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Comida

La razón científica por la que comes mucho después de embriagarte

Los científicos nos han dicho por qué la pizza, los tacos y los burritos del Oxxo saben tan bien cuando estamos borrachos.

A todos nos ha pasado: cenas bien, vas a un bar, te echas un par de Gin Tonics. Luego te encuentras con un viejo amigo que insiste en invitarte un shot de tequila. Por último, terminas bebiendo una cerveza barata mientras el bar se vacía.

Recuerdas haber cenado abundantemente y es probable que hayas consumido al menos el equivalente a 700 calorías en alcohol desde entonces. Sin embargo, ahorita nada suena mejor que unos tacos de suadero frito con longaniza y salsa verde, o una rebanada enorme y grasosa de pizza de pepperoni.

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Ah, sí: estamos hablando de los drunchies. Al igual que su primo, el monchis, es un tipo de hambre compulsiva que aparece con gran ferocidad después de haber bebido mucho alcohol.

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Taco de tripa de "Los Cocuyos". Foto de Mexicanfoodporn.

Recientemente se determinó científicamente el por qué sentimos la necesidad de atascarnos cuando estamos borrachos. Un nuevo estudio de los Departments of Medicine and Neurology de la Indiana University School of Medicine, publicado en la revista médica Obesity, confirma que no es algo psicológico, la comida realmente sabe mejor cuando estamos borrachos.

Y esto va para las chicas. Todas las chicas solteras borrachas.

Dirigidos por el Dr. William JA Eiler II, los investigadores seleccionaron a 35 mujeres no fumadoras y no vegetarianas de peso normal para participar en el estudio. En la primera visita se les administró alcohol por vía intravenosa para eliminar los posibles efectos sociales y digestivos de beberla. En la segunda se les administró una solución placebo —una simple solución salina—.

Después, las mujeres fueron expuestas a los aromas de productos alimenticios y no alimenticios, y sus respuestas cerebrales se midieron usando imágenes por resonancia magnética. Después de disfrutar (o no) los diversos olores, se les ofreció un almuerzo de "pasta con salsa de carne italiana" (ejem, pensamos que era boloñesa) o carne de res con fideos.

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Tal y como era de esperarse, y como sabe cualquiera que tenga ganas de prepararse una quesadilla en la madrugada cuando llega a casa, alrededor de dos tercios del grupo de borrachas comieron más que el grupo placebo. Una posible explicación de esta diferencia fue revelado en el escáner cerebral: el hipotálamo, el que controla el metabolismo, era más sensible a los olores de la comida después de la administración de alcohol.

Y si el aroma de un platillo grande de espaguetis y albóndigas espolvoreado con parmesano no te da hambre después de un par de copas de vino, ¿quién sabe qué te la puede dar? (Respuesta: posiblemente tacos, de tripa y de suadero. Siempre).

Este fenómeno, además de ser conocido coloquialmente como "drunchies", también se denomina "efecto aperitivo". Sin embargo, este estudio fue el primero de su tipo en demostrar que el que se te haga agua a la boca no depende literalmente de beber el alcohol —y, por lo tanto, la absorción es a través de tu sistema digestivo—. Es el alcohol en sí mismo, en combinación con la química de tu cerebro, el que lo logra.

LEE: Distintos tipos de alcohol provocan distintos tipos de borrachera.

Pero ¡tengan cuidado aquellos que botanean borrachos! "Muchas bebidas alcohólicas incluyen calorías vacías, y el combinar esas calorías con el efecto aperitivo puede conducir a un desequilibrio de energía y, posiblemente, al aumento de peso", advirtió el Dr. Eiler en un comunicado.

Y el mundo occidental se ve bastante gordo en estos días. Así que, si bien sabemos que no hay forma de convencerte de que no te comas ese burrito de carnitas ahora mismo, a pesar de que sean las 2 de la mañana, no digas que no te lo advertimos.