Rotterdam: El hogar del Gabber

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Música

Rotterdam: El hogar del Gabber

¡Más duro!

Si hubo una prenda que definió la escena haber de Holanda, fueron los Air Max, especialmente en los 90s. Para celebrar el Air Max Day, pensamos que tendría sentido hablar con algunas de las personas que estuvieron ahí desde el comienzo, acerca de lo que hizo al gabber, uno de los más emocionantes momentos en la historia de la música dance.

Escuchar gabber es el equivalente sónico de ser golpeado en la cabeza de forma repetitiva. Es ver a un hombre calvo emocionado en ropa deportiva brillante sonriéndote y moviendo sus extremidades durante ocho horas. Una chica en un bra deportivo que se ve más ruda que todos los demás en el dance floor. Percusiones incesantes y saturadas, sintetizadores como los que escuchas en los juegos de feria, y vocales que son tan desorientantes que suenan como si alguien gritara o en realidad está gritando.

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Es el grindcore de la música dance, con beats electrónicos destrozando constantemente cada canción durante toda la noche hasta que te de tinnitus y suene como si estuvieras bajo el agua.

Originándose en Rotterdam a principios de los 90s, el género fue una respuesta a toda la atención que la escena del acid house en Amsterdam estaba recibiendo. Tomando el sonido del hardore que había surgido en Frankfurt un año antes, los productores holandeses le subieron a todo una rayita y crearon el gabber, lo que definiría la vida nocturna de la ciudad con un ruido que nadie había escuchado antes. Las percusiones fueron más rápidas, las letras más extremas y el look fue mucho más estilizado.

De acuerdo con Ari Versluis, un fotógrafo que comenzó a documentar al gabber en sus inicios para su serie Exactitudes, fue la primera y auténtica cultura juvenil holandesa, y resultaban ser chicos que escuchaban hardcore, techno agresivo y eligieron usar trajes deportivos de colores neón, lo cual fue increíble.

Ari recuerda un cambio en Rotterdam; la ciudad pasó de tener ninguna discográfica, ha tener 2000 de un momento al otro, todas vendían gabber. Y mientras los temas llegaron al otro lado de la frontera a Bélgica, Alemania, Austria e Italia, mucha gente comenzó a ir a las fiestas de gabber. No todos se vestían igual. Muchos de ellos seguían utilizando la misma ropa que el resto de los humanos europeos en 1996, pero había una sencilla manera de ubicar quien iba al rave a gritar sobre la música con sus potenciales parejas sexuales, y quien iba ahí porque estaban dedicados al gabber.

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Para los chicos, el look estándar era tener la cabeza rasurada y usar ropa deportiva. En el Reino Unido, durante el boom de 96 y 97, eso significó utilizar chaquetas chillonas y coloridas hechas por empresas australianas de tennis y el tipo de marcas italianas favoritas de los futbolistas ingleses a principios de los 80s. Los italianos que se interesaron en el gabber hace algunos años – como Alberto Guerrini, que ahora se encarga del blog Gabber Eleganza, el vestuario de Gabber significaba; camisetas y sudaderas con slogans tales como "Hardcore unido en contra del fascismo y racismo" el inmortal "Hardcore hasta la muerte" y "Hardcore, you know the score", o algo que involucre la palabra "Hakken", el tipo de baile nativo del gabber.

El hakken es algo difícil de describir. Imaginen a alguien que, por alguna razón, intenta bailar tap en una rueda. O que están dominando un balón imaginario. Parece algo así.

Cuando se trataba de cubrir tus pies, todos estaban de acuerdo: eran los Air Max 90 o los Air Max BW. "Fueron – y siguen siendo – los zapatos del gabber", dice Alberto. "Mucha gente, incluyéndome, solía personalizarlos con marcadores – pintar patrones de cuadros de ajedrez, logos de disqueras, o tags, con agujetas fluorescentes". Los zapatos tenían que permitir el furioso movimiento de pies que se tenía que poner al parejo de los beats de gabba y verse tan bien como los cortes de pelo con navaja.

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Las chaquetas personalizadas de bombardero también fueron populares. La gente solía bordar logos y frases en la parte de atrás, dice Alberto, muchos de los cuales eran calaveras enojadas y es el tipo de cosa que encontrarías en una novela gráfica acerca del apocalipsis.

"Solía tener una que personalicé yo mismo – corté una foto de Pinhead de Hellraiser y la puse en la parte de atrás cubierta con una tipografía gótica y parches y cosas", me dice Alberto. "Pero creo que son observadas como algo tonto en la escena gabber actual".

La joyería no fue tan importante; los brazaletes pesados no eran tan convenientes, cuando movías los brazos en una masacre de 170 BPM, así que los chicos solían usar pendientes si a caso, generalmente aros, usualmente de oro. Las chicas hicieron lo mismo al principio, aunque cuando los 90s avanzaron hacia las perforaciones faciales gradualmente pasaron de moda, lo cual es presuntamente por qué ahora ves a muchos sementales en todos esos raves americanos patrocinados.

En su lugar, la manera más simple de identificar a una chica gabber era el pelo: un severo corte, los rizos que quedaban jalados con una cola de caballo, ya fuera tranzada o colgando. Una especie de corte Chelsea a la inversa, preferido por las chicas que salían con los skinheads británicos originales, Alberto y sus amigos lo emulaban.

"El corte de pelo fue el look icónico de la chica gabber", me dice. "Para las chicas más jóvenes se sentía como una prueba de valentía, porque a tus padres no les va a encantar si tienes 16 años. Luego las chicas más rudas rasuraban su cabeza por completo".

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Bounce into Nightmares, fue una de las fiestas más grandes del Energy Hall de Rotterdam, y es probable que hayas visto a la mayoría de las chicas en ropa deportiva similar a la que utilizaban los chicos, si no es que un poco menos molesta. Las camisas enormes estaban de moda, aunque las reemplazaban con el tipo de crop-tops ajustados monocromáticos que ahora encuentras en los tumblrs de health goth, usados con zapatos Nike y con una mezcolanza enorme.

Mientras se acercaba el fin de los 90s, la popularidad del gabber comenzó a decaer – un montón de sub-géneros del hardcore aparecieron, y lo que había sido el sonido del gabber se había convertido en una mezcla rara de cualquier cantidad de beats y BPMs. Con eso, Rotterdam había sido diluido. "De regreso al momento del boom del gabber en Italia - 2000 o 2001 – cerca del 80 porciento de la gente en el rave o club se vestían con un estilo gabber" dice Alberto. "Pero actualmente es como un 30 porciento".

Han ocurrido resurgimientos menores, y muchos diseñadores de modas han basado sus diseños en la subcultura – notablemente Tom Nijhuis, cuya colección "1995" fue inspirada por su juventud en Holanda, cuando admiraba a los chicos mayores del gabber.

Respecto a los raves mismos, si pasas el suficiente tiempo buscando en Google, podrás encontrar uno cerca de ti, los flyers son prometedores, "ningún mega-hit comercial" y aún más importante "nada de chill out" ni nada por el estilo.

Fotógrafo - Alex de MoraDirector creativo y estilista - Kylie GriffithsAsistentes - Ellie, Sian and ThomasAsistente de producción - Tabitha MartinEstilista - Johnnie/Moroccaan OilAsistente de estilista - KumikoMaquillaje - Lucy/MAC CosmeticsAsistente de maquillaje- Lydia Harding y Celia EvansModelos - Anna and Amy de Anti Agency, Michael de AMCK Models