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¿Qué le están haciendo las drogas recreativas a nuestra salud mental?

Las drogas y las enfermedades mentales se unen en una danza compleja que los científicos comienzan a descifrar.
Max Daly
London, GB

Este artículo se publicó originalmente en VICE.com

Las drogas pueden joderte el cerebro. Por eso es que la gente las usa; te bajan, te suben y te mueven hacia los lados. Ya sea un porro relajante después del trabajo, una tacha para mejorar una noche en el club o una línea que te transporte a un mundo alienígeno espacial, las sustancias psicoactivas le ofrecen a los ciudadanos de la Tierra un escape temporal de sus vidas diarias.

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Millones las usan. Pero para quienes no se sienten tan bien consigo mismos, el encanto de un escape narcótico puede ser más fuerte. Desafortunadamente, este santuario que permiten los narcóticos puede empeorar la salud mental de las personas.

La evidencia de la conexión bidireccional entre las drogas y la salud mental está en las publicaciones científicas, aunque también está en nuestras narices: muchos tenemos amigos a quienes las drogas legales e ilegales les han hecho daños mentales. Sin embargo, si quieres la verdad sobre la relación entre las drogas y la salud mental, tienes que moverte cuidadosamente entre toda la basura.

El abuelo de las exageraciones de que las drogas te vuelven loco es Harry J. Anslinger, el comisionado de narcótico de EEUU en los años 30 y un feroz activista anti-cannabis que le advirtió a la gente: "Fuma cigarrillos de marihuana por un mes y lo que alguna vez fue tu cerebro no será más que un depósito de fantasmas horribles". Esto podría parecer un chiste, pero este tipo de disparates ha formado una plantilla para mucho de lo que se les ha ocurrido a los periódicos más leídos de Gran Bretaña sobre el tema en la última década. Eso sí, algunos de los fanáticos que se han clavado en el lobby pro-cannabis y que aseguran que la mota es completamente inofensiva, están igual de disociados de la realidad.

Pero la correlación está ahí. Las cifras del gobierno del Reino Unido muestran que alrededor de un tercio de las personas diagnosticadas con enfermedades mentales han usado drogas en el último año –tres veces más que el promedio nacional. Tres cuartos de quienes asisten a servicios de tratamientos por drogas han tenido desórdenes psiquiátricos en el último año.

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La guerra contra las drogas afecta más a la sociedad que las drogas mismas

Las drogas y las enfermedades mentales están entrelazadas en una danza compleja que los científicos apenas ahora están comenzando a descifrar. El estigma que ha rodeado a ambos problemas por tanto tiempo ha significado que las investigaciones para saber cómo interactúan y cómo una puede llevar a la otra apenas estén en sus primeras etapas.

Rachel recuerda ser infeliz desde que su familia se separó cuando tenía tres años. Escribió esto en su diario después de sus primeras experiencias con ketamina cuando tenía 14: "Había desatado una nueva inteligencia dentro de mí, de ser una frustrada y solitaria niña de colegio a ser una princesa de cuentos de hada". Ahora con 30 años, dice que aunque tomar drogas ha borrado su depresión, ha alterado profundamente su vida. "Mi cabeza no estaba lo suficientemente en silencio y tomar drogas me calmaba. Estaba menos triste y enojada. Salía, trabajaba, vivía y era feliz. Pero mi cerebro todavía se estaba desarrollando. Para mí, el mundo fuera de las drogas es muy soso y aburrido –nada equipara el pináculo de las drogas cuando estaba pasando de ser una niña a una adulta".

Mucho de las investigaciones sobre las drogas como causa o acelerador de las enfermedades mentales se ha enfocado en el cannabis, porque es la droga ilegal más usada. Aunque millones de usuarios no se ven afectados, la investigación ha encontrado que hay algunos grupos que son más propensos a desarrollar problemas de salud mental que otros.

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Algunos ya cojean desde antes de dar el primer toque. Los usuarios de cannabis que tienen antecedentes de depresión o esquizofrenia en la familia tienen un riesgo mayor de desencadenar estas enfermedades que quienes no los tienen. Los científicos creen que hay un gen, el AKT1, que hace que las personas sean mucho más susceptibles a desarrollar psicosis si usan cannabis que las personas que no tienen el gen.

Los estudios han mostrado que los jóvenes que comienzan a fumar cannabis antes de los 15 años son más propensos a desarrollar enfermedades psicóticas que quienes no usan la droga, esto es porque el cerebro todavía se está desarrollando en la adolescencia, o como lo describe el Colegio Real de Psiquiatras: "Está ocurriendo un proceso masivo de poda de neuronas, como desenredar un revoltijo de circuitos para que puedan funcionar más efectivamente. Cualquier experiencia o sustancia que afecte este proceso tiene el potencial de producir efectos psicológicos a largo plazo".

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La depresión es un resultado posible. Un estudio de más de siete años con 1600 niños australianos con edades entre 14 y 15 años encontró que quienes usaron cannabis todos los días eran cinco veces más propensos a volverse depresivos o ansiosos para el momento de la culminación del estudio. Aunque no hay evidencia suficiente para demostrar que los adolescentes diagnosticados con depresión son más propensos a usar cannabis, hay evidencias importantes que muestran que hay mayor probabilidad de que los adolescentes que se enfrentan a niveles altos de estrés se involucren con un uso problemático de cannabis.

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Hay mucha exageración en los medios sobre la fuerza y los peligros de la mota de alta potencia estilo skunk que ahora domina el mercado (un periódico aseguró que "solo un jalón te puede causar esquizofrenia"). Pero la droga está generando problemas. Un estudio hecho por el King's College de Londres en 780 personas en el hospital Maudsley, al sur de la ciudad, encontró que en comparación con aquellos que nunca han probado el cannabis, el riesgo de psicosis en los usuarios diarios del cannabis tipo skunk aumentó cinco veces.

Insight, un servicio de apoyo dirigido a personas de 11 a 24 años con problemas de drogas, se encuentra a unos kilómetros de Maudsley. Anthony Stewart, un trabajador del proyecto, ve un número creciente de adolescentes, principalmente delincuentes juveniles, en búsqueda de ayuda por síntomas como paranoia y ansiedad debido a una "fijación con cepas súper fuertes de cannabis".

Los estudios han mostrado que los jóvenes que comienzan a fumar cannabis antes de los 15 años son más propensos a desarrollar enfermedades psicóticas que quienes no usan la droga.

"Están usando marcas como Amnesia, LSD y Sour Diesel, y fuman todos los días. Hasta la música que escuchan habla sobre drogarse con skunk. Un chico piensa que está recibiendo mensajes subliminales a través de comerciales de TV. Vamos a ver un gran aumento en enfermedades mentales en jóvenes debido al skunk".

Los efectos psicológicos a corto plazo de las drogas pueden ser poderosos y acumulativos. Una borrachera fuerte deprimirá al sistema nervioso, haciendo que las personas se sientan deprimidas. Mientras más bebas, más te deprimes. Para los usuarios de fin de semana de estimulantes como el éxtasis y la cocaína, hay un colapso a mitad de semana, un bajón en el estado de ánimo causado por sobreestimular o "freír" los receptores en el cerebro. Mientras más las uses, más se sobreestimula el cerebro y tu estado mental será más frágil. Esto lleva a la gente a sobrepensar las cosas, poniéndole significado y sospechas innecesarias a cosas que no existen. Para lidiar con esto, las personas se drogan más, y el nudo del enredo se aprieta más.

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No es sorpresa que los organizadores del festival Glastonbury han tenido enfermeras psiquiátricas en su evento por tres décadas. Cada año, hay asistentes que se han sentido mentalmente indispuestos y han tenido que pasar dos o tres días recuperándose en una unidad psiquiátrica. En ocasiones hay personas que van a Glastonbury que tienen que ser internadas.

El doctor Niall Campbell, un psiquiatra asesor en el hospital Priory en Roehampton, al suroeste de Londres, ha visto a muchas personas mentalmente marcadas por el uso de drogas. A veces los efectos pueden ser temporales, pero igual de escalofriantes. Un adolescente tratado por el doctor Campbell se había alterado tanto por una imagen recurrente de El Grito de Edvard Munch (después de mordisquear una raíz de hongos mágicos) que cada vez que cerraba sus ojos sufría de trastorno por estrés postraumático. Como resultado, el chico casi tuvo que posponer su título universitario, pero las visiones pararon eventualmente. Aunque tristemente para otros, estos efectos pueden estar, como dice el doctor Campbell, "encendidos" para siempre.

"He estado tratando a un chico por 12 años. Fue a la misma escuela que mi hijo y fumaba mucho desde joven. Me lo enviaron después de haber sido expulsado de la escuela porque sus calificaciones empeoraron por fumar", dice. "El problema fue que, en su mente, todo el mundo, ya sea un conductor ucraniano de tractores o un granjero del Kalahari, sabía lo que estaba ocurriendo en su cabeza". El paciente dejó de fumar hace 12 años, tomó medicamentos para disminuir los efectos, fue a la universidad y ahora trabaja en el negocio de su padre. "Todos los chicos en la fábrica en China con quien tiene negocios saben lo que está pensando. No puede tener una relación con una mujer porque ella sabe lo que está pensando. Está atrapado en un estado de paranoia y lo estará por siempre, y eso lo asusta".

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La gran mayoría de quienes usan drogas, incluso si tienen un mal viaje o efectos psiquiátricos a corto plazo, no sufren de una enfermedad mental crónica por tomar drogas. Sin embargo, la adicción –una forma diagnosticada de enfermedad mental– puede muchas veces ser precursora de otros problemas psicológicos.

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Le pregunté a Liz Hughes, una enfermera de salud mental que escribe para el blog Mental Elf y profesora de salud mental en la Universidad de Huddersfield, qué factores pueden empujar a las personas a pasar de ser usuarios regulares de drogas al tipo de uso que los puede llevar a enfermedades mentales. "Imagina lo que yo llamo la 'cubeta del estrés'", dice, "si ya está casi llena, tal vez con una vulnerabilidad genética a las drogas y por haber sido víctima de bullying en la escuela, y le añades las drogas, se va a derramar. Pero algunas personas comienzan con una cubeta vacía y pueden tomar muchas drogas antes de enfermarse".

Dice que si el uso de las drogas afecta tu funcionamiento en el día a día, como no poder trabajar, comer, dormir o socializar bien, entonces esto puede ser la señal de que se está desarrollando en una enfermedad mental. "Las enfermedades mentales pueden ser difíciles de manejar cuando aparecen", dice Hughes. "Es mejor prevenirlas".

Las drogas psicodélicas como el LSD, la mescalina y la psilocibina (el ingrediente activo en los hongos mágicos) se han vinculado a los colapsos mentales desde los 60. Aun así, un estudio que apareció en la publicación científica Nature en marzo encontró que las personas que han usado estas drogas no tenían un riesgo mayor de desarrollar problemas de salud mental como esquizofrenia, psicosis, depresión, desórdenes de ansiedad e intentos de suicidio.

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Las drogas estimulantes como la cocaína y la mefedrona están asociadas a la diversión y a pasarla bien, pero están siendo usadas cada vez más de la misma manera en la que se usaban más comúnmente la heroína y el crack en generaciones pasadas, como herramientas para un escapismo negativo, para quitarse sentimientos que la gente no quiere tener.

El doctor Owen Bowden-Jones encabeza la Club Drug Clinic de Londres central y noroccidental, un servicio para personas que usan drogas de clubes y nuevas sustancias psicoactivas (NPS, por sus siglas en inglés), donde trata a personas con altos niveles de depresión, ansiedad, estrés postraumático y psicosis provocados por su consumo de drogas. El mayor problema en ascenso en la clínica es por la mefedrona.

"Con la mefedrona, estoy tratando a personas con psicosis temporal –paranoia, sentimientos de estar siendo perseguido o alucinaciones auditivas. La psicosis de la mefedrona es más común ahora que la del crack en nuestra clínica. Si ya estás acelerando el sistema de recompensas en tu cerebro con una droga estimulante como la mefedrona, todos los transmisores que hacen que te sientas bien, como la dopamina, se agotan, así que terminas con una experiencia de vida baja, plana y crónica. Una manera de cambiarlo es tomar más mefedrona, corriendo el riesgo de desarrollar un círculo vicioso".

Si el uso de las drogas afecta tu funcionamiento en el día a día, como no poder trabajar, comer, dormir o socializar bien, entonces esto puede ser la señal de que se está desarrollando en una enfermedad mental.

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En noviembre, el director del servicio de salud mental de Camden dijo que las nuevas sustancias psicoactivas han resultado en la ocupación de tantas camas en las unidades psiquiátricas que algunos pacientes han tenido que ser enviados a tratarse en Somerset. Mientras tanto, las marcas de cannabinoides sintéticos como Spice y Black Mamba están creando un caos en servicios de drogas y en prisiones británicas. Los reclusos han comenzado a importar estos sustitutos del cannabis tras las rejas, los cuales son más potentes que el cannabis normal, porque las pruebas antidrogas no los detectan. Pero muchos han terminado necesitando ayuda psiquiátrica por su uso.

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"Spiceophrenia", un estudio de los cannabinoides sintéticos publicado en Human Psychopharmacology en el 2012, concluyó en que: "Los cannabinoides sintéticos pueden disparar el comienzo de psicosis aguda en individuos vulnerables y la exacerbación de los episodios psicóticos en aquellos que tengan una historia psiquiátrica previa".

A pesar de los peligros, las drogas poseen el potencial de mejorar el funcionamiento cognitivo, ayudar a la memoria y a la concentración, y ser usadas para tratar enfermedades mentales como la depresión, el síndrome por estrés postraumático y la ansiedad en pacientes de cáncer. Antes de que el MDMA fuera usado como una droga recreativa, se usaba en la década de los 70 por cientos de psicólogos americanos junto a psicoterapias y terapias del habla. Estudios médicos sobre los efectos positivos del MDMA muestran que la droga tiene el potencial para ser usada en tratamientos para la ansiedad y el síndrome por estrés postraumático.

Al final, la forma en la que el uso de drogas afecta mentalmente a las personas es un asunto altamente individual. Como dice el doctor Bowden-Jones, "Las personas toman drogas o para que les den sentimientos que normalmente no pueden obtener en su vida o para quitarse sentimientos que no quieren". Algunas personas se automedican, pero es un juego difícil de jugar: el mismo antídoto puede ser el veneno.

En cierta medida, los reveses dependen de la capacidad innata de alguien para tomar una sustancia en particular. Las diferentes drogas afectan a personas diferentes de formas diferentes, pero lo más importante es que está ligado a la razón por la que se están drogando en primer lugar. "Yo le preguntaría a las personas qué es lo que esperan obtener de usar drogas", dice Liz Hughes. "Si están intentando escapar de algo o enmascarar sentimientos negativos, eso ya enciende las alarmas, porque en lugar de ser un alivio temporal, el uso de las drogas puede agravar un problema subyacente".

Si estás preocupado por tu salud mental o la de alguien que conoces, visita la página de Mental Health America .