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Motherboard

El hombre que quiere salvar al Everest de los desechos humanos

Arquitectos e ingenieros voluntarios quieren resolver el problema menos abordado del Everest: los residuos de excremento humano.

El Monte Everest es más accesible que nunca. La montaña ha sido inundada de mejor equipo, más comodidades, y de guías incansables que le muestran el camino a intrépidos turistas. Más de 36 mil personas visitaron la región en 2016, lo cual representa un incremento del 34 por ciento comparado con 2015.

El acentuado interés en el Monte Everest ha sido una explosión de ingresos para Nepal. Los escaladores gastan entre 30 mil y 100 mil dólares en cada viaje, dependiendo del tipo de permiso y la compañía de expedición. Sin embargo, entre más flujo de personas haya, mayor será la cantidad de desperdicios, entre ellos toneladas de excremento humano.

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Más de 11,700 kilos de excremento humano son depositados en el campo base del Monte Everest todos los años. Los desperdicios permanecen en barriles azules (¡equipados con asientos de baño!) hasta que los porteadores sherpa los transportan a Gorak Shep, lago congelado que se ha convertido en el depósito por excelencia del Everest. En 2014, el gobierno de Nepal dictaminó que los escaladores deben bajar de la montaña con ocho kilos de basura o dejar un depósito de 4,000 dólares. Sin embargo, el exceso de desechos humanos ha sido otro tipo de dilema.

Un porteador con un barril de desperdicios desciende del campo base del Monte Everest. Imagen: Mount Everest Biogas Project

Basura y desperdicios humanos en el Monte Everest. Imagen: Mount Everest Biogas Project

"Me sorprendió desde un punto de vista emocional", me dijo Garry Porter, escalador experimentado e ingeniero retirado de Boeing Company.

"Habíamos estado en el país más fantástico del mundo, habíamos completado el recorrido, y vimos a los porteadores cargar nuestro excremento cuesta abajo", añadió Porter. "¿Fue este nuestro mejor tributo para el pueblo de Nepal?"

Garry Porter en el Monte Everest. Imagen: Mount Everest Biogas Project.

Hace siete años, Porter decidió abordar el problema del excremento, y fundó en colaboración el Mount Everest Biogas Project, el cual se apoya en ingenieros y arquitectos voluntarios para erradicar el problema más insoluble del Everest. Su presencia no pudo haber sido más oportuna. Una inspección realizada en 2012 en dos cuerpos acuáticos cerca de Gorak Shep —financiada por la National Science Foundation— reveló que uno de ellos no pasó los estándares de potabilidad establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

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"No podemos seguir aventando excremento a las fosas cerca de fuentes de agua y no esperar ver un problema ambiental", dijo Porter.

¿Su solución? Convertir los desperdicios en energía utilizable por medio de un biodigestor.

Los biodigestores no son ostentosos, pero cumplen con su labor: "No se trata de un invento de alta tecnología", advirtió Porter. Los biodigestores son tanques llenos de bacterias que se alimentan de los desperdicios orgánicos. En el proceso se crea gas metano como un producto secundario, además de un fertilizante líquido conocido como "vertido". El gas puede ser aprovechado para producir energía en hospedajes hasta computadores portátiles, porque también hay internet en el Everest.

Así es como funciona un biodigestor. Imagen: Mount Everest Biogas Project

En teoría, proveer al Everest de energía ilimitada por medio de los excrementos es posible. Pero siendo realistas, la montaña no hará las cosas más fáciles. Para mantener a las bacterias felices y hambrientas se necesita calor; permanecen activas solamente si la temperatura de su ecosistema se encuentra entre los 20 y 30 grados Fahrenheit.

El campo base, que se encuentra a 5,300 metros sobre el nivel del mar, regularmente puede alcanzar temperaturas bajo cero. Los digestores se han usado en todo Nepal, China e India, dijo Porter, pero a altitudes más bajas y más templadas. Si esta tecnología pudiera adaptarse a uno de los climas más inhóspitos del mundo, también se podría aplicar en otras montañas con problemas de desechos humanos.

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El equipo necesitaba una forma de mantener el digestor caliente, las 24 horas del día, y con un hardware local y listo para usarse. Para Porter era indispensable que hasta la ultima batería de este proyecto fuera de Nepal. “Queremos que este sea un proyecto nepalés. Lo construiremos por nuestra cuenta y les entregaremos las llaves”, me dijo.


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La solución fue una matriz solar de 8.5 kilovatios que el equipo adquirió en Katmandú, parecida a las que las personas habían instalado en sus techos. La matriz solar, una vez conectada a 48 baterías de dos voltios, creó un exceso de electricidad capaz de calentar el digestor durante la noche.

"Estamos listos para implementar el diseño, tenemos la aceptación del cliente, pero tenemos que recaudar dinero", dijo Porter, aunque no me pudo proporcionar un cálculo del costo cuando hablamos. El proyecto aún está en la etapa de creación de prototipos, pero el equipo, a través de una asociación entre la Universidad de Seattle y la Universidad de Katmandú, ha demostrado que el digestor puede operar con desechos humanos y producir gas metano (en el rango de temperatura óptimo) en un laboratorio.

El equipo ya está considerando los siguientes pasos. Porter no permitirá que el efluente se use como fertilizante hasta que pueda analizar patógenos humanos, desde norovirus hasta cólera, por ejemplo. Si los agentes que causan enfermedades sobreviven al digestor, el efluente no será seguro de usar en cultivos para consumo humano.

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Nepalese tea house owners. Image: Mount Everest Biogas Project

El Proyecto de Biogas del Monte Everest trabajó con dos organizaciones nepalesas, el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha y el Comité de Gestión de la Zona de Amortiguamiento del Parque Nacional Sagarmatha, para garantizar que el diseño cumpliera con sus estándares y pudiera ser reproducido por los trabajadores locales.

"Dijeron: 'Bueno, nuestra pregunta más importante es cuándo pueden comenzar, porque lo que los escaladores están haciendo aquí es irrespetuoso con la montaña'", agregó Porter.

Algunos escaladores creen que, recientemente, la montaña se ha convertido en una peregrinación menos aventurera, y más en una trampa para turistas con dinero. Pero, independientemente de en qué se haya convertido el Monte Everest, su legado moderno se construyó literalmente sobre las espaldas de una fuerza de trabajo Sherpa invisible e innombrable. El Proyecto de Biogas del Monte Everest parece estar reduciendo parte de esa deuda.

La reverencia de Porter por el Monte Everest es obvia, y, aunque se perdió de llegar a la cumbre en una escalada en 2003, está seguro de que el proyecto de biogás tendrá éxito.

"¿Cómo lo protegemos, para que siga ahí para mis hijos y para los hijos de mis hijos?", preguntó Porter. "Sólo se trata de devolver el favor".