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Madrid

Gente que vive en Madrid nos cuenta su mejor recuerdo en El Palentino

El homenaje de VICE a Casto, su mítico propietario, que ha fallecido hoy.
Imagen por Ana Iris Simón

En El Palentino se ha vivido la dictadura, se ha recibido la democracia, se ha sufrido la heroína y se ha comprobado cómo la gentrificación puede provocar que uno se acueste en un barrio y amanezca en otro. Con sede en la calle Pez este bar es, sin duda, uno de los más míticos -si no el que más- de Madrid y a su carta anclada en el tiempo le han dedicado hasta una serie de camisetas.

Sus más de 100 años de historia, su barra de metal y sus servilletas en el suelo han visto crecer a varias generaciones y, a día de hoy, es uno de los pocos sitios de Malasaña donde uno puede ver a un pensionista junto a un obrero con el mono todavía puesto y estudiantes con sudadera y gorra.

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Hoy ha fallecido su copropietario, Casto Herrezuelo, que tiró cañas y pepitos de ternera para todo Madrid. Este es nuestro homenaje. Estos son nuestros mejores recuerdos en El Palentino.

"Mi mejor recuerdo del Palentino es cuando iba cada mañana con mi abuelo a desayunar. Antes de llegar a la barra alzaba la vista y no llegaba a ver nada, mi abuelo me ayudaba a llegar a la silla y al poder sentarme veía la cálida mirada de Casto acompañada de su sonrisa. Gracias Casto por acompañarme esos días con una de las personas que más he amado"- Iván

"Cuando recién llegué a Madrid hace seis años desde México no conocía a nadie y ningún sitio dónde tomar una cerveza. Tenía un vago recuerdo de un bar en Madrid gracias a la canción "Me Llaman Calle", de Manu Chao. Fue justo así como decidí ir a tomar mi primera cerveza en mi primer bar en Madrid. Era El Palentino. Al llegar, me di cuenta de que era exactamente como lo había visto en el vídeo de Manu Chao, nada había cambiado en algunos años. Al entrar tuve una sensación de nostalgia, sin nunca haber pisado este lugar. Recuerdo haberme acercado a la barra donde estaba Casto, le conté que había conocido su bar gracias al vídeo de Manu Chao él solo me vio "sonriendo" y me dijo "Bienvenido a Madrid"- Luis

El hijo de Samuel, una de esas tardes tras merendar en El Palentino. Imagen vía Samuel

"Hace unos meses, hice un artículo en el que recorrí todos los sitios de Malasaña a los que va la gente que no vive en Malasaña. Fui a restaurantes monoproducto de cereales, al muro de los ojos en el que todo el mundo se hace fotos para Instagram, a la terraza en la que hay cola para sentarse de Joan Pujol… acabé bastante desencantada y planteándome si ese era el barrio en el que quería vivir. Hasta que llegué a la última parada, El Palentino. Y, con mi amiga Jimena, rodeada de obreros con mono, jubilados y chavalas de mi edad, me vino a la cabeza ese tema de SKA-P que dice 'este es mi sitio, esta es mi gente'- Ana Iris

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"Fue un día.
Con 12 € tomé tres cañas con sus respectivos aperitivos.
Con sal a muerte. Toda la posible que salían de esos botes agujereados por ti, Casto.
Luego me tomé tres copas. Como siempre.
Me atendió Casto con amabilidad, pero no excesiva.
No era un puto conductor de Cabify, era real. Era Casto. Como siempre.
Escuchaba todo lo que le pedían mientras me atendía.
Se reía de todo lo que escuchaba mientras recogía. Como siempre.
Pero esto no fue un día. Fueron todos los que fuí.
Como siempre.
Gracias Casto- Emilio

"Tenía dieciocho años y todavía no sabía distinguir el Bombay del Larios. Quedé en El Palentino con dos amigos de mi novio de aquel momento (con los que nunca había estado sin el susodicho) un martes random, por lo que la situación ya empezaba fuerte.

Uno venía de Granada con la intención de salir a cualquier precio, pero yo acababa de llegar a Madrid y todavía no tenía muy claras las posibilidades que ofrecía entre semana la ciudad. Fuimos a lo seguro y nos quedamos ahí desde después de comer hasta que cerró. No se si fue el Bombay o el Larios, pero todas las copas baratas del mundo después nos pareció que la manera lógica de mantener el listón arriba después de aquello era pasar la madrugada del miércoles en un club travesti. Pensándolo ahora, tres personas que no tienen confianza entre sí decidiendo esto me parece algo muy mágico. Cuando ya se hacía de día volví para el barrio. Ellos se quedaron allí. Por el camino pensaba que es imposible que un plan que empiece por El Palentino acabe mal"- Elena

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"Mis mejores recuerdos del Palentino son de cuando vivía en la Plaza de Olavide. En verano me bajaba con mi hijo desde allí. Recorríamos Fuencarral, Corredera Baja… todo esto, mi hijo jugando con el balón. Llegábamos allí sobre las 6 de la tarde y tomábamos la merienda, un pepito. Además era la hora a la que el bar estaba tranquilo y recuerdo lo bien que trataba a mi hijo"- Samuel

"Viniendo de Barcelona, El Palentino es lo que para mi resume Madrid. Barra de metal, hosteleros de toda la vida y que te pongan una caña bien tirada sin chorradas. Cuando voy siempre pienso, ¿cómo pueden ir tan a toda hostia y encima con humor? Castro te echaremos de menos"- Marta

"El Palentino no solo significa tragos baratos y bocadillos con regustillo a todos los ingredientes a la vez. Para mi padre también es el gentilicio de su queridísima ciudad patria. Es por eso que cada vez que viene a visitarme me hace la pregunta de siempre: "¿Dónde estaba el bar ese que es palentino como yo?".

Tras llevármelo dos calles más abajo de mi casa (jamás se orientará en Malasaña), me tiende el móvil para hacerle la foto de rigor: un palentino debajo del cartel del Palentino. Y después pide un doble para él y una caña para mí"- Teresa