FYI.

This story is over 5 years old.

el pendejo de la semana

Juan Pablo Castro

Los Mirrreyes y la política son muy mala combinación.

Los Mirrreyes y la política son muy mala combinación. Así como chupar y manejar, denle un estrado a Juan Pablo Castro y sólo es cuestión de segundos ver cómo colisionan todos los estereotipos de los cuales nos quejamos una y otra y otra vez en la indignación nuestra de cada semana. Uno podría pensar que la indignada sociedad mexicana al verse sumergida en la estupidez incesante retratada semana a semana pasaría de la indignación a la acción. Al parecer no. El tremendo acto de estupidez de Juan Pablo Castro es la indignación semanal de la cual hemos perdido el asombro, sólo cambian los adjetivos, la formas, los linchamientos mediáticos y sepulta el trasfondo en declaraciones de quienes se sienten aludidos para no tener nada que ver con el nuevo idiota que hace ver lo frágil de los sustentos morales con los que pretenden alcanzar puestos de poder en México.

Publicidad

Juan Pablo Castro no merecería tal notoriedad si es que no tocara fibras sensibles en un tiempo electoral donde hasta tirarse un pedo puede ser usado en tu contra como crimen de lesa humanidad. La fórmula es sencilla: búsquese un tonto, amplifique su verborrea en redes sociales y sírvase en caliente al candidato de sus no preferencias. Esto NO justifica las acciones pendejas de quien las vierte pero en muchos casos hace que la omisión o la respuesta. Sólo habría que ver la desesperada insistencia del Partido Acción Nacional en deslindarse del mico ultraconservador que en un simulacro parlamentario sólo hizo un condensado de lo que a diario se les machaca a las juventudes ultraconservadoras incrustadas en él.

Pifias como el #MissAccionJuvenil y ejemplos como el de Carlos Talavera Leal dejan que la sospecha vuele libre y no extraña ya nada al PAN tener que salir a limpiar el batidero que provocan sus simpatizantes más cercanos. Y pese a que los jóvenes panistas lleven la delantera, no es algo exclusivo de ellos. Ahí está el Ectivismo organización juvenil en redes sociales que celebra la parálisis intelectual de Enrique Peña Nieto o el líder juvenil de MORENA, Héctor Bonilla que aunque insiste en millones de spots que es apartidista no le dice que no a una plurinominal.

El uso de lenguaje sexista y discriminatorio no es exclusivo tampoco de un solo partido. Carmen Salinas, madre televisiva de los mexicanos defendió el voto aunque sea de joto ante la risa complaciente del candidato del PRD a la jefatura de gobierno del DF Miguel Ángel Mancera, isla liberal donde se llevan a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo a iniciativa de ese partido. O en Puebla donde un diputado del PANAL llama “homosexual discriminado” a un trabajador del congreso. O en Nuevo León donde la izquierda postula al senado a un empresario que ha sido amonestado en varias ocasiones por la CONAPRED por su lenguaje homofóbico. Mal de muchos, consuelo de pendejos. Y a pesar de que Juan Pablo Castro haya utilizado la orientación sexual distinta a la heterosexual como un insulto, hay un trasfondo clasista y prepotente que gira en torno al uso del leguaje homofóbico como algo común que solo aplica a quienes se sientan aludidos. Así este pendejo se disculpa, pero no se disculpa en su disculpa pública.

Y a pesar de que Juan Pablo Castro no es legislador y supongamos que en efecto no tiene nada que ver con el Partido Acción Nacional y sus conocidas fobias y filias, deja entrever la agenda de muchos políticos jóvenes que están permeando hacia las cámaras legislativas sin mucho ruido. En México, el sistema de partidos permite a estos acomodar sus fichas a través de la vía plurinominal. Tan sólo hay que ver la lista para ver ultraconservadores que sin ser votados tendrán en sus manos el poder legislar y hacer leyes mientras organizan a las juventudes católicas para recibir a Benedicto XVI.

Imaginemos ahora por un momento que la corrección política importará en esta columna.

@RomanCotera