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Música

'Hay una parte de nuestra historia que ha sido amputada': descifrando a Califato ¾

Presentamos 'Arpexín', el nuevo vídeo de la banda andaluza.

Califato ¾ aparece como un acto de libertad. La unión de esta comparsa de artistas andaluces recoge la fuerza suficiente para dejar brotar las semillas de sus raíces y su folclore y que sea esto lo que dirija y haga de nexo de todos ellos, artistas que en los respectivos géneros que exploran no suelen dar tantas concesiones. Y el ejercicio no puede salir mejor. La emboscada de Califato ¾ va más allá de un statement político e identitario, algo que evidentemente es; también se convierte en una muestra muy lúcida de las posibilidades que ofrece la cultura popular y el folclore andaluz cuando se los aborda desde la inquietud y los nuevos puntos de vista.

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Así, la romería de Califato ¾ divaga entre el flamenco, el footwork, el hip hop o el drum 'n' bass a través de las manos de S Curro, The Gardener, BSN Posse, Industrias 94, Lorenzo Soria, Digital Diógenes y Esteban Bove, de LIE Radio. Agrupados bajo la etiqueta del infalible Breaking Bass, hablamos con todos ellos sobre cómo nació el proyecto, el papel de la idiosincrasia andaluza o el estado actual de la música y el país, entre otros. Además, estrenamos su nuevo videoclip realizado por Los Voluble.

VICE: Explicadme un poco la génesis del proyecto. ¿Cómo nace? ¿Cuándo decidís juntaros? ¿Cuál es el detonante para encerrarse en la misma habitación y hacer música?
Califato ¾: Pues la historia es que, desde hace unos años, varios de los productores pertenecientes al colectivo Breaking Bass venimos fusionando la electrónica con el flamenco y sus derivados. A The Gardener se le ocurrió el nombre para agruparnos y a S Curro la idea de encerrarnos en una casa a ponernos ciegos y hacer un disco en dos días, siguiendo la tradición de bandas como Veneno. Además de The Gardener y S Curro, también conocido como SKLT SLKT, se unieron los malagueños BSN Posse y los chicos de Industrias 94, Lorenzo Soria y Digital Diógenes; todos ellos también estaban experimentando esta fusión por su lado. Por último, se unió Esteban Bove, de LIE Radio, gran aficionado tanto al flamenco como a la electrónica y que también ha aportado mucho al proyecto. En verano de 2018 nos fuimos a una pequeña casa de unos amigos en mitad del Alto Aljarafe y allí nos encerramos tres días con muchas máquinas, instrumentos, discos y sustancias espirituosas. Así nació el proyecto básicamente.

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Decís de esto que es un “rebujo” donde se encuentran el flamenco, el funk, los breaks, el footwork, el hip hop, el dub, etc. El resultado es excelente. ¿Hace falta perder el miedo a la mezcla y la experimentación?
Desde luego, de eso se trata, de ir soltando lo que uno siente y ver cómo se desarrolla la música con naturalidad. Si fluye, bien, si no, a otra cosa. Las referencias las lleva cada uno dentro, no somos metódicos, somos bastante impulsivos. Nos gusta encontrar el camino andando.

¿Cómo ha funcionado la tensión entre los elementos folclóricos y los nuevos?
Hemos creado el Califato ¾ para experimentar con nuestra tradición musical, para hacer música con lo nuestro, con lo que conocemos. Como solemos estar siempre rodeados por nuestro folclore no lo apreciamos, pero pasa el tiempo y nos damos cuenta de que es lo que nos hace diferentes. Ha llegado un momento en el que hemos abierto las compuertas y hemos dejado que todas esas influencias que llevamos en nuestro subconsciente pasen al nivel consciente y se unan con las que hemos adquirido voluntariamente a lo largo de nuestra vida. Es en ese momento cuando la guitarra, la caja semanasantera y la 808 empiezan a llevarse bien.

A todo esto lo llamáis música con raíces. ¿Se tiene una visión reduccionista de “lo andaluz”?
Por supuesto, la música andaluza va mucho más allá del flamenco, incluso la tradicional. El estereotipo que existe sobre la cultura andaluza, sobre Andalucía y sobre los andaluces ya sabemos todos cuál es. Hay una visión deformada e incompleta de Andalucía en el exterior e incluso muchas veces en su interior, también.

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Imagino que la procedencia es el nexo básico de todos los miembros de Califato ¾. Habladme de la idiosincrasia andaluza a la que os referís.
Todos hemos vivido desde chicos la Semana Santa y cómo retumban las calles con una banda de cornetas y tambores, la juerga y las borracheras de la feria o las romerías pasando por nuestro barrio. Antes, la gente estaba varios días de borrachera con el cante y la guitarra y ahora estamos varios días de juerga con la electrónica en los clubs y las raves. Eso es también folclore.

Otro asunto es la cuestión histórica, lo que está escondido y encriptado en nuestra identidad y no solo en la andaluza. En el año 732, Al-Ándalus ocupaba casi toda la península. Cristianos, judíos y musulmanes convivieron en paz durante un periodo muy largo de nuestra historia, del siglo VI al XV, con una riqueza cultural única. Somos resultado de esta mezcla y no hay que ocultarlo o simplificarlo, hay que ponerlo en valor.

En la descripción habláis de “seriedad y surrealismo”. ¿Por qué? Por un lado, ¿creéis que iniciativas como esta no se tratan de forma seria?
Seriedad y surrealismo es, por ejemplo, que en un tema cantemos “Ya han venido los bomberos y hasta la Guardia Civil, ya está todo controlado, ya nos podemos dormir” y que sea verdad. Haciendo el disco había un incendio gigante justo al lado y cuando salíamos a descansar un rato parecía que las llamas iban a llegar a donde estábamos. Lo metimos en la canción y funcionó. La seriedad y el surrealismo están en el humor y en la ironía de juntar castañuelas y sintes, de juntar a Tupac y a Carlos Cano. Discos de referencia para nosotros como Veneno, Omega o La leyenda del tiempo tienen un lenguaje abstracto pero cotidiano, es un lenguaje que no dice nada y lo dice todo.

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Por otro lado, ¿cuán necesarios son la imaginación y el surrealismo a la hora de crear? ¿Creéis que puede ser una forma de imaginar nuevos futuros?
La ironía, lo surrealista, el decir sin decir, hay que administrarlo bien, pero es fundamental para crear cosas nuevas. El arte expresa deseos y anhelos y con él dibujamos el mundo como nos gustaría que fuese.

Comentáis que Califato ¾ busca reconocer “parte de la historia que ha sido amputada (…) para no olvidar de dónde venimos y dónde vamos”. ¿A qué os referís con esto?
La cultura andaluza, así como el pueblo andaluz, llevan sufriendo opresión, saqueos y ataques de todo tipo desde la mal llamada “Reconquista”. En el colegio se nos enseña una historia amputada y ahí comienza el problema. Los regímenes franquista y del PSOE en Andalucía el siglo pasado y este no han hecho más que perpetuar esta situación. Es necesario que seamos conscientes de lo que somos para poder reivindicar nuestros derechos y ejercerlos. La confusión identitaria y cultural unidas al sometimiento y la explotación económica son en gran parte responsables de la complicada situación en Andalucía.

¿Creéis que ha habido un intento por parte de Madrid de homogeneizar todas las identidades de España?
Lo hay siempre desde todos los centros de poder. Incluso desde Sevilla se ha hecho mal a veces con respecto al resto de Andalucía. La diversidad hace que se produzcan cosas nuevas, y los diferentes puntos de vista siempre son enriquecedores. Nosotros creemos en una Andalucía unida que respeta todas las peculiaridades culturales de sus diferentes comarcas y que lucha por salir de la pobreza y de la confusión identitaria mediante la solidaridad y el respeto a nuestra cultura.

Recientemente, VOX ha ganado representación en el Gobierno de Andalucía y vuestro mensaje es, evidentemente, totalmente opuesto al suyo. ¿Se puede decir que Califato llega en el momento más necesario o en el más complicado?
Lo de VOX es muy triste pero a la vez no nos sorprende. Cuando el PSOE rechazó llevar a cabo la reforma agraria por la que luchaban los jornaleros y usó el parche del PER para lograr la paz social en Andalucía, desactivó el espíritu del 77 y desde entonces a ahora se ha producido una pérdida gradual de conciencia andaluza en gran parte de nuestro pueblo. En este escenario es normal que los fascistas, que siempre los ha habido, no tengan miedo de quitarse la careta y presentarse a la gente sin ningún tipo de vergüenza de la manera que lo están haciendo. Después de la dictadura que hemos sufrido, esto debería de ser impensable, pero ahí están. El Califato ¾ es un proyecto musical que nace en este contexto y muy influido por estas situaciones que hemos descrito.

Por último, quiero preguntaros: ¿Califato ¾ ha sido un proyecto puntual o va a tener continuidad en el tiempo?
Cuando planteamos reunirnos para hacer L'ambôccá (“la emboscada“ en castellano) no sabíamos si el proyecto iba a tener continuidad o no pero nos lo pasamos muy bien haciéndolo y queremos repetir. Ha salido en cassette por Breaking Bass y el sello Humo va a sacarlo en vinilo. Este verano seguramente nos metamos en otro boquete unos cuantos días a ver qué sale.

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