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Cultură

Así es andar con un dealer de mota

Aunque pueda sonar tentador andar con un chico malo que tiene mucho dinero y muchas drogas, aquí está todo lo que tienes que saber antes de salir con un dealer de mariguana.

Para tu información, éste no es el güey de la historia

Vender mota suena a dinero fácil. Piensas: sólo compraré 25 gramos y los venderé de a poquito para sacarle algo. No puede ser tan difícil; ese güey de la universidad lo hacía y está bien, fuera de la paranoia, las deudas y el hecho de que tenía que pasársela comprando nuevos celulares. Entonces lo haces, y empiezas a ganar algunos billetes con cada bolsita. Andas ricachón. Empiezas a comer en restaurantes caros y pagas las rondas en los bares. Empiezas a decirles a los clientes que te llamen "Hitman".

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Entonces llega la ansiedad. Esto de vender tanta droga en realidad es ilegal, te das cuenta. Andar por todos lados en un coche lleno de dinero y con varias bolsitas de yerba tal vez no sea la mejor idea. ¿Qué tal si alguien me asalta? ¿Debería a empezar a llevar el cuchillo de cocina de mamá? ¿Debería tatuarme mi propio nombre en el brazo para que todos vean que soy un malote?

¿Y quién tiene que lidiar con toda esa mierda? Yo. Y otras chicas como yo. Otras chicas que han andado con dealers de mota medio fritos con complejo de Scarface. La cosa es que los chicos malos en realidad son muy sexies (la lejana posibilidad de poder hablar con mi novio sólo a través de un panel de vidrio me prende un chingo), por lo que puedo ver por qué otras querrían seguir el mismo camino.

Sin embargo, no sería bueno alentar a otras sin señalar algunas cosas que pueden pasar, así que aquí está todo lo que tienes que saber antes de andar con un dealer de mota.

CAER DE NALGAS EN 'EL JUEGO'

Estar roto y enamorado puede ser una combinación peligrosa. Piensa en Bonnie y Clyde, quizá los únicos asesinos en serie cuyos nombres aparecen en varias canciones de artistas multimillonarios. Tal vez algo así ocurría en mi mente cuando mi novio y yo hicimos nuestra primera incursión en el negocio de las drogas.

El hermano mayor de un amigo —llamémoslo Martín— le pidió a mi novio que transportara varias bolsas de basura llenas de mota de Manchester a Huddersfield (un viaje de aproximadamente una hora) a cambio de 100 libras [unos 2,300 pesos], más dinero para gasolina. Cualquier idiota podría decir que era pésima idea, incluyéndonos. Pero a nuestra relación se le había ido la chispa y supongo que ambos pensamos subconscientemente que traficar cientos de dólares de mota podría reencender la pasión.

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Tomamos todo y nos dirigimos hacia la carretera. Cuando llegamos a casa de Martín llevamos la mota al patio trasero y descubrimos que alguien había intentado tirar la puerta —seguramente para robarse las 60 plantas listas para cosechar en el cuarto de Martín— y nos asustamos. Se lo contamos a Martín, quien no se había dado cuenta de que alguien casi había tirado su puerta, y llamó a la policía. Martín, un hombre con 60 plantas de mariguana dentro de su casa, llamó a la policía. Su siguiente movida fue chillarle al papá por teléfono para que fuera por él y sus plantitas y así evitar que lo arrestaran y tuviera que pasar los siguientes 18 meses comiendo con cubiertos de plástico.

Uno creería que este incidente haría que mi novio dejara las andadas. Pero no fue así. Primer tip: si en su primer trabajo de este tipo, tu novio casi se encuentra con la policía y una pandilla que felizmente le sacaría los ojos para poder robar algunas plantas, tal vez deberías reconsiderar en qué te estás metiendo.

Foto por Jake Lewis.

VAS A TENER QUE LIDIAR CON UN CHINGO DE PACHECOS

La mejor forma de alejar a alguien del negocio de la mota es hacerle ver que va a tener que lidiar con una bola de pachecos insoportables. ¿Has escuchado de esos aviones que tienen que caer en picada para no estrellarse contra un OVNI? Lo harás. ¿No te interesa el punto de fusión de las vigas de acero? Uh, mala suerte.

No todos los que fuman mota son tan aburridos. No todos los stoners tienen un doctorado de la Universidad de Wikipedia y un conocimiento impecable de lo que ocurre en el colisionador de hadrones. Pero ¡madres! Muchos sí, y confía en mí: no hay forma de convencerlos de que tienes cero interés en sus clases de lemon haze. La gente que está muy, muy frita suele no darse cuenta de las pistas de hartazgo más básicas, como esta cara, atarte una invisible soga al cuello, o hacer bastante claro que te quieres ir.

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Generalmente, mientras más tiempo hayas estado en donde sea que los clientes de tu novio se estén poniendo pachecos, más habrá pegado el efecto sedante y más muertos estarán. Aunque hay excepciones a la regla: una vez vi a una pareja que se turnaba para fumar de un bong como si fuera un tanque de oxígeno portátil y luego se dirigieron al cuarto de al lado para tener una pelea ruidosa y con golpes. Digo, aún así no fue el mejor martes de mi vida, pero fue mucho más interesante que escuchar lo que un hombre con un póster de Mario Bros en su cuarto pensaba del marxismo.

SI UNO DE SUS CLIENTES TE PIDE UN FAVOR, DI QUE NO, ¡POR EL AMOR DE DIOS!

Todos sabemos que la mota hace que te dé sueño y que olvides las cosas, entre otros efectos aparentemente deseables, pero algo de lo que te debes cuidar es la habilidad que tiene de hacer que la gente pierda toda noción de racionalidad.

Uno de los clientes de mi novio, por ejemplo, alguna vez lo llamó y le pidió que lo recogiera de un rave, ya que había tomado demasiada K (ketamina) como para manejar. Esa fue la primera vez que vi a un dealer hacer algo por un cliente que no fuera sólo venderle drogas, y pronto entendí por qué: recogimos al güey y éste en seguida hizo una mini fogata en el asiento trasero debido a que tiró un porro y no lo pudo encontrar (la ketamina puede hacer que cualquier cosa se vuelva demasiado complicada).

El punto es: no le hagas favores a nadie porque es muy probable que alguien cuya única participación en tu vida sea un intercambio dos veces a la semana de dinero por drogas te termine chingando.

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Foto por Jake Lewis.

TRABAJAR DE NUEVE A CINCO Y VIVIR CON UN DELAER NO VAN DE LA MANO

La mota está por todos lados. Si tu tipo de trabajo requiere alguna situación en la que tengas que interactuar con personas cuyo trabajo es catearte, revisa muy bien tus bolsillos, cartera y bolsa antes de salir de casa.

Cuando trabajaba como reportera, a menudo debía cubrir casos judiciales. Un lunes en la mañana me puse una chamarra que usé todo el fin de semana y me dirigí a la corte local para escuchar un caso de narcotráfico. Mientras me acercaba a la policía, a los guardias de seguridad y al detector de metal, fui vaciándome las bolsas y puse mis cosas en una bandeja, como me lo pudieron. Plumas, blocs de notas, pedazos de papel arrugados, morralla, cigarros, un par de dulces y una bolsa de mota. Una pinche bolsa de mota que no sabía que tenía.

Me imaginé diciéndole adiós a mi trabajo, a mi casa y a mi buena reputación mientras calmadamente pasaba por las puertas. Hasta ese entonces había cotorreado tantas veces con los oficiales que éstos a lo mucho vieron de reojo el producto ilegal que yo tan tranquilamente había puesto frente a sus ojos. Pero tuve suerte; resulta que uno no habla con los oficiales. Tuve muchísima suerte de que ese día no me cagaran.

Foto vía.

PREPÁRATE PARA LIDIAR CON UNA APLASTANTE SENSACIÓN DE PARANOIA

Imagina ese sentimiento justo antes de un examen de matemáticas, cuando estás completamente seguro de que un triángulo isósceles es el que tiene dos lados iguales, pero no puedes estar del todo seguro porque sientes como que la parte frontal de tu cerebro se está derritiendo y que se te va a salir por los lagrimales. Los dos teníamos esta eterna sensación de miedo, sólo que en vez de obtener una mala calificación, nuestro peor escenario era la cárcel. Puede que ésta no sea la mejor mentalidad para desarrollar una relación.

Además teníamos padres de los que preocuparnos. Todo el departamento apestaba a mota y sólo era cuestión de tiempo para que empezaran las preguntas por ese "extraño olor" y que "esos niños mamones con rastas y pulseritas en la ventana" rompieran el corazón de mami y papi.

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Mi novio guardaba la mayoría de su efectivo en una Biblia hueca y casi toda su mota en un cajón de buró porque es un idiota. Quién sabe qué habríamos hecho si alguno de nuestros padres decidiera consultar el Libro de Dios o el el interior de ese cajón, pero probablemente habría involucrado fuertes latidos y un duro sermón de mi padre sobre cómo nunca creyó que su hija se volviera una "mariguana". "¿Qué sigue?", dirá tu padre. "¡Luego querrás ir a Coachella!"

Otro tip: asegúrate de que su novio guarde su mota en algún lugar donde ni Sherlock Holmes la pueda encontrar.

Foto por Jake Lewis

ÉL CREERÁ QUE SER DEALER LO HACE COOL (SPOILER ALERT: NO LO HARÁ)

Muchos no estamos en contra de la idea de ser asquerosamente ricos y tener mucho tiempo libre. Sin embargo, un gran problema de estar en tus veintes es que es muy poco probable que puedas lograr cualquiera de las dos: la mayoría somos tanto pobres de tiempo como pobres en general. Así que cuando tu trabajo significa no ir a una oficina y ganar bastante dinero por hacer relativamente poco trabajo, es fácil entender por qué se te podría subir.

Sin embargo, no hay nada de glamour en vender mota o en andar con alguien que vende mota, a menos que tu definición de glamour sea ver a tu novio pegado a su iPhone. Porque a menos que lo hagas cumplir un horario de trabajo, el culero nunca trabajará horas extra gratis. En una cita, con los amigos, viendo tele, comiendo, durmiendo o cogiendo, una voz lo llamará y él obedecerá.

He ahí la dificultad: como rara vez estará contigo y cuando lo esté nunca tendrás su completa atención, o pensarás que te está engañando (tus amigos bromearán con que estás "paranoica") o estarás tan hambrienta de tiempo juntos que lo seguirás en todos sus deals a todas horas sólo para poder estar con él. Seguido rezarás para que la próxima llamada que reciba sea de alguien que le va a pagar dinero que le debe. Pero no lo será: será un niño mimado que se llama a sí mismo "Blazer" a quien "le urgen unos pinches gramitos de Kush".

Y antes de que te des cuenta, Blazer estará en tu sala, bebiendo tu café, jugando con tus cortinas y, como buen stoner, contándote todo sobre su reciente accidente automovilístico / relación fallida / redundancia / lo bien que le está yendo con su plan de dejar de fumar mota ("Seguro estos son los últimos 25 gramos que compro, creo que luego abstenerme será el mejor plan", dice Blazer antes de sacar una pinche pelotita hacky de su bolsillo), y tú te darás cuenta de que no has tenido sexo en meses —pacheca o sobria— y que la última vez que comiste algo que no fuera del Auto Mac fue hace más de una semana, y que tienes un cumulito de mota en el cabello, y que Blazer está en tu baño, meando sobre todo el asiento del escusado, aunque de repente sí le atina, y que te está diciendo que no deberías bajarle porque "bajarle al escusado va contra la Energía", y entonces empacas una mochilita y te vas a casa de mamá.

En pocas palabras, ignorar a tu novia en pro de ganar mucho dinero no es algo cool, ni siquiera si lo haces todo con tu Golf GTI y unos jeans inexplicablemente caros.