Cómo un documental capturó la era dorada de la cultura club en Ibiza

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Música

Cómo un documental capturó la era dorada de la cultura club en Ibiza

Escapando a la Gran Bretaña de Thatcher, rumbo a los beats baleares de Café del Mar.

La mayoría de edad en Reino Unido a finales del largo y tedioso mandato de Thatcher fue particularmente sombrío para los adolescentes de la clase trabajadora. En el despertar de la huelga de mineros y las revoluciones por los impuestos, había poco a que aspirar. Excluidos del estilo de vida aspiracional que sólo algunos privilegiados podían pagar, muchos se refugiaron en la música, más notablemente en el acid house, como una forma de escapar de sus respectivas realidades. El soundtrack de una generación estuvo acompañado por las leyendas y mitos creados en una isla mediterránea fuera de los Baleares y capturada con característica despreocupación en el documental A Short Film About Chilling, una cinta que mostraba la primera ola de DJs británicos, promotores y bandas en Ibiza, antes de la subsecuente invasión de turistas a los clubes.

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En 1990, Kevin Sampson dirigía una pequeña compañía de producción y como muchos otros independientes de Soho y Clerkenwell, buscaba una comisión por parte de Channel Four. Se había sumergido en una vibrante escena en Londres y no dudo en capturarla en cinta. "En aquellos días vivía todo el asunto al máximo—clubes cada noche, Michiko, Duffer, Levi's blancos, el equipo de Cuts en Soho, gelatinas de vodka, Guarana." Concurrentemente, el dirigía una (en ese entonces) pequeña banda de Liverpool llamada The Farm, llevándolos a fiestas en algunos de los clubes más cool de la capital, incluyendo Milk Bar de Nicky Holloway y Flying de Charlie Chester, cimentando conexiones valiosas en todo el camino. El empresario de Flying Records probó ser particularmente esencial al proceso eventual de hacer el filme. Siendo ya un visitando regular de Ibiza, las promociones de Chester eran mayormente centradas en Londres, pero en 1990, tuvo la idea de traer a tres bandas y más de veinte DJs a Ibiza. Los DJs incluían a Terry Farley y a Harvey; las bandas seleccionadas eran 808 State, A Man Called Adam (quien tuvo que persuadir a su sello para que le dieran 500 libras para el viaje) y The Farm. Siempre oportunista, Kevin comenzó a propagar el plan. "Comencé a pensar que podíamos hacerlo todo. Haría que Channel Four nos comisionara; The Farm podía estar en ello. Así es como todo comenzó."

Angus Cameron, un joven cineasta que estaba demostrando su estilo creativo haciendo videos musicales del estilo de Primal Scream, se subió a bordo como director, una unión que se convirtió en realidad en gran medida a través de la casualidad geográfica. Kevin vivía en Vine Hill en Clerkenwell. Su local, el Duque de Nueva York, estaba debajo de su departamento y era frecuentado por creativos muy eclécticos. "Creation Records estaba en mi contra. Jeff Barret y Heavenly estaban a la vuelta de la esquina, todos estos tipos bebían en el Duque de Nueva York y Angus Cameron estaba entre ellos," recuerda Kevin. La conexión probó ser fortuita y simbiótica. Entre varios intereses compartidos, el par se unió por un amor compartido por Super 8. Angus recuerda haber continuado a través de una nota escrita a lápiz en un post. "Un pedazo de papel arrugado llegó con un mensaje de Kevin diciendo que tenía los derechos para cubrir Ibiza 1990 para la televisión, agregando: 'Mejor unimos nuestras mentes para convertir esto en magia televisiva.' A esa altura no teníamos nada de dinero para hacer la cinta, pero Kevin logró persuadir a un amigo de poner el dinero suficiente."

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Incluso con la financiación, hacer un filme de esta naturaleza nunca sería fácil, especialmente con tan poco que filmar en el guion. "A veces no teníamos un verdadero plan," comenta Angus. "Sólo íbamos con la corriente o llegábamos a algún lado tras haber hecho un raro arreglo para conocer a alguien. Claro, la mayoría de las veces no se aparecía". En retrospectiva, este acercamiento no ortodoxo ayudó a darle al filme una sensación de ingenuidad, una inocencia orgánica que podía no haber sido diseñada con planeación y valores de alta producción. Estas semillas para la caótica filmación se habían sembrado antes de que aterrizara el avión. "Todos se reunieron en Gatwick, la mayoría había estado toda la noche en el club de Charli Chester, Flying, y había algunas buenas vistas en el lounge de salida. El vuelo mismo fue un caos," recuerda Angus. Los retos no estaban restringidos al torcido hedonismo de muchos del equipo, y se debían vencer una serie de otros problemas.

Pacha y Amnesia fueron firmes en que la filmación no se llevará a cabo en sus locales, Ku (ahora Privilege) y Es Paradis fueron más accesibles, aunque, filmar en clubes tenía problemas obvios, sin olvidar el hecho de filmar de noche. Y por supuesto, con la noche venía la tentación de unirse a los sujetos en búsqueda del placer que querían capturar, aunque Angus mantuvo a la mayoría del equipo en un estado profesional. "En los clubes, es difícil filmar cuando todos a tu alrededor están desquiciados, pero no podíamos y no tomamos drogas. Necesitaba estar muy concentrado y en ocasiones me puse muy tenso." Sin embargo, algunos no se restringieron tanto. Kevin quedo atorado una ocasión en los efectos de consumir una particularmente potente pastilla una noche. "Tras un trago en The Rock Bar, me dirigí a Es Paradis y luego a The Star, donde mi pastilla comenzó a ponerse salvaje, absolutamente intensa, con cosas profundas pasando a través de mi pequeña cabeza. Caminé hasta [Andrew] Weatherall y pronuncié que él y yo eramos genios—unos malditos genios—y seriamos celebrados como maestros de nuestra escena en los próximos años," una epifanía inducida por químicos que él reconoce como algo correctamente a medias.

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Hubo también algunos obstáculos culturales que superar. La policía local se puso difícil con la presencia de un equipo de filme extranjero en la isla. En más de una ocasión, el equipo fue confiscado por la gendarmería—una vez sólo horas antes de filmar una fiesta en la finca de Harvey Bassett. El carismático DJ aparece y en un parpadeo desaparece, y aparentemente paso demasiada parte de la filmación metido en una vieja casa en las montañas con una pose de individuos con ideas afines. "Hubo rumores de todo tipo allá arriba," menciona Angus. En un punto, The Farm vio su camioneta confiscada, lo cual sirvió a Kevin como una oportunidad para filmar en la estación de policia cuando fueron a recogerla. Esto resultó en la confiscación de la cámara y uno de los miembros del equipo siendo abofeteado por un oficial. A esas alturas, el proyecto parecía tambalearse, pero a pesar de los retrasos, o quizá por el hecho de haberlos superado, el equipo sintió que tenían algo especial.

Las reacciones iniciales de un avance de 5 minutos llevadas a Channel Four fueron muy positivas (aunque el canal inexplicablemente quería renombrarlo como "The Rave") y se pasaron cinco demandantes semanas editando una versión de seis minutos, pero cuando se presentó el producto terminado, la reacción fue diferente. "Cuando el editor comisionado vino a ver el corte final, todo comenzó bien," Angus explica. "Pero entonces comenzó a verse agitado. Había un segmento donde Andy Weatherall hacía un pequeño mensaje de salud, 'Hey chicos, no tomen drogas… a menos que sean de estas', en un punto donde sostiene una pastilla de aspecto sospechoso." Aunque el equipo pensó que era una escena graciosa, no era el punto de vista de Channel Four y fueron obligados a cortar la mejor parte de veinte minutos. Aunque el canal era de mente más abierta que sus rivales, el mencionar drogas no se veía bien en aquel entonces, aunque posiblemente los productores estaban un poco adelantados a su tiempo en aquellos días; doce años después el canal mostraría el consumo de MDMA al aire.

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A pesar de la edición, el aire de legitimidad permaneció, llevando credibilidad entre su target demográfico, quizá especialmente dada la situación política divisiva de esos días, un punto de vista compartido por Sally Roger de A Man Called Adam. "Es autentico—gente joven siendo honesta, haciendo lo que hacen—televisión realista. La Gran Bretaña de Thatcher fue muy horrible para los que no tenían dinero, así que algunos cientos dijeron 'al carajo' le puso algo de atractivo, y ¿quizá aún lo hacen?" Ella recuerda con cariño la visita nostálgica y aún posee un amor genuino por la isla. "Recuerdo Ku, la clase de moda Euro-trash en él, recostarse en los cojines de Café del Mar escuchando a la Penguin Cafe Orchestra, ron y leche de chocolate y la increíble noche que tocamos en Pacha. Aún lo veo en mi mente como la escena de una película de arte—caminando hacía este muro de personas, locos, bailarines, ravers—como un bacanal."

Channel Four transmitió el filme el 31 de agosto de 1990, y fue visto por casi 2.5 millones de espectadores, un número sin precedentes para una programa de su clase. Fue mostrado muy tarde por la noche, una sugerencia de Kevin Sampson que cambió la cara de los jóvenes programadores para siempre. "Tuvo unas escaladas cifras de audiencia y quedo lejos de los programas juveniles más vistos," menciona Kevin. "De pronto Channel Four no era tan desdeñoso sobre ello." A pesar de este logro excepcional, fue la retroalimentación de la audiencia más allá del tamaño de esta la que valido el esfuerzo de los productores en una forma más profunda que los números que cuentan en televisión. "La gente se sintió muy emotiva sobre el pequeño filme, sintieron que era su pequeño filme, y esa es la clase de magia a la que aspiras, pero no puedes planear. No hay forma de hacerlo. Simplemente resultó muy, muy especial."

Mucha de esa música a sobrevivido al paso de los años, así como el propio filme. Un cuarto de siglo después su legado aún resuena fuertemente tanto entre quienes estuvieron ahí así como para muchos otros que eran muy jóvenes para experimentarlo de primera mano. Angus menciona: "Creo que el filme ha durado porque fue una captura de uno de los principales momentos de esa época. Creo que capturó la imaginación de la gente. Ciertamente mucha gente ha venido a mi y me ha dicho que verlo aquella noche cambió sus vidas." Ben Turner, director de Graphite Media y antiguo editor de la influyente revista Muzik, es un ejemplo de ello. "Mire el show quizá unas veinte veces antes de volar a la isla. Fui directo a Café del Mar y eso fue todo," comenta. Desde entonces, ha regresado a la isla cada año sin falla, aprovechando para fundar Pacha Magazine e instigar la conferencia IMS en colaboración con Pete Tong, entre otros logros. "Se convirtió en un punto importante para mi, en cuanto a inspiración musical y amistad global. He visto cada lado de ello y a veces añoro la magia e inocencia en este hermoso documental. Es justo decir que alteró mi visión de la vida."

O en las palabras de Terry Farley: "Es una captura de una era dorada, cuando la mayoría de la gente era nueva y fresca y sus ideales eran de hermandad, espiritualidad y paz y el amor no era visto tan sensiblemente, como un sombrero viejo." Pocos filmes que intentan capturar una subcultura han triunfado—una fotografía casi perfecto de un conmovedor momento de la juventud británica que fue producido con un poco más que un toque de astucia y visión combinados con un innato entendimiento de la audiencia. Como Kevin Sampson señala: "Es uno de esos documentos muy raros y muy puros de un momento en el tiempo. Su inocencia brilla, creo, y aún vive."

Christopher English es escritor freelance.