La portada de una mujer lactando que Almacenes Éxito (casi) no dejó circular completa

La campaña When nurture calls ("Cuando la crianza llama") es la voz representativa de un movimiento mundial que busca erradicar la persecución física y sicológica de aquellas madres lactantes que, en cualquier momento y espacio, deciden amamantar a sus hijos. Con una imagen poderosa (tres mujeres sentadas en un inodoro con sus bebés, acompañadas de frases mordaces como "buen apetito" o "mesa para dos"), la protesta de unos estudiantes de arte de la Universidad de Texas, Estados Unidos, va ganando adeptos: es importante, según ellos, que este tema no pase de agache en las discusiones públicas. Es necesario, según ellos, que las mujeres pelen la teta y le den de comer a sus hijos cuando se los exijan sin que ningún patrón de restaurante las mande a un espacio cerrado donde no incomoden la moral y las buenas costumbres del resto de comensales. Al final, sí es importante.

La revista Fucsia, especializada en el tema femenino, aprovechó el mes de octubre, declarado a nivel mundial como de "sensibilización de cáncer de Mama", para poner sobre la mesa este debate: en su portada 175, que circula este fin de semana, podemos ver a la modelo Cristina Warner sin nada más sobre el pecho que su hija Zoe siendo amamantada. El pezón derecho sale cortado a medias por la suave mano de la bebé, todo en medio de una estética poderosa a blanco y negro del fotógrafo Ruven Afanador, quien por esos días andaba en Bogotá en el marco del Moda B Capital. La fotografía es hermosa desde todo punto de vista. El título del especial: "¿Lactaría usted en público?". La nota que acompaña la portada, un breve resumen de la importancia de esta actividad, así como de las trabas que las mujeres reciben a la hora de ejercerla.

El tema de los senos de las mujeres está atravesado por una doble moral machista bien diciente. En unos contextos está bien que las tetas se liberen, que los pezones de las mujeres floten en el aire sin nada que los contenga, que las conversaciones se llenen de palabras que los describan. Pero sólo eso. En otros contextos, como en el de la lactancia en público, crean una incomodidad extraña, que hace resurgir un pudor viejo y trasnochado de taparlos para que nadie los vea. Aparte, el tema se ha quedado en Colombia debajo de la mesa sin mucha discusión. Eso último era lo que quería promover la revista con su portada.

Hasta ahí, todo en orden. Severo. El debate, sin embargo, y antes de que la revista estuviera expuesta en estantes, se fue a otro extremo. El 8 de octubre, la oficina de circulación de Publicaciones Semana, el conglomerado que agrupa varias marcas periodísticas, Fucsia incluida, recibió un correo electrónico por parte de Almacenes Éxito diciendo que no podían poner en las góndolas de sus supermercados una publicación con tetas en la portada, a menos que estuviera cubierta por una solapa encima. No importaba que fuera una foto artística de Ruven Afanador ni que la imagen tratara de, justamente, reivindicar el derecho de las mujeres a lactar en público.

En últimas, y luego de una serie de infructuosas discusiones (tapar con pelo ficticio de la modelo el pezón restante, poner la solapa, pegar un papel de "censurado" encima), la decisión editorial, ante la premura del cierre y el hecho de que la edición de octubre no circulara en una de las cadenas más importantes de distribución, fue pintarle a la bolsa que la contiene una franja negra atravesando los pezones, la mano y la cabeza de la bebé. Todo tapado. Lo importante, al menos.

VICE intentó, de manera reiterada, hablar con la oficina de prensa de Almacenes Éxito para narrar de manera específica esta historia. Fue imposible. Sin embargo, dos horas después de la publicación de este artículo, nos escribieron un correo electrónico aclarándonos que todo había sido un malentendido y que el tema de la lactancia materna en la Fundación Éxito era uno prioritario. Incluso mencionaron una "lactatón" hecha en 13 almacenes de la cadena en el mes de agosto.

Párrafo aparte, el comunicado del Grupo Éxito, fechado el 9 de octubre de 2015, escrito desde Envigado, Antioquia, dice que el jueves 8 de octubre recibieron un correo de la empresa Comunica, encargada de la distribución de Fucsia, para preguntar si debían hacer algún tipo de cubrimiento especial de la revista, ya que, dicen, les contaban que la portada contenía "una imagen artística que no se acostumbra en esta revista". Luego dicen que el Grupo Éxito les informó que, teniendo en cuenta sus protocolos les darían la versión final. Se sorprendieron, dicen, porque un medio de comunicación nacional (que intuimos que es la W Radio de Julito) salió diciendo que la revista no sería puesta en los estantes. Después de mirar la revista con detenimiento, dicen, encontraron que no tenía ningún problema.

Otra cosa sucedía casi al mismo tiempo en la sala de redacción de Fucsia, donde se tomaban decisiones editoriales para ver si tapaban o no el pezón. "¿Cómo iba a ponerle una solapa a la portada, si justamente lo que intenta es alentar el debate sobre la naturalización de la lactancia?", dice Angélica Gallón, editora jefe de la revista Fucsia. "Si una sociedad no soporta ver a una mujer amamantando en la portada de una revista no soportará entonces verla en la calle".

El movimiento, independientemente de este contraste de versiones, no es una de esas causas sin justificación alguna que se pierde en el marasmo libertario. Al contrario. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la lactancia durante los primeros seis meses de vida de la criatura aporta beneficios tanto al niño como a la madre. Los adultos que fueron correctamente amamantados en su primera infancia suelen tener menor tensión arterial, concentraciones de colesterol más bajas, menos riesgo de obesidad y de diabetes. Más fácil: a datos de 2014, una lactancia correcta permitiría salvar 800.000 menores de cinco años todos los años.

¿Y qué tiene que ver esto con sacar una teta en público y con el movimiento mundial? De acuerdo con la publicación Hospitales amigos del niño, de la OMS y la Unicef, uno de los pasos para salvar esas 800.000 vidas es que durante los primeros seis meses de vida del niño "la lactancia se haga a demanda; es decir, con la frecuencia que quiera el niño, tanto de día como de noche". Léase bien: cuando el niño quiera. Eso implica que algún requerimiento dispendioso hecho a la madre cancela la posibilidad de saciar esa demanda inmediata. Y si bien existen en el mercado cobertores de lactancia sofisticados, que le permiten al bebé tener aire en los pulmones mientras se alimenta, las mamás no están obligadas a comprarlos.

Es eso lo que despertó la indignación en las redes sociales el viernes 9 de octubre: muchas personas, sobre todo mujeres, pusieron el grito en el cielo, a veces de forma no tan precisa (la revista circulará de todas formas y su distribución no ha sido prohibida), a veces llenas de una justificada indignación. En la tarde del mismo día llegó a nuestras oficinas la noticia de que la gerencia de Publicaciones Semana y Almacenes Éxito tomaron la decisión conjunta de no circular con la bolsa. De dejar la portada intacta: el pezón al aire.

La cosa, entonces, estuvo bien prendida mientras este artículo estaba siendo escrito. Sea este el momento para reflexionar sobre lo sucedido. El simbolismo que justificaba la existencia de la portada era muy grande. Más grande, de todas formas, el intento momentáneo de que no pudiera circular en algunos puntos de venta tal y como fue concebido. ¿Por qué pensar en tapar algo que buscaba intencionadamente destaparse, independientemente de quien lo haya propuesto? ¿Qué tan dispuestos estamos a aceptar la naturalidad de la lactancia? ¿Cuántos dobles raseros tiene la sociedad a la hora de juzgar una teta pelada? ¿Damos la pelea por esta causa? ¿Qué esperamos entonces?

ACLARACIÓN: Este artículo fue editado dos horas después de su publicación inicial. La Oficina de Comunicaciones de Almacenes Éxito se comunicó con nosotros finalmente, una vez la noticia salió al aire.