La educación sexual que debieron enseñarte en la escuela

Un informe publicado la semana pasada en Gran Bretaña señaló que la mayoría de los niños consideran la educación sexual "irrelevante". Esto no es sorprendente, dado que la última vez que el gobierno británico actualizó el Programa de Sexo y Relaciones (SRE) fue en el año 2000. Para tener contexto: fue el año del lanzamiento del PS2, la época cuando Lenny Kravitz encabezaba las listas de popularidad y el momento en que la gente se dio cuenta de que el Y2K no era algo de cuidado y no íbamos a perecer debido al colapso del software de millones de computadoras.

La cosa es que esta guía —tan antigua que precede la existencia de la pornografía en línea y que salió justo cuando se redujo la edad de consentimiento para homosexuales a 16 años— ni siquiera es obligatoria en las escuelas. ¿Pero tal vez no es algo malo? El programa parece decidido a moralizar el sexo. Hace referencia a la "importancia del matrimonio para la vida familiar y la crianza de los niños"; dice que todos tenemos que aprender las razones para "retrasar la actividad sexual"; y advierte que "no se recomienda la experimentación temprana".

Ester McGeeney de Brook, una caridad independiente que se enfoca en la salud y el bienestar sexual, dice que las escuelas todavía les piden a los niños que lleven imágenes horrendas de genitales afectados por enfermedades para asustarlos y que no tengan sexo. El problema es: no hay casi nada que se pueda hacer para prevenir que los jóvenes tengan sexo. Lo van a seguir intentando por siempre, ¿así que tal vez es mejor que seamos un poco más responsables sobre cómo se enseña la educación sexual en la escuela? Ya que, en teoría, una mejor educación significa un menor número de embarazos adolescentes, menos clamidia, menos bullying provocado por la ignorancia y los prejuicios, y más orgasmos para todos.

Aquí les presentamos unas clases un poco más realistas que podrían enseñarse en las escuelas.

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Muchos encuentros sexuales ocurren en la oscuridad, o en estrechas camas individuales, o después de 13 tequilas y un kebab grasoso. Estas circunstancias hacen que sea difícil tener la destreza para manipular estos pequeños paquetes de aluminio y los trozos transparentes de látex. Además, pedir un tiempo fuera para averiguar cuál es lado correcto puede ser matapasiones.

Es por eso que las clases de educación sexual de Brook tratan de imitar estas condiciones. Como parte de las actividades, se les pide a los estudiantes que participen en carreras de condones con los ojos vendados. Debido a que la velocidad es esencial, no quieres terminar en una situación en la que la desesperación te impida ponerte un preservativo y tengas que recurrir al método de "mejor salte y me quedo de pie durante un rato", porque eso es lo contrario a un método fiable.

Además, recuerden siempre llevar condones con ustedes. Tener un condón no significa que has dado tu consentimiento de manera automática ni te convierte en una "zorra". Significa que están preparados. ¡Están viviendo su vida como un scout! (Ah, y si el dinero es un problema, acudan a una clínica de salud sexual, les van a lanzar bolsas de condones cuando pongan un pie dentro).

Por alguna razón estoy igual de asustado del herpes que de los tiburones, lo que quiere decir que me da mucho miedo. Por supuesto, ambos temores son estúpidos: no vivo cerca de una gran cuerpo de agua, y mucho menos de uno que contenga tiburones, y contraer herpes no es realmente el fin del mundo. El problema es que no me enseñaron esto en la escuela, ya que cualquier mención de este padecimiento se desechó en favor de un riguroso sermón sobre el peligro de la clamidia.

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Este enfoque en una ETS particular —que es fácil de tratar— crea bastantes malentendidos. ¿Puedes contraer VIH de los asientos de la estación del tren? ¿Es cierto que se puede curar la gonorrea con unos buches de agua salada? ¿La sífilis no es de lo que se morían los príncipes antiguos? Ester dice que Brook sigue recibiendo este tipo de preguntas de los estudiantes en todas las escuelas que visitan.

La falta de educación sobre VIH/SIDA es un problema que afecta negativamente a un gran número de jóvenes. Tres de cada cinco personas que respondieron este año la encuesta del Fondo Terrence Higgins no recuerdan haber estudiado el VIH, o no les enseñaron nada sobre el tema. Y la ignorancia sobre el VIH puede resultar en la demonización y la alienación social de grandes grupos de personas, la falta de un debate abierto y honesto, un menor número de personas que utilizan los recursos disponibles para el tratamiento (como los medicamentos profilácticos que pueden detener la transmisión hasta 72 horas después del evento) y un aumento en el contagio de la enfermedad. En definitiva: es algo muy malo.

En un correo electrónico, Kat Smithson del Fondo Nacional contra el SIDA (NAT por sus siglas en inglés), señaló que "si bien la cifra de hombres jóvenes diagnosticados con VIH se ha duplicado en los últimos diez años, el gobierno parece dispuesto a seguir permitiendo una situación en la que algunas escuelas simplemente no tienen que hablar de estos temas más allá de la información básica que se enseña en una clase de ciencias".

La presión por fomentar la abstinencia en las escuelas significa que los profesores no mencionan nada acerca de la posibilidad de buscar el placer, la intimidad, o el deseo: todas las cosas que hicieron famoso el sexo a principios del siglo 18, cuando los copistas comenzaron a difundir la información sobre lo bien que se siente frotar tus partes contra las partes de otras personas.

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Para los niños, por supuesto, es un concepto más fácil de entender: sus penes están ahí y sus cuerpos tienden a ser los mejores instructores. Imagino que aprendes rápidamente qué hacer con una erección cuando despiertas con una. Sin embargo, hay una mayor urgencia para la educación de las niñas. "Vemos imágenes de penes en todas partes", advierte Ester. "Las dibujan en la parte posterior de camionetas sucias o en los escritorios. Pero rara vez vemos imágenes de vulvas sanas, y por lo tanto rara vez aprendemos acerca de ellas". Resulta que las vulvas son un misterio para muchas personas que poseen una. De hecho, casi la mitad de todas las mujeres británicas no pueden identificar con precisión sus partes específicas.

Debido a esta renuencia a hablar sobre el placer, con frecuencia las mujeres sólo son capaces de averiguar más sobre el tema durante las relaciones sexuales con el sexo opuesto, y es obvio que los jóvenes de 18 años no son los mejores maestros para guiarlas en su despertar sexual.

"¿Cómo saber cuando el sexo es malo si no sabes cuando es bueno?" dice Ester. "Si ignoras que no se supone que sea doloroso, y estás en una relación en la cual te dicen que así es como debe ser, entonces es posible que no sepas que cuentas con alternativas. Por eso es importante que las personas sepan qué se siente bien antes de empezar a negociar con otros".

Actualmente, enseñar a los jóvenes sobre consentimiento no está en el plan de estudios, y por lo tanto queda a discreción de la escuela la inclusión del tema en las clases.

Las universidades se están haciendo a la idea de que el consentimiento es un tema complicado y han comenzado a ofrecer talleres en los que la gente puede trabajar sus conceptos erróneos en un ambiente seguro y comprensivo, no obstante, el abuso sexual puede ocurrir mucho antes de la universidad. La Oficina Nacional de Estadísticas informó el año pasado que el 30% de las mujeres víctimas de violación eran menores de 16 años, lo que permite concluir que se deben impartir clases sobre consentimiento mucho antes de esta edad.

El 85% de los hombres gays y bisexuales dijeron que la escuela no les proporcionó ninguna información sobre relaciones del mismo sexo, según informó el NAT. El enfoque de la educación sexual sigue siendo, sin duda, en las relaciones heterosexuales. Y este enfoque heteronormativo en la educación perpetúa la ignorancia y los prejuicios en las escuelas hacia los alumnos LGBTQ, de los cuales un 66% reportó acoso homófobo en las aulas en 2012, y la mitad faltó a la escuela como resultado.

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Kat Smithson, del Fondo Nacional contra el SIDA, dice que "la experiencia de los jóvenes LGBT en una clase del SRE puede ser muy solitaria. Con frecuencia se hacen conjeturas sobre el cuerpo, el género, por quiénes se sienten atraídas las personas, con quiénes quieren tener sexo, el tipo de sexo que tienen. Todo esto hace que las personas se sientan marginadas y significa que no tienen información vital que las apoye cuando comienzan alguna relación".

No estoy seguro si esto debería enseñarse en las clases de educación sexual o no, ¡sólo es un recordatorio práctico para impedir que envíen fotos no solicitadas de sus pitos y sus bolas!