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Encantado de Conocerte, RAINBOW GUY

Hace treinta años, Rainbow Guy (aka Guy Feldmann) fue inspirado por la divinidad para cambiar sus hábitos gitanos, asentarse y completar dos importantísimas misiones: construir un Templo, espacio de reunión aconfesional dedicado al ejercicio de la fe...

Hace treinta años, Rainbow Guy (aka Guy Feldmann) fue inspirado por la divinidad para cambiar sus hábitos gitanos, asentarse y completar dos importantísimas misiones: construir un Templo, espacio de reunión aconfesional dedicado al ejercicio de la fe, y cavar un túnel subterráneo sin destino alguno.

Puesto que no era nadie para cuestionar el sincrónico flujo del Universo, Guy se hizo con un buen pedazo de tierra en las colinas que hay detrás de Byron Bay, Australia, y en 1981 -en la doblemente auspiciosa fecha del Domingo de Resurrección y bajo la luna llena de Libra- comenzó la ejecución de las sagradas tareas que se le habían conferido.

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Desde el principio, el Templo ha crecido en tamaño y en reputación. Según Guy, actualmente atrae a unos 300 visitantes al año, muchos de ellos viajeros internacionales y entusiastas espirituales. Se trata de un refugio donde la gente puede quedarse todo el tiempo que quieran siempre que no moleste.

Siguiendo el mantra “Tanto arriba como abajo” (aún no tenemos muy claro qué significa, pero suena bien), Guy no se ha planteado dejar de cavar hasta dentro de mucho -más bien nunca. Guy nos contó que su túnel, que tiene ya 50 metros de profundidad, aún está en pañales. Su objetivo final es crear un laberinto kilométrico en perpetua expansión.

Como era de esperar, quisimos rezar nuestras plegarias en el Templo y ser testigos de tan fascinante túnel con nuestros propios ojos, así que abordamos a Guy mientras tomaba café con un grupo de mochileros judíos. Fue tremendamente amable con nosotros, aunque le preocupó un poco que nuestra entrevista le hiciese perderse el principio del partido de fútbol que echaban en la tele. Pero yo tenía que seguir preguntándole y sacarle toda la información posible, ¿no os parece? Quiero decir, ¡miradle! ¡Es el maldito Rainbow Guy!

Vice: ¿Cuánto llevas trabajando en el túnel?

Rainbow Guy: Primero tuve que acabar el Templo, así que el túnel lo empecé hace 15 años. Si sumas todo el tiempo que he trabajado -ocho horas al día, cinco días a la semana- habré hecho seguramente unos seis meses de trabajo real.

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¿Tienes pensada una longitud concreta?

No hay final en esta aventura. Quiero creer que kilómetros, pero obviamente esto yo no lo llegaré a ver, por una cuestión de tiempo vital. No hay por qué pensar que con mi muerte se acaba también el túnel -debería continuar.

¿El túnel representa algún tipo de sentimiento, o simplemente excavas y excavas en la roca?

El túnel complementa el Templo. La idea es construir un laberinto con muchos túneles interiores y habitaciones ovaladas que podamos usar para cantar, meditar, almacenar, descansar, como balsas de agua, desprovistas de luz y sonido. Pero principalmente es divertido, una gran aventura y parte de una campaña saludable. Tengo 65 años, y ya sabes el dicho: “Si no lo usas, lo perderás”. Hay mucha verdad en eso.

¿No se te ha ocurrido montar un gimnasio?

Sí, pero me gusta lo que estoy haciendo. Cada vez que salgo de una dura sesión subterránea, me dan ganas de volver ahí dentro; salgo con más energía que con la que entro. Eso es porque la tierra me carga de energía.

Claro. ¿Cómo relacionas eso con la privación sensorial?

He oído que si pasas un largo periodo de tiempo en la oscuridad, desprovisto de luz y sonido, el cerebro sufre un cambio hasta ajustarse a dichas circunstancias. Ambas partes del cerebro se unifican porque no tienen ningún factor externo que las separe -no existe causa ni efecto. Por lo visto, es una valiosa experiencia.

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No serás claustrofóbico, ¿verdad?

Sí, sí que lo soy.

¿No te limita a la hora de desarrollar tu potencial excava-túneles?

Me aseguré de que el túnel fuese grande y lo suficientemente amplio como para que no fuese un problema, así que no sufro claustrofobia ahí dentro. En otros sitios sí, pero aquí no.

¿Has sufrido algún altercado con las autoridades locales? Imagino que resulta muy difícil obtener el permiso para una cosa como esta.

Seguramente habría tenido problemas si hubiesen sabido algo del túnel, pero como no lo saben, no me han dicho nada. Tienes problemas con el ayuntamiento si le tocas las narices. No puedes hacer nada.

Antes he conocido a tu hijo, y me ha dicho que ve el Templo como el pene final, y el túnel como la consiguiente vagina. ¿te parece que dicha teoría tiene sentido?

El Templo, más allá de ser una ascendente estructura monolítica, es, en cierto sentido, un pene vertical. Lo rodea una plataforma que funciona como área receptiva, pero sí, podrías decir que es fálico, alargado y orgulloso. Aún no hemos terminado la cima, y estoy convencido de que será como un multiorgasmo cuando lo acabemos.

Y luego está el túnel en sí, que es como estar dentro del útero de la tierra, porque todo lo que siento dentro es amor; me siento arropado por la tierra cuando cavo. Acabo cubierto de arcilla y salgo empapado en sudor, y entonces siento como una especie de transformación o metamorfosis consciente.

¿Se te ocurre por qué fuiste elegido para tan divina tarea?

Los científicos plantean la siguiente pregunta: “Si el caos te absorbe, ¿cómo escapas del caos?”. Creo que la respuesta es: “Elige un punto cualquiera y empieza por ahí”. Este es el punto que elegí para empezar, o el que eligió el universo por mí, trabajar en esto para salir del caos.

TEXTO: HANNAH BROOKS

FOTOS: OLIVER PURSER