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Cultură

Guía a prueba de idiotas para ser increíblemente carismático

Richard Reid es un psicólogo convertido en experto del carisma y de verdad, en serio, quiere enseñarte a estrechar la mano correctamente.
Foto vía Creative Commons.

Dejé de beber hace relativamente poco y aunque ha sido bueno para mi salud, peso, cuenta bancaria, claridad mental y para frustrar la tendencia alcohólica que por generaciones ha llevado a los hombres de mi familia a la tumba, ha sido completamente devastador para mis habilidades conversacionales. No lo notas porque estás borracho pero existe este momento especial entre la primera y la tercera pinta, donde los engranajes de las conversaciones que gobiernan nuestros días se aflojan y lubrican, y todo y todos se relajan casi imperceptiblemente, y todo pasa de un "¿entonces qué tienes planeado hacer este fin de semana?" a una conversación genuina y libre, que solo puedes notar desde la sobriedad.

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Sin alcohol hay una suerte de goma social. Cierto congelamiento de los músculos anecdóticos. Existe un lugar conversacional al que luchó por entrar cuando solo tomo soda y lima. Así que cuando un Relacionista Público me preguntó si quería aprender a ser carismático en el transcurso de una hora y media con Richard Reid, dije: "Sí". Y después absolutamente nada más. Porque aún no había aprendido a ser carismático.


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Q: ¿Qué es el "carisma"? El carisma es difícil de definir porque es una suerte de cualidad etérea, una electricidad que algunas personas poseen naturalmente recorriendo sus venas, y los demás (la gente normal) no. Crees conocer el carisma e incluso tener un toque, hasta que conoces a alguien con carisma real, carisma con C mayúscula, ese tipo de carisma que te deja diciendo: jueputa. ¿Has conocido a alguien que crees que es famoso, o debería ser famoso, o tal ves es un poquito famoso y tu solo no lo reconoces porque crees estás demasiado desconectado? Eso es carisma. Cuando conoces alguien que te hace pensar que eres el foco de la conversación,(que por un momento eres el centro del planeta) eso es carisma. Porque el carisma hace que las personas se sientan bien, el carisma mueve pilares, abre puertas, hace que las personas que lo poseen se eleven. La mayoría de líderes lo tienen y se han elevando gracias a el; Obama lo tuvo, Clinton lo tuvo, y Blair también. Brown no tanto, pero qué se le puede hacer. Farage lo tiene, Trump lo tiene. "Hitler lo tuvo" me lo recuerda Richard varias veces: "Hitler era muy carismático". No puede parar de decir que Hitler era carismático. "En serio, lo era!" El carisma no siempre es utilizado para hacer el bien, esa es la lección para llevarte a casa. El carisma también puede ser muy malvado. Puede ser fácilmente subvertido en poder, y el poder en corrupción. La gente más encantadora es usualmente aquella que te apuñalará por la espalda para lograr lo que quiere. Y es que el carisma te permite salirte con la tuya. Deseo ser carismático.

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Resulta que el cerebro es realmente fácil de engañar y esta es la base de mucho de lo que pasa aquí. Esto es simple, lo suficiente para que se sienta demasiado directo pero inténtalo igualmente: visualízate en unas vacaciones recientes, el sol brilla y no chequeas tus correos, lo crucial es que estás muy relajado, tal vez te has tomado un trago, tal vez no, no voy a juzgar cómo inviertes tu tiempo libre. Lo crucial, insisto, es lo que sientes, esa sensación de estar de vacaciones, a la que te llevamos invitándote a imaginarte en una playa, en el agua, en ese lugar. ¿Lo tienes? ¿Ya sabes a donde vas? Okay: cierra los ojos y cuenta hasta diez.

Increíble, ¿verdad? Jodidamente relajante. Eso es todo lo que tienes que hacer para engañar a tu cerebro y lograr que deje de preocuparse por algunos segundos.

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Vamos a hacer un ejercicio en el cual aprendo a estrechar la mano. La única vez que le presté atención al apretón de manos fue cuando conocí al padre de mi primera novia. Había sido informado de que él se tomaba demasiado en serio este gesto, así que ensayé con mis amigos y familiares antes de ir a su encuentro. Desde entonces estrecho las manos, en el mejor de los casos, ligera y desinteresadamente. Richard está aquí para cambiar eso porque estrechar la mano es muy importante y son rutinas iniciadoras como esta, las que marcan los cimientos que construyen el carisma.

"Muchas de las cosas cotidianas tienen sus orígenes en comportamientos que ofrecen seguridad", explica. "Cosas como estrechar la mano (parte clásica del carisma) se originan en nuestro deseo de sentirnos seguros. Así que cuando nos damos la mano con otra persona le indicamos nuestra fortaleza e intención, pero de la misma manera nos damos una idea de su disposición hacia nosotros. Muchas personas tienen la idea de que un fuerte apretón de manos es bueno, pero si ese apretón no corresponde a la fuerza e intensión de la otra persona puede ser leído como un juego de poder, haciéndolo sentir incómodo. Así que es menos probable que obtengas su mejor versión al igual que es menos probable que atraviesen esa experiencia de manera positiva y se sientan bien contigo y bien a propósito de ese recuerdo".

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Sin sobreracionalizarlo, estrechar la mano de alguien es posiblemente una de las interacciones sociales más vitales de las que participaras, así que vamos a practicarlo.

Primero atravieso la puerta y estrecho la mano de Richard (puedes intentar esto en casa, yo se lo he enseñado a un buen número de personar desde aquel día). No lo hago muy bien. "Miras demasiado a mi mano" aplica Richard. "La próxima vez que entres estira tu mano y espera a que yo la encuentre. Haz un poco más de contacto visual conmigo".

Mi segundo estrechón de manos es sustancialmente mejor que el primero. "Okay. Ahora intentaremos algo nuevo", dice. Salgo para practicar el ejercicio de visualización: estoy en una playa, nadando en el mar, el mar y el cielo son color aguamarina, estoy relajado, como un pedazo de piña insertada en un palo, el aderezo del coctel. Entro y estrecho su mano. "¿Como te sentiste?" pregunta Richard. "¡Mejor!" le digo. El fotógrafo Ruchira dice que hay una notable diferencia. Pero, ¿cuál fue? "Entraste al cuarto con mayor presencia". ¿Cómo? empiezo a creer que Richard es un mago o al menos un brujo.

El cuarto apretón de manos, la última mejora es esta: cuando mi mano encuentra la de él extiendo demasiado mi brazo, para contrarrestarlo debo llevar mi codo hacia mi costado ofreciendo mi brazo en un ángulo de 90 grados, que sirve para magnificar x10 todo el gesto, llevando el estrechón a mi zona personal. Una pequeña diferencia en mi postura hace una gran diferencia en términos de dar la mano. Estoy muy cerca de Richard ahora, podría estirarme y darle una beso. "Eres bastante alto", dice. "Tal vez tengas que adaptarte a eso pero está bien". Ya puedo dar decentemente la mano. En tres minutos he aprendido a estrechar la mano.

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NIVEL DE CARISMA: ELEVADO.

El autor ejecutando un exitoso estrechón de manos.

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Necesitamos hablar del cerebro humano y del cerebro reptil, una teoría que tal vez recuerdes en boca del marihuanero de tu primer año de residencia estudiantil, cuando trataba de explicártela mientras simultáneamente buscaba tocarte ("El cerebro es … como… ¿hay un cerebro dentro de tu cerebro?"). Es importante para entender el carisma, tanto para saber por qué no lo tienes como para saber de qué manera puedes aprender a tenerlo. "Hay tres zonas principales del cerebro", explica Richard, "el cerebro reptil, el mamífero, y el humano. El reptil es donde todos tus impulsos se almacenan (seguridad y supervivencia) y es el que evalúa la seguridad o riesgo de una situación en segundos. Por eso los apretones de mano son tan importantes: es la manera cómo evaluamos una situación o una persona en cuestión de segundos, porque desde un punto de vista evolutivo, necesitamos hacer las cosas con rapidez. Así que el cerebro reptil tiene una función determinada, pero con frecuencia se activa en la situación indebida".

Esto es porque el cerebro reptil tiene como 4 millones de años y se confunde con el discurso humano y los iPhones. "Claramente el mundo en el que vivimos ahora es muy, muy distinto", dice Richard. "Estamos metidos en una oficina todo el día, el cerebro reptil no entiende de relaciones, los reptiles no tienen familias, no salen con amigos, acaso se paran uno al lado del otro pero no están propiamente interactuando. El cerebro reptil no entiende de emociones elevadas, ni de pensamiento elevado, ni de creatividad, ni de nada de las cosas que nos hacen destacar y ser humanos. Lo que suele pasar es que cuando nos encontramos en una situación de estrés el cerebro reptil secuestra al humano (que es donde se encuentra nuestro pensamiento, nuestra creatividad, nuestra capacidad de pensar articuladamente) y genera retraimiento en las personas. Lo has visto en todo tipo de situaciones: los programas de trivia, por ejemplo, muestran que a pesar de ser cuestionados con preguntas simples, las personas a veces no logran dar con la respuesta. Pero apenas se agota el tiempo y desaparece la presión, la respuesta los asalta, porque se reactiva esa parte del cerebro. El cerebro reptil se atraviesa mucho en el camino, te hace hablar más rápido pero procesar y pensar menos, así que lo que queremos es hacer el mayor uso de nuestro cerebro humano frente a estas situaciones (de manera que puedas decidir cómo reaccionar en vez de reaccionar por defecto).

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¿Cómo suprimir tu tonto, tonto cerebro de lagartija y ascender a tu galáctico cerebro humano? Richard trabaja con sus clientes en técnicas que se enraízan en la conciencia mental ("la antítesis de cómo le gusta trabajar al cerebro reptil") para retomar el ritmo y la concentración, elementos bastante importantes en aquellas conversaciones donde tu cerebro reptil ha tomado el mando. De eso se trata el ejercicio de visualización: saltar de una función del cerebro a la otra, siguiendo una cuerda que te conduce de la oscuridad a la luz, anclándose en la memoria. "La mayoría tenemos una manera de hablarle a las personas que puede ser catastrófica pero no nos enteramos porque los interlocutores son demasiado educados para expresarlo", dice. "Cuando te enganchas en tu cerebro humano, puedes identificar esas cosas, puedes mencionarlo en la conversación o pensar en cómo darle un toque diferente". Y como resultado se irán pensando que eres más carismático, porque ya no eres un chico oji-lagarto esperando ansiosamente no ser atacado por un halcón.

NIVEL DE CARISMA: ELEVADO.

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¿Cómo es una masterclass de carisma? parece una pregunta importante. Estamos ubicados en una oficina en la zona Mayfair. El tapete debajo de mis pies es blando. El edificio tiene un conserje y una puerta frontal gruesa, apta para ser empujada. No entras aquí sin dinero. No cualquier dinero: dinero. La suficiente cantidad como para que puedas pagar tus cuentas y aún así tener para invertir en un entrenamiento personal que optimice tu apretón de manos. Quién, exactamente, encaja en este perfil psicológico si i) es alguien lo suficientemente exitoso para lograr pagar por una clase que mejore su manera de dar la mano ii) necesita una clase para mejorar su manera de dar la mano. ¿Quién ascendió tan alto en su carrera sin saber cuánto contacto visual descargar sobre aquellos a su alrededor?

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Son más personas de las que imaginarías, señala Richard, porque todos estamos constantemente asustados de ser expuestos. "Lo que he podido aprender a través del paso de los años es que las personas que se dirigen a mi vienen de un trasfondo empresarial y están tratando de dar el siguiente paso en sus carreras: buscando influir en las personas, lidiar con conflictos, y con lo que llamamos 'el síndrome del impostor'." Sabes lo que es el síndrome del impostor porque definitivamente lo tienes: es el miedo constante, (más común entre individuos de alto vuelo pero también presente aquí abajo entre la escoria) de ser expuestos como fraude en algún momento. "Así que las personas con carreras muy exitosas parecen satisfacer todo lo que les es solicitado", explica Richard, "Pero no sienten que sean genuinamente esa persona". Richard trabaja para construir seguridad, para fortalecer las mejores cualidades en vez de enfatizar en las malas. Trabaja en técnicas de visualización para ayudarlos a estar más presentes con su cerebro humano que con el reptil, y en general para evitar que entren en pánico por cualquier cosa y dejen de sentir que no valen un peso.

Dicho esto, supongo que el encanto, el carisma, y la seguridad pueden cuidadosa y lentamente construirse en cualquier ser humano. Ya hemos aprendido los códigos traseros del carisma: Richard acaba de enseñarme que puedes explotar el ego de cualquier persona en una oficina solo con deslizarte a su lado, a medio día, en ese agradable momento después del almuerzo cuando revisas tus correos y no haces mucho más que eso, diciéndoles: "Hey".

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Chris Evans. Tim Lovejoy. Jessie J. Estoy cerca de un descubrimiento: cada vez que he quedado perplejo por la carrera de alguien cuyo atractivo no logro descifrar, en la mayoría de casos se reduce al carisma, ese algo que ellos tienen y que los demás no. Paloma Faith. Nan's Choice. Ed Sheeran. Ellie Goulding. James Corden. No puedes entender a Pixie Lott, ¿cierto? Maravillarse ante Pixie Lott. Considera el enigma de Pixie Lott, pero ahora imagina que es la persona más carismática que hayas conocido: es tan encantadora y carismática que sigue logrando que haya personas dispuestas a financiar su carrera. Y ahora entiendes a Pixie Lott. Si quisiera podría ser el próximo Hitler. Deberíamos agradecerle a Pixie Lott por utilizar sus poderes para el bien (para una carrera pop, después un descenso en el universo de los reality show) cuando consideramos las otras cosas que podría estar haciendo.

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Ahora estamos practicando conversaciones, no puedo evitar sentirme como un artista de baja monta completamente inexperto practicando para su primera presentación, solo con su Fedora en una noche de bar popular, o sea, patológicamente expuesto y con cero preparación para la interacción humana. Un aspecto del carisma, dice Richard, es que las personan que lo tienen escuchan más de lo que hablan: es un malentendido creer que la persona más carismática del salón es aquella que más habla. Es como sacar partido de nuestros egos dispuestos a considerar que aquellas personas que están dispuestas a escuchar toda nuestra mierda son encantadoras, aunque todo lo que hicieron fue dejarnos hablar. Proyectamos nuestras buenas impresionas en aquellas personas que nos permiten ser escuchados, y escuchados, y escuchados, y escuchados, como si se tratara de una sirena. Una buena parte del carisma no es más que darles un espacio a las personas para que puedan expresarse.

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NIVEL DE CARISMA: MÁS ELEVADO.

Como sea, para lograr que la gente se abra debes acudir a las preguntas abiertas en vez de aquellas que se reducen a un sí o no como respuesta. (Las preguntas cerradas impiden que la persona desarrolle sus ideas así que la conversación acaba enfocándose en ti, el supuesto interrogador, o sea, cero carismático).

Un breve e ilustrador interludio presentando a Marco Pierre White cortando champiñones

Aquí un video de Marco Pierre White, furioso cortando algunos hongos, en uno de mis videos favoritos en el mundo. Es de cuando Marco era un especie de tipo imperturbable, ardiente Dios sexual de Hollywood. Keith Floyd aparece, encantador y excéntricamente enojado, y juntos están haciendo un puré de papa, y Marco como que se ablanda porque Keith Floyd es súper buena gente, y yo encuentro todo el video muy relajante. Excepto al principio [0:30 - 2:06] cuando Marco Pierre White responde con el culo a las preguntas tipo sí/no, de las que debemos (si queremos volvernos juntos carismáticos) aprender:

Así que estamos practicando todo el asunto de las preguntas abiertas. Estas preguntas son las que incluyen "cómo" "cuándo" "dónde" y "qué". Trata de evitar los por qué, porque aveces son asociados a prejuicios (¿por qué pusiste de cabeza la mesa de buffet? ¿por qué está aquí la policía? ¿por qué lloriquea Barrymore en la esquina?) en vez de eso parafrasea incluyendo expresiones más amables ("¿cómo es que llegaron esos envueltos de salchicha al piso? ¿cuándo fue que llegó la policía? ¿Qué pasó con Barrymore que se puso a llorar?) que impiden respuestas largas y complejas. Para encontrar pistas que te sugieran qué preguntar después, solo escucha con atención todo lo que la persona está respondiendo y trata de identificar si explican algo de una manera que parece importante para ellos (esto también ayuda a que hagas uso de tu cerebro humano y no del reptil). Esto es Conversación 101, pero aún probada en un ambiente relajado es difícil engancharse con todo este asunto de las preguntas abiertas.

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R: Imagina que acabas de preguntarme qué hice de vacaciones. Entonces: estuvimos en Francia.
J: Ok… ¿en qué parte de Francia?
R: Empezamos en Normandía y luego seguimos a Burdeaux, allí pasamos como diez días, después regresamos, pasamos por Somme y ahí permanecimos otros tres días.
J: Así que estuviste manejando por Fran– estuvo cerca. Mierda.
R: ¿Ves?
J: Mierda.

Y:

R: Intenta de nuevo.
J: Ok. Por qué decidiste quedarte diez días en Bordeaux. [Richard mueve su cabeza con tristeza porque soy un idiota] ¿Fue una pregunta cerrada?
R:"Por qué".
J: Mierda! Hice un juicio de valor. Mierda. Mierda, mierda, mierda.

Esta clase de £799 (aproximadamente 3'000.000 de pesos) sobre el carisma se rehusa a fluir porque sigo juzgando a las personas que viajan a Francia.

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Antes de irme le pregunto a Richard por las tres reglas de oro del carisma, pensando en pasárselas a ustedes, los asumidos no carismáticos lectores.

"Una es tener un esquema", dice, refiriéndose a los ejercicios de visualización (como verte estando en una playa, o un momento en el que estabas lleno de energía y te sentías en control), "Ten una visualización en la que hayas estado en tu mejor versión. La segunda gira alrededor de las preguntas que vas a preguntar: ¿usarás preguntas abiertas, o lanzaras mil preguntas cerradas saboteando la conversación? Y la tercera es más fácil: haz mucho contacto visual. Si te sientes incómodo miras a otro lado, así que ahora cada que vayas a darle la mano a alguien haz un poco más del contacto visual que yo haría. Esas son las tres cosas básicas que puedes hacer para producir una gran diferencia".


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He intentado conversaciones abiertas con tres personas en el transcurso de esta semana. Me esfuerzo por desbloquear a un amigo al que conocí después del trabajo yendo por un trago, después de preguntarle cosas con cómo, dónde y cuándo, y llega al punto de hablar por veinte minutos sobre lo horrible que es su trabajo. Una conversación abierta con la mamá de mi novia adquiere proporciones descomunales y ahora solo habla de cómo no pudo dormir y cómo todo su día se arruinó por ello. Todo por el carisma, me repito, básicamente déjalos que se quejen un poco y de vez en cuando asiente con la cabeza. Una entrevista se extiende, francamente, demasiado, todo por hacer preguntas abiertas. No tengo planeado transcribir todo eso. Supongo que eses el es precio que debes pagar por ser extrahumanamente carismático. Esta es la lección final: el carisma es tanto una bendición como una maldición. Puede ser tan bueno como malo. Claro y oscuro. Poderoso y corrupto. Soy carismático ahora, y eso me ha hecho más fuerte.

NIVEL DE CARISMA: IMPARABLE.

@joelgolby