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Música

Debería haber más temores, más raves como en los noventa

Le pedimos a Pepe Casanova, uno de los promotores y realizadores de raves en los noventa en México, que nos mostrara algunas imágenes de su archivo y recordara anécdotas raveras. ¡Viva el rave!

*Este artículo apareció originalmente en i-D.

Hace unos meses mi amigo Temores (QEPD) hizo favor de enviarme a mi mail un flyer de un rave al que lo habían invitado. Lo abrí emocionado pensando que sería una gran fiesta a la que iríamos juntos -otra más- pero en cuanto terminé de leer el texto de la invitación me quedé frío. Esta vez no sonaba nada divertido. No por que el DJ fuese malo, si no por que básicamente eso llamado rave ¡¡era todo lo contrario a un rave!!

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Decía así: "Jai Guru Rave. Meditación, movimiento y mantrasounds. Invitada especial Beatriz Goyoaga. Habrá jugos naturales, comida vegetariana y muchas sorpresas más."

Me sentí ofendido. Eso es todo lo contrario a lo que es un rave. ¿Jugos? En los noventa, jugos había en el after para seguir en éxtasis o ácido o en los dos. ¿Comida vegetariana? Lo que menos quiere uno en un rave es comer. ¿Muchas sorpresas más? Ni que fueran a invitar payasos o magos. Señores hippies modernos de la Condesa: por favor dejen de mamar y no utilicen la palabra "rave" inapropiadamente. Cada quien a lo suyo.

Tengo la idea que cada vez hay menos personas divertidas o personas que no saben como divertirse, para el caso es lo mismo. Creo que conforme avanzan los años las nuevas generaciones se han hecho mucho más aburridas, más conscientes y responsables. Demasiada basura milenaria. Todo es culpa de Internet. Y de MTV. Extraño los noventa. Los raves.

Recuerdo el primer rave al que fui en mi vida. Fue en 1994 en una fábrica de la Ciudad de México llamada Eureka, era una fábrica enorme y abandonada que estaba sobre Periférico, el lugar ideal para un rave. Mis amigas, Regina, Jaqueline, Laura y yo, nos pusimos los peluches, el chaleco de tigre, los pantalones rojos, la visera, las plataformas y arrancamos hacia allá. Que noche. Una noche que para mí marcó a una generación y la música electrónica en nuestro país. Fue cuando todo comenzó.

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Según yo, ese fue el primer rave que hubo en México; aunque el otro día me desmintieron. Me contaron que meses antes había habido uno o un par más, seguro en alguna casa abandonada de la Roma o la Condesa, que era donde normalmente los hacían.

De pronto, la competencia comenzó a crecer mucho, varios nos dedicamos a hacer raves a principios y mediados de los noventa y fue así como nos fuimos conociendo y más tarde nos hicimos amigos. Recuerdo a Aceite, de mi amigo y ex socio David Cuevas (QEPD), Libido, de Ricardo Soroa, Bleep, Divas, Cookie y Ramiro (de Bleep), Trance, + Uno, X Mandamiento, Polución (de un amigo y yo) y muchas otras productoras que por ahora no recuerdo el nombre pero que seguramente estaban ahí bailando bajo los intelabeam de Acustic Project, una de las compañías de luz y sonido que más contratábamos.

La noche de la fábrica de Eureka bailamos hasta el amanecer, a pesar de que no nos drogamos. Eso vino días después, en Teotihuacán, la primera vez que vino a nuestro país Paul Van Dyk. Qué noche. Terminé bailando esta rola en la parte de arriba de la gruta, el lugar donde lo hicieron, alucinando que la pista era una pizza gigante y las cabezas de toda la gente eran salamis. Esas sí que eran sorpresas.

Antes de que todos fuésemos DJs, ahí estaba ya Chrysler, Martin 9000, Tini Tun, Quecho, Light, Lome, Koggi, Chuck, Sondera, Acid Kit, Digi + Gabo, Fux, Alexis, Xaca, Adrian, Karlos Elizondo, Klang, Uriel… animando los raves de cada fin de semana, sin importar si eran en el Ajusco, el Desierto de los Leones, Oaxtepec, la Roma o el Centro. Todos los fines de semana ahí estábamos los mismos bailando.

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Después de unos años la policía terminó con ellos, según yo fue a principios del 2000. Pero no me hagan mucho caso. Si en aquellos años era difícil recordar lo que había pasado en el rave una noche antes, 20 años después es más difícil. Después de eso crecimos, nos salieron arrugas, nos pusimos panzones, nos casamos, tuvimos hijos, nos divorciamos, nos fuimos del país, nos volvimos godínez y todo llegó a su fin.

Por eso digo que es hora de regresar al rave: desempolvemos nuestra ropa plateada, compremos glowsticks, hagamos Smart Drinks con Kool-aid y anfetaminas, imprimamos flyers, tomemos los cines abandonados, huyamos de la policía, bailemos por 24 horas, viajemos al mundo de Rainbow Brite y continuemos la historia.

…Debería haber más Temores, más raves como en los noventa.

PLUR