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Estados Unidos ya firmó el acuerdo de París… ¿Ahora qué sigue?

Los líderes mundiales finalmente firmaron un acuerdo histórico sobre el clima. Lo que ahora nos toca hacer es reformar la economía global.

"Estoy en la primera línea del sufrimiento" debido al cambio climático me dijo Assaad Razzouk en las instalaciones de las Naciones Unidas en Nueva York el pasado viernes.

Razzouk, el perspicaz CEO de Sindicatum, una compañía de desarrollo de energía sostenible con base en Singapur, acababa de hacer una dura crítica a Wall Street por esconder la cabeza en relación al costoso impacto del cambio climático.

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Pero el lugar –una sala de conferencias anónima metida en las entrañas del laberinto institucional que es la sede de la ONU– tuvo un marcado contraste con la grandiosidad que estaba ocurriendo del otro lado del edificio, donde líderes mundiales, dignatarios y una variedad de los llamados A-listers celebraron el Día de la Tierra al colocarse unos frente a otros en un espacio que parece una catedral, comprometiéndose a no dejar que el mundo se caiga a pedazos.

Aquí es donde estamos en los esfuerzos por limitar los catastróficos efectos del cambio climático: algunos líderes mundiales finalmente han firmado un acuerdo climático histórico. Ahora lo único que tenemos que hacer es reformar la economía mundial.

¿QUIÉN ESTÁ PAGANDO POR EL CLIMA?

El viernes pasado representantes de175 naciones firmaron el Acuerdo de París que detalla los objetivos climáticos y las reducciones voluntarias de emisiones de carbono. Es sin duda un paso trascendental en la conversación climática: después de décadas de poner sus esperanzas en una serie de tratados que parecen escalones pequeñitos y suenan a novelas de Robert Ludlum (el Protocolo de Kyoto, el Acuerdo de Copenhague, el Plan de Acción de Bali y varios más), el Acuerdo de París es notorio porque marca la primera vez que la vasta mayoría de las naciones del mundo han firmado un documento diciendo que debemos limitar "la temperatura global promedio a muy por debajo de los 2 ºC" con el objetivo de mantenerlo debajo de 1.5 ºC o enfrentarse a las desastrosas consecuencias.

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Our planet cannot be saved unless we leave fossil fuels in the ground said UN Climate ActionApril 22, 2016

Fui a darle un vistazo a la conversación en torno al evento de la firma en la ONU, que de por sí era una clase de avalancha a la que ni siquiera intenté asistir; estoy decepcionado de haberme perdido las declaraciones de Leonardo DiCaprio. Estaba, sin embargo, invitado a un "almuerzo de alto nivel" donde tuve la surreal experiencia de comer una lubina a una mesa de distancia del dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe, quien antes había fruncido el ceño y dado vuelta mientras el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, hacía chistes sobre ser el anfitrión de la élite mundial. Este es el circo diplomático de costumbre: apretones de mano, pronunciamientos grandilocuentes de una persona poderosa a un cuarto lleno de otras personas poderosas y vino servido muy temprano en la tarde.

Mientras que la imagen del evento es que 175 líderes del mundo dieron breves discursos y firmaron una página, la discusión en pequeñas conferencias y pasillos alrededor de la ONU no fueron respecto al simbolismo del evento, más bien en lo que sustenta tanto el problema como la solución al tema climático: el dinero.

"En los países que encabezan el cambio climático, la visión actual es que la gente en Wall Street piensa que COP21 y COP22 son una miniserie de HBO", dijo Razzouk, sugiriendo que estas dos grandes conferencias climáticas no lograron hacer olas en la comunidad de inversionistas. "Hay una tremenda brecha de inversión entre las metas aspiracionales de una cifra récord de países alrededor del mundo, los fondos de capital desplegados y el costo de construir infraestructura de energía limpia a nivel mundial".

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Razzouk hablando con la prensa. Imagen: Pacific Press/Getty

Las declaraciones de Razzouk representan la de un contingente de negocios que impulsa una mayor inversión en infraestructura sostenible en mercados que se están cambiando rápidamente, antes que queden bloqueados en los sucios e intensivos negocios de carbono de siempre. Mientras su visión colectiva siempre ha sido central hacia las discusiones pragmáticas del clima, es notable que la gente esté señalando lo obvio (que si vamos a construir, deberíamos hacerlo de forma sostenible) en un pequeño cuarto de prensa durante uno de los más grandes momentos del año respecto al cambio climático.

Por tan poderoso que pueda ser un mensaje al mundo, como acordar que el calentamiento global resulta peligroso, está claro que en realidad hacer algo sobre ese calentamiento significa replantear la forma en que el mundo hace negocios. Pero lo que es más difuso es cómo y cuándo va a suceder. En resumen, el Acuerdo de París nunca funcionará si los sectores industriales y financieros no se suben al mismo barco.

FALTA DE ACCIÓN CLIMÁTICA

"Es una victoria por una multitud de razones, una victoria para todos nosotros", señaló Ban a los asistentes al almuerzo. "Ahora debemos cambiar las aspiraciones climáticas por la implementación y la acción. Es por eso que estamos aquí".

Naturalmente, los funcionarios públicos se enfocaron en tomar el Acuerdo de París como una oportunidad. Después, de pie frente a decenas de personas eminentemente poderosas, picoteando ensaladas en el Comedor de Delegados de la ONU, el ex vicepresidente Al Gore se paró en un estrado y bromeó sobre mantener sus palabras breves para que todos pudiéramos almorzar. Continuó admitiendo, como lo hicieran también el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon y el presidente francés Françoise Hollande, que los gobiernos necesitan hacer más para apoyar y financiar el cambio hacia una economía neutral de carbono. En cierto momento Mugabe, con sus 92 años, brindó en su mesa.

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El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe (al centro), disfruta de las declaraciones de Bill de Blasio. Imagen: Derek Mead

El Acuerdo de París, comenzará una vez que al menos 55 naciones, que representan el 55% de las emisiones globales de carbono, lo ratifiquen; 15 naciones, en su mayoría islas pequeñas, ya lo han hecho, mientras que Estados Unidos y China, que representan un total aproximado del 38% de las emisiones globales de carbono, se han comprometido a hacerlo este año (Pese a que el presidente Obama podría ratificar el acuerdo por orden ejecutiva, los Republicanos del congreso ya han planeado refutar el tratado. Si un Republicano ganara la presidencia a finales de este año, la participación de Estados Unidos en el Acuerdo de París podría potencialmente ser revertida. China, mientras tanto, se ha comprometido a ratificar el acuerdo, al menos de acuerdo a Xinhua, el servicio de noticias controlado por el Estado).

Ahora viene la tarea de esperar a que esas naciones realmente ratifiquen el acuerdo, que requiere políticas locales y discusiones a medida que las naciones deciden cuánta será su contribución para reducir las emisiones de carbono. E incluso después de eso, convertir el Acuerdo de París en acciones significativas del cambio climático significan que no solamente las más grandes economías del mundo se deshagan de la infraestructura e inversión basada en combustibles fósiles, si no también prevenir que las economías en desarrollo utilicen estos combustibles.

El sentimiento de los líderes y espectadores en la ceremonia de la firma y los eventos a su alrededor era muy aspiracional, porque está claro que hasta que entre en efecto formalmente el Acuerdo de París es meramente simbólico. E incluso si se ratifica, solamente se necesita que las naciones comiencen sus propios objetivos de carbono, lo que suena como la política climática habitual donde cada país se aleja gradualmente, lo que sucede incluso cuando las economías en desarrollo aceleran para cerrar la brecha de riqueza con las naciones más poderosas; esta es una carrera que amenaza con incrementar el cambio climático a menos que esas economías estén pensados en hacer algo que las naciones en desarrollo no tenían que hacer: crecer con las emisiones de carbono en mente.

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EL COSTO A LARGO PLAZO DEL CARBONO

Incluso cuando la producción petrolera de Estados Unidos se reducirá junto con el uso de carbón y China busca reducir su propia dependencia al carbón, el permanecer "por debajo" del incremento de 2 ºC para 2100 significa que no solamente se deben reducir drásticamente las emisiones de carbono de los actuales productores, si no también prevenir que las economías en desarrollo se conviertan en sus propios productores de carbono.

"Tengamos en cuenta que hay una gran injusticia en el cambio climático que afecta de manera más significativa e inmediata a los países y comunidades que son menos responsables de las emisiones", señaló Mary Robinson, una de las más poderosas voces respecto a la justicia climática.

De acuerdo con los líderes presentes el viernes, la desaceleración del cambio climático significa la necesidad de dos cosas difíciles de mantener en los mercados: lograr un precio uniforme del carbono –preferentemente de 100 dólares por tonelada métrica dice el director ejecutivo de UN Global Compact, Lise Kingo– así como desbloquear una significativa inversión pública y privada para el desarrollo de infraestructura sostenible a nivel mundial.

El Acuerdo de París es "una clara señal para los mercados que necesitamos un 100 por ciento de participación por parte de las comunidades de negocios e inversión", señaló Kingo en una conferencia de prensa.

"Estamos a punto de tener una enorme riqueza climática, pero quienes poseen esta riqueza climática son siempre pequeños y pobres".

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Muchas naciones en desarrollo enfrentan no sólo una exposición desmedida a los efectos perjudiciales del cambio climático –seguridad alimenticia, desastres naturales, cambios de temperatura–, también están trabajando para crecer, pero sin poder realmente apoyarse en una inversión significativa por parte de naciones más acaudaladas, a la vez que que también se ven presionados para evitar la infraestructura barata basada en combustibles fósiles en la que se desarrollaron las naciones líderes del mundo (Que el mundo financiero haya ignorado los riesgos monetarios del cambio climático está lejos de ser una idea nueva; el año pasado el Banco Mundial advirtió que la "burbuja de carbono" podría desplomar la economía mundial).

"Algunos de los países presentes están construyendo 2.440 plantas basadas en carbón. Setenta y cinco por ciento de ellas están en India, China, Indonesia, y Filipinas", señaló Razzouk (Estados Unidos, mientras tanto, sigue obteniendo dos tercios de su energía a partir de combustibles fósiles). "Nuevamente, algunos de los países más vulnerables de sufrir el cambio climático antes de los demás y con más fuerza. Este tipo de comportamiento realmente necesita cambiar, porque guía cada aspecto del sistema energético".

¿QUIÉN SALVA A QUIÉN?

Incluso si el Acuerdo de París logra llegar intacto a las ratificaciones, no hay garantía que este sirva como recompensa para las corporaciones y bancos en Estados Unidos y Europa, quienes hasta ahora no han valorado adecuadamente el riesgo del cambio climático o la oportunidad del desarrollo sustentable a nivel mundial, esto según la opinión de múltiples expositores durante el viernes pasado.

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.UN Climate ActionApril 22, 2016

"Estamos al borde de una enorme riqueza climática, pero quienes poseen esta riqueza climática son invariablemente pequeños y pobres" declaró Razzouk . "Si eres pequeño y pobre, requieres innovación técnica y necesitas un costo de capital que te permita competir. Esperamos que todos estos acuerdos, como el Acuerdo de París o el trabajo hecho por la Global Compact de la ONU, cristalicen una imagen en Wall Street, donde al final del día son $150 billones de dólares en capital que necesitan ir a los lugares correctos, pero continúa yendo a los lugares incorrectos".

Incluso si desprendernos del carbono significa cambios enormes y dramáticos en cómo el mundo hace sus negocios, eso no significa que la gente no pueda enriquecerse de la economía del carbono. Tanto Razzouk como Anne Stausboll, el CEO de CALPers (el enorme fondo de inversión californiano que ha tenido una mayor influencia en el movimiento de reversión del carbono y el financiamiento climático) dijeron que el desarrollo de la infraestructura sostenible valdrá al menos un billón de dólares por año durante los próximos años.

Laurent Fabius, ex primer ministro francés y presidente de la conferencia COP21 de 2015, de donde el Acuerdo de París recibe su nombre, fue un hit con la prensa de Francia antes de que el presidente Hollande diera una conferencia. Imagen: Derek Mead

¿Es eso suficiente para atraer una respuesta significativa al cambio climático? Esta es una pregunta que ha surgido por el Acuerdo de París, y hay que darle crédito por eso, pero que este no puede responder. Hay ciertamente un momentum en torno al acuerdo: Heather Coleman, quien lidera las políticas climáticas para Oxfam America, dijo que "las naciones desarrolladas están comprometidas a poner un anticipo de 140 mil millones" para el desarrollo de infraestructura sostenible, mientras que Stausboll dijo que "esta semana más de 100 compañías aquí en Estados Unidos firmaron una declaración en apoyo al acuerdo y una acción rápida para su seguimiento". Y, otra vez, ha habido un cambio 'lento pero seguro hacia un mayor énfasis en la sostenibilidad y un mejor manejo del enorme riesgo financiero que representa el cambio climático por parte de las economías líderes del mundo.

Incluso así, el destino del clima –y, bueno, el estado actual del mundo, si queremos dejar de engañarnos por un segundo– recae en la ratificación del Acuerdo de París por las naciones que tradicionalmente tienden a evitar las preocupaciones climáticas y buscan un crecimiento rápido, e incluso en ese momento el acuerdo debe ser una puerta a la implementación del cambio económico global y local. Es fácil quedar atrapado en el show diplomático cuando te encuentras en una escalera eléctrica, apretado accidentalmente entre los trajes de decenas de miles de dólares que componen una comitiva dignataria. Luego recuerdas que las tareas que tienes en frente necesitan reescribir completamente el libro económico en el que todos nos apoyamos.

"Actualmente nos estamos embarcando en una nueva era de metas de desarrollo", dijo Emmanuel M. de Guzman, el secretario y vice presidente de la Comisión Filipina del Cambio Climático. "Es un reto enorme para todos, cada grupo de accionistas. Cuando llegas a un área rural, una comunidad rural, y siguen usando fogones para cocinar. Siguen expuestos a la contaminación en interiores, al carbono dañino que produce cáncer. Hay mucho trabajo por hacer. Sin acciones de la sociedad civil, sin el apoyo de la sociedad civil a nivel local, es muy difícil lograr lo que estamos intentando".