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Y se pone peor, si creías que la tortura adolescente de no recibir esa guitarra eléctrica y amplificador era lo peor que te podía pasar, piénsalo dos veces; un buen año tus papás ya no quieren seguir jugando a Santa Claus, así que simplemente te envuelven un paquete de calcetines y ahora te toca a ti pagar por todos esos suéteres y juguetes que vas a regalarle a tus tías, primos y parientes varios. Más los regalos para tu novio, tu mejor amigo, tu asesor de tesis, la compañera de trabajo que odias pero que te tocó en el intercambio y tu perro. El mundo asume que ya eres un adulto con solvencia económica y puedes darle regalos a todo el mundo con tu salario de mierda. Falso. Y como nadie se va a tragar que esta Navidad te volviste –convenientemente- anti capitalista, hicimos esta pequeña guía de regalos para el adulto contemporáneo (o sea, el adolescente tardío) en bancarrota. Porque la intención es lo que cuenta, pero tampoco te mames.
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