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Lingüistas forenses usan los errores ortográficos para identificar criminales

En la escuela, en tarjetas de cumpleaños, en foros de La Jornada o el Universal: ningún lugar es seguro cuando los quisquillosos lingüistas entran en acción como zopilotes buscando el esqueleto de una palabra mal escrita.

Pase lo que pase, tu terrible gramática y excéntrica ortografía siempre volverán para chingarte. En la escuela, en tarjetas de cumpleaños, en foros de La Jornada o El Universal: ningún lugar es seguro cuando los quisquillosos lingüistas entran en acción como zopilotes buscando el esqueleto de una palabra mal escrita. No obstante, los criticones lingüistas pueden ser una fuente de bien social. Resulta ser que la forma tropezada en la que escribes es algo de suma importancia si eres un criminal, ya que el lenguaje juega una parte vital en la identificación de sospechosos y en las condenas judiciales.

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Desde mediados hasta finales de los noventa, una creciente comunidad de "lingüistas forenses" ha sido empleada para analizar la evidencia textual, tales como cartas de extorsión, notas suicidas potencialmente falsificadas, mensajes y correspondencia en línea para poder detectar consistencias y encasillar a los sospechosos en casos que van desde plagio hasta asesinato y terrorismo.

Contratados por abogados de la defensa, policías locales y fuerzas policiacas nacionales como la Agencia contra el Crimen Organizado y la Comisión Independiente de Quejas Policiales, algunos académicos, como los del Centro de Lingüística Forense de la Universidad Aston, en Inglaterra, han brindado testimonio profesional en numerosos juicios.

Tomemos por ejemplo a la Doctora Nicci Macleod, quien se especializa tanto en la lingüística detrás de las dinámicas de poder en los interrogatorios policiales con mujeres que alegan ser violadas, así como en la forma en que manipulamos lingüísticamente nuestras identidades en las redes sociales. Su trabajo incluye el análisis de la jerga en los diarios de quienes intentaron asesinar a Joss Stone en 2013. Llamé a Nicci la semana pasada para preguntarle cómo usa el lenguaje para lograr condenas.

VICE: ¿Qué es exactamente la lingüística forense?
Nicci Macleod: La lingüística forense es un término que puede usarse para hablar de la interacción entre el lenguaje y la ley. Suele decirse que tiene tres diferentes ramas. La primera es el estudio de las peculiaridades del lenguaje judicial; parte de la lingüística forense es investigar las razones detrás de las particularidades del lenguaje legal y de vez en cuando hacer esfuerzos para volverlo más accesible para la gente.

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La segunda tiene que ver con el lenguaje de los procesos judiciales —como lo que se dice en un interrogatorio policial o en los juicios— y lo que es especial sobre esos contextos y en la manera en la que el lenguaje trabaja dentro de ellos.

La última, que probablemente es la más emocionante, es el uso de la evidencia lingüística. Por tanto, si hay algo pertinente para una investigación —como una carta de rescate, de extorsión o nota de suicidio—, quien sea que esté a cargo (suele ser la policía) podría querer saber algo sobre qué clase de persona escribió dicho texto: su edad, su formación académica, sus orígenes geográficos y tal vez su género. O también podría suceder que se tuviera un sospechoso en mente, así que se compararían los textos de esa persona con otros cuyo autor desconocemos y se comentarían las similitudes que podría haber como indicador de que los textos pertenecen al mismo autor.

¿Qué aspectos del lenguaje observas cuando tratas de identificar al autor de un texto?
Probablemente vería la manera en la que el autor estructura sus enunciados o la forma en la que usa cierto vocabulario. El registro del vocabulario que usan nos podría hablar de la formación de esa persona o del área en la que trabaja. También vería cosas que destaquen en la manera en la que esta persona usa el lenguaje, como la puntuación o incluso la disposición de las palabras en el papel.

¿Me podrías dar un ejemplo de algún caso en el que hayas trabajado?
Hubo un caso de extorsión. Dos o tres vecinos mayores habían recibido cartas que decían: "Sabemos lo que hiciste y le vamos a decir a todos a menos que pongas dinero en un lugar específico del cobertizo". En este caso, la policía estaba casi segura de que tenían a la persona correcta: una mujer que vivía cerca y que los conocía.

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Así que lo que hicimos fue tomar varios escritos de su casa. Tenían una orden de registro y se llevaron diarios y cartas que ella admitió haber escrito. Estaban escritos con su letra. Me las dieron a mí, junto con las cartas de extorsión, y realicé un reporte basado en las consistencias entre ambas.

Había errores ortográficos en particular que aparecían a cada rato. No siempre somos lo suficiente afortunados para que las mismas palabras o los mismos aspectos se presenten en ambos, pero por fortuna en este caso varias palabras sí estaban en ambos conjuntos. Pude decir, basándome en la ortografía y en otros aspectos, que las cartas eran consistentes con su estilo.

¿Qué tan confiables son los métodos? ¿Generalmente se usan para respaldar otras evidencias o pueden funcionar por sí mismos?
En general, diríamos que podrían tomarse en consideración frente a otras evidencias. En el caso de extorsión, lo único sobre lo que podía comentar era la comparación entre las cartas que recibieron las víctimas y los escritos de la sospechosa.

Algo que hay que tener en cuenta es que, a pesar de que dijera que había varias consistencias, también se encontró la máquina de escribir que se usó para redactar las cartas en el cobertizo de la sospechosa. Ésta estaba envuelta en una bolsa que tenía sus huellas. Claro que los lingüistas pueden contribuir a las condenas, pero no me atrevería a decir que este tipo de evidencia puede usarse por sí misma.

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Vi que una de tus líneas de investigación es el "modelado de identidades virtuales". ¿Cómo cambia la lingüística forense en el mundo del internet?
Tuvimos que trabajar muy duro para perfeccionar nuestros métodos, ya que cuando la idea de analizar la autoría surgió por primera vez, trabajábamos con textos bastante largos. Obviamente, con el desarrollo del internet, mails, chats, y así, solemos trabajar con textos muy cortos.

Es por esto que empezamos a acercarnos a este nuevo tipo de proyectos: el de "modelado de identidades virtuales" y también otro sobre Twitter. Nos preguntamos: ¿podremos hablar de la autoría de 140 caracteres? Y en realidad nos ha ido bastante bien; resulta que hay potencial en comentar patrones de consistencia en este tipo de textos.

El profesor Tim Grant.

¿Para qué tipo de casos y crímenes podría ser útil este tipo de investigación? ¿O para cuáles ya se ha usado?
Mi colega, el profesor Tim Grant trabajó en un caso en Straffordshire: una casa incendiada, un esposo, una esposa y dos hijos. El esposo logró rescatar a sus dos hijos, pero supuestamente la esposa murió en el incendio. La policía tenía sus sospechas, pues había varias cosas que les hacían creer que el esposo la había asesinado y que había iniciado el fuego para cubrir sus huellas.

Lo que establecieron fue que hubo muchos mensajes enviados desde el celular de la esposa durante todo ese día, incluso después del momento en que murió. Así que lo que el profesor Grant hizo fue comparar el estilo histórico de los mensajes de la esposa —su nombre era Amanda Birks— con el de su esposo, Christopher Birks, y posteriormente con los mensajes enviados ese día para ver si éstos eran más consistentes con el estilo del esposo o con el de ella.

Concluyó que coincidían más con el estilo del esposo. Estoy casi segura que él se declaró culpable de haber asesinado a su esposa y de haber enviado los mensajes desde el teléfono de ella.

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