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Música

Cómo evolucionamos hasta amar la música

Algunos estudios exploraron la conexión entre las reacciones a la música y el deseo de pertenencia. Los resultados fueron abrumadoramente favorables.

¿Quién no ama la música? Siempre está ahí para ti cada vez que la necesitas, intensificando tus emociones y proporcionando un soundtrack para tu vida. Pero incluso aún sabiendo ​por qué amamos la música triste, y por qué la música dolorosamente depresiva nos hace felices, aún es difícil decir qué nos llevó hacia la música en primer lugar. ¿Por qué evolucionamos hasta amar la música?

En una palabra, para pertenecer.

Eso de acuerdo con una nueva investigación publicada en el Journal of Personality and Social Psychology que dice que amamos la música porque nos ayuda a fortalecer los lazos dentro de una comunidad. El estudio estableció a "la musicalidad humana como una forma especial de cognición social", escriben los autores, "y nos da el primer apoyo directo para la hipótesis de que la música evolucionó como una herramienta de la vida en sociedad". La música actúa como una herramienta para compartir información acerca de un grupo de gente con otro.

No es una ciencia exacta. Y los investigadores lograron reunir la misma información, utilizando más de media docena de estudios previos como una forma de elaborar algo que sea tan cercano a los hechos como sea posible. Los estudios exploraron la conexión entre las reacciones a la música y el deseo de pertenencia. En uno de los estudios, los usuarios de internet completaron encuestas en línea que midieron su necesidad de pertenencia, su reactividad emocional, y sus reacciones emocionales y físicas hacia la música, de acuerdo con Pacific Standard. Los otros estudios involucraron pruebas similares. Los resultados fueron abrumadoramente favorables para la teoría, demostrando que aquellos que declararon tener un mayor deseo de pertenencia también tuvieron reacciones profundamente viscerales hacia la música. Lo cual se contrapone con los demás estudios y teorías que durante años han pintado una imagen distinta acerca de por qué amamos la música.

Por ejemplo, existe este estudio según el cual disfrutamos la música porque tenemos una correlación con el sistema de recompensa en el cerebro. La actividad del cerebro es similar a las respuestas de recompensa que experimentamos con las cosas adictivas como las drogas, el sexo y la comida.

Y luego existe algo como la Emoción y el significado en la música, donde el filósofo y compositor Leonard Meyer explora la idea de que la emoción en la música se basa en lo que esperamos. Meyer utiliza una teoría anterior de la emoción, una que dice que la emoción surge cuando no podemos satisfacer un deseo, para explicar cómo ciertos patrones llevan a los escuchas a realizar predicciones con respecto a lo que pasará después en un arreglo. El resultado es una fascinante serie de emociones que nos hacen disfrutar la música con la que alimentamos a nuestros oídos.