verdad que el programa se ha vuelto a emitir muchas veces por distintas emisoras. ¡Yo tendré setenta años y aún se emitirá el programa! Esto ha ayudado a que la gente sepa quien soy.

Mis referentes fueron Alaska, la Bola de Cristal o Espinete… Recuerdo una vez que hice un evento con Espinete fue como: "por favor, quiero una foto con Espinete".

Un productor de Chile se puso en contacto con nosotros y fuimos a un recinto muy grande, tanto como el Palau Sant Jordi, a hacer manualidades

Cuando se empezó a emitir Art Attack por latinoamérica yo no lo sabía y para mi fue una sorpresa ver que de pronto tanta gente de allí me seguía. Un productor de Chile se puso en contacto con nosotros y fuimos a un recinto muy grande, tanto como el Palau Sant Jordi, a hacer manualidades. La noche anterior había tocado Coldplay en el mismo espacio y se ve que no habían vendido todas las entradas. En cambio nosotros teníamos lleno tanto el turno de mañana como el de tarde. Fue bastante curioso porque había guardaespaldas, ejército en la puerta… fue una auténtica locura.

Los que estaban en primera fila habían pagado más y recuerdo que hubo un momento de jaleo porque los que estaban adelante se quejaron de que yo había bajado del escenario para que los del final también me vieran.

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Los padres son peores que los niños porque lo quieren conseguir todo por ellos. Yo les decía: "No me voy a mover de aquí hasta que esté todo firmado". Después había otro tipo de madres que te venían con los dibujos de sus hijos y te decían: "¿Eso no lo haces tú, eh?". Una vez un taxista me echó del taxi porque me decía que estábamos mintiendo a todos los niños diciendo que la cola blanca existía. El hombre estaba empeñado en ello y por eso me echó. También me he llevado broncas de madres diciéndome lo guarras que tenían las mesas sus hijos.

Ojalá tuviera alguien como Cabezón a mi lado. Lo tengo físicamente, pero no en mi casa. Con el programa aprendí mucho, y realmente me encantan los niños y las manualidades. Por extraño que parezca las grabaciones se hacían en Inglaterra durante siete días al año. Los presentadores de otras nacionalidades utilizaban el telepronter, pero yo prefería explicarlo tal cual me salía, con mis propias palabras. Me daban mucha libertad para cambiar algunas cosas.

A veces si se tenía que poner un poquitín de celo yo siempre decía: "No, es que en España somos muy de poner mucho de todo… Venga a poner celo ahí a tope". Igual que la purpurina en Reino Unido era muy barata y echaban purpurina como si aquello fuera el Orgullo aquí poníamos nada y menos porque los tubitos eran carísimos.

Había muy buen rollo con el equipo, intentábamos grabar con solo una toma y hacíamos bromas en plan "a ver si sale todo sin tener que cortar". Cuando la tarde a lo mejor teníamos unas 27 tomas únicas y era como un: "¡venga va… que ahora no podemos fallar!".

El suéter aquel rojo me daba un calor que no veas y además ¿sabes los lápices de colores que había como decorado? Más de una vez me habían caído todos como un dominó porque no estaban pegados al suelo. Realmente fue muy buena época. Hice realidad mi sueño de hacer televisión.

Yo en mi casa, cuando era pequeño, mientras me estaba cambiando me ponía cartelitos como si fueran cámaras e iba presentando. La gente me preguntaba: "¿Pero tú has hecho tele?" claro, cuando llegué al plató yo ya llevaba al menos 200.000 programas en mi habitación (risas).

Recuerdo que me habían seleccionado para ir a 'Caiga Quien Caiga', me fui a comer una paella en Mallorca y cuando vuelvo veo un mogollón de llamadas. Anunciaban que Antena 3 daría Art Attack… ¡No podía estar el viernes en Caiga quien Caiga y el sábado haciendo manualidades en Antena 3!. La productora me dijo que no podía ser…

Art Attack me ha dado muchas cosas buenas. Cuando acabé de rodar tuve la oportunidad de dar clases de manualidades por España, me lo he pasado realmente bien.

Recuerdo que cuando me llamaron del Club Disney después de haberles enviado mi vídeo me dijeron que justo el mismo día tenía que ir a Madrid para el casting final. Como estaba por la calle pedí prestado el dinero a la panadera de mi barrio y me fui a coger el puente aéreo. A los dos o tres días, cuando ya estaba de vuelta a Barcelona, me llamó mi madre "¡que te han cogido! ¡Que te han cogido!". Yo siempre digo que uno tiene que confiar consigo mismo, que nadie te debe decir si vales o no vales. Hay mucha gente que te puede cortar las alas porque quizás no le gusta a él particularmente lo que haces. Eso no significa que no puedas gustar a otros.

Hace un tiempo hubo gente que se dedicó a parodiar mi trabajo. Los vídeos de Loulogio y los otros que han salido a posteriori no me molestan. Son como modas que van saliendo, pero mientras no estén atacando a nadie no me molesta. Cada uno que diga y piense lo que le dé la gana.