Este es el formato que más se aplica a la hora de ir a un Rave o a cualquier tipo de evento que involucre música electrónica. En el sentido más práctico, es juntar canciones (propias del artista o de cualquier otro productor) coherentemente para crear a través de ellas una narración musical de manera continua. Esto se logra por medio de diferentes formatos de reproducción musical que hay: Cassette, vinilos, CDs o digital (código binario), aunque popularmente se usan CDJs y/o tornamesas. Estos últimos se han convertido en el estándar de la industria de la música electrónica por la calidad y lo portable que se vuelven los medios de reproducción respectivos: USB y/o vinilos.
Publicidad
Lo característico de este arte es lograr una sincronización rítmica entre los dos –o más- tracks, mientras se busca un equilibrio harmónico con los parámetros de ecualización. El aparato que se usa para ejecutar esto es el mixer. Este recibe señales de dos o más entradas, de las cuales controla el volumen y la salida. Separa las frecuencias en: altos, medios y bajos, para que a través de estos parámetros el DJ pueda dar con la ecualización deseada en las transiciones entre canción y canción.Puede sonar complicado y pues… lo es, aunque Jeff Mills aparente lo contrario:
Al inscribirte en la newsletter de VICE, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de VICE que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.
