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Una guía práctica para improvisar regalos navideños de último momento

Regalos baratos de último momento para demostrarle a tus seres queridos que sí los amas.

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Navidad es esa hermosa época del año en la que reinan la fraternidad, el amor y el consumismo salvaje. Desde muy chiquitos nos acostumbramos a que el fin de año es más o menos como otro cumpleaños, una fecha mágica en la que recibimos regalos y los abrimos sin siquiera mirar la tarjeta para saber de parte de quién es (mito de Santa Claus aparte). Conforme pasa el tiempo y, con mucha tristeza, te enteras que tus papás se comieron año tras año las galletas y la leche que dejaste junto al árbol de navidad para Santa, el proceso de los regalos se vuelve más odioso. En la pubertad resulta que tienes que ajustar tus deseos a un presupuesto y ayudar a envolver todos los presentes para tu familia lejana.

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Y se pone peor, si creías que la tortura adolescente de no recibir esa guitarra eléctrica y amplificador era lo peor que te podía pasar, piénsalo dos veces; un buen año tus papás ya no quieren seguir jugando a Santa Claus, así que simplemente te envuelven un paquete de calcetines y ahora te toca a ti pagar por todos esos suéteres y juguetes que vas a regalarle a tus tías, primos y parientes varios. Más los regalos para tu novio, tu mejor amigo, tu asesor de tesis, la compañera de trabajo que odias pero que te tocó en el intercambio y tu perro. El mundo asume que ya eres un adulto con solvencia económica y puedes darle regalos a todo el mundo con tu salario de mierda. Falso. Y como nadie se va a tragar que esta Navidad te volviste –convenientemente- anti capitalista, hicimos esta pequeña guía de regalos para el adulto contemporáneo (o sea, el adolescente tardío) en bancarrota. Porque la intención es lo que cuenta, pero tampoco te mames.

Talón de servicios sexuales

Las buenas intenciones sumadas con el sexo, definitivamente cuentan. Este es el mejor regalo (y el más barato) que puedes dar. Recorta unas 2 hojas en partes pequeñas y engrápalas, luego escribe todas las guarradas que se te ocurran para que tu pareja/mejor amigo/¿primo? las pueda canjear en el momento que le dé la gana. Aquí algunos clásicos: Sexo oral en el cine, sesión sadomasoquista, oríname en la cara, fílmate mientras te masturbas, trío, anal en el coche, anal en el parque, etcétera. Solamente te advertimos que no se vale después echarse para atrás. Recuerda escribir la leyenda "Estos vales son personales e intransferibles", no sé, por cualquier cosa. Decora el talonario con dibujitos y un moño. Listo. Mejor regalo del mundo.

Ponte a bordar

Nada dice "Te quiero, gracias por aguantarme la fiesta" como personalizar un objeto. ¿Te acuerdas de cuando tu mamá le bordaba tus iniciales a tu ropa para que no regresaras con el suéter de alguien más de la primaria? Es más o menos eso, pero más divertido. Para este regalo necesitas una prenda cualquiera, una playera, calzones o lo que sea más barato, aguja e hilo. Luego elige una palabra o una frase, puede ser la letra de la canción favorita de tu amiga; "Bitch better have my money" si es freelance, por ejemplo. O un corazoncito, o una berenjena; el cielo es el límite.

Imprime una foto

No te conformes con subir una foto a Facebook o a Instagram y etiquetar a tu mamá o a tu mejor amiga. Ninguna foto en redes sociales puede igualar la nostalgia de una foto impresa y con dedicatoria escrita a mano. Sobre todo porque ya nadie lo hace, vas a quedar como la persona más detallista y considerada de la historia. Obviamente tienes que enmarcarla, así va a ganar volumen, imagínate qué vergüenza simplemente pasar un sobre -sin dinero adentro-.

Un pastel así sería genial, pero si no con el gesto basta. Foto vía.

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Hornea

¿A quién no le hace feliz un pastel? Un pastel comunica perfectamente el mensaje que quieres transmitir en Navidad, "Te quiero pero estoy quebrado, así que hice esto con mis propias manos". Si no eres muy diestro en la cocina, ve al súper por una caja de harina para pastel Betty Crocker (hasta mi perro puede hacer esos sin falla) y una lata de betún. Es un lindo y delicioso gesto.

Explota tus talentos

En este punto, lo que sea que sepas hacer es bueno, o lo que tus amigos saben hacer (pero solamente los que no te cobran). Todos tienen un amigo creativo que hace cobijas con materiales reciclados, collares para gato, mezcal orgánico o dildos artesanales. Tal vez eres muy bueno dibujando, tejiendo o decorando el árbol de navidad. Si de plano no sabes hacer nada y tampoco tienes amigos, busca en YouTube videos para hacer origami o pinta con Bob Ross. El chiste es intentarlo y después envolverlo, como cuando estabas en el kínder.

Cosas tuyas

Suena medio mal, eso de regalar tus cosas usadas, pero es mejor que nada. Te recomiendo que no sea ropa, a menos que de verdad se trate de una persona muy cercana o la prenda en cuestión represente algo muy especial; "De la vez en que te llevaste mi ropa térmica a Berlín para no congelarte". Pero mejor regala objetos: la lámpara que tu hermana siempre se queda viendo cuando va a tu departamento, un cuadro o un libro. Sólo tú sabes qué es lo que ese amigo nunca deja de mirar y halagar cuando va a tu casa.

En fin, la Navidad se trata de regalos y tú ya cumpliste con tu cover para la Noche Buena. Envuelve tu regalo improvisado, entrégalo junto con un abrazo, destapa una botella de vino y prepárate para sonreír al ver la bufanda bordada que te trajo tu tía y que nunca vas a utilizar. De eso se trata todo.