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Música

Lo que se esconde detrás de la portada de 'Sirens', el nuevo álbum de Nicolas Jaar

El productor chileno cita la obra artística de su padre, cuyo mensaje, hoy más que nunca y a través suyo, se mantiene vigente.

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Esta nota se publicó originalmente en THUMP Colombia.

Cuando recibas la copia de Sirens que pediste desesperadamente apenas te enteraste que ya estaba en el mercado, obtendrás una carpeta con una portada gris, en cuyo interior estará el LP, a su vez recubierta por una funda exterior de plástico transparente en donde se lee el nombre del álbum tres veces, el del artista y la frase corta pero contundente: "Ya dijimos no pero el sí está en todo".

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Encontrarás, también, una moneda de 25 centavos entre la funda, y probablemente algunos trazos coloridos en la portada que parecerán rasguños.

Tranquilo, tu disco no está dañado. Este fue el plan desde el comienzo.

La portada gris de Sirens está impresa en papel de lotería, de ese que uno rasca con una moneda. Cuando procedas a hacerlo, debajo se revelará la foto de una calle bastante reconocida por albergar la concentración de publicidad más intensa del planeta. Por ser un símbolo de la moneda, del espíritu gringo, del país que convirtió a MacDonald Trump en candidato presidencial. Se trata de Times Square en 1987, año en el que se expuso A logo for America, obra de Alfredo Jaar, padre de Nicolás, que si miramos bien la foto aparece en una de las pantallas con la memorable consigna "This is not América".

En 1987 Alfredo Jaar hacía parte de la exposición Messages to the Public que convertía el jumbotron de Times Square en un museo al aire libre. Una vitrina para exponer obras como la que Jaar diseñó, en la que tomó el mapa y la bandera de Estados Unidos, y sobre ellos un texto simple y claro: "This is not America, this is not America's flag", para luego mostrarnos el continente completo: norte, centro y sur.

"América", leemos. Hack perfecto.

Que Nicolás cite la obra de su padre en la suya no es gratuito. Ni que lo haga utilizando el mecanismo del papel de lotería. Rascas la portada con la esperanza de ganarte un premio, pero entonces se te revela un mensaje lapidario: ese nombre del que nuestros amigos del norte se han apropiado para llamar a su país, a su "land of the free", a su bandera repleta de estrellas rutilantes, es en realidad el de un continente. Un continente con heridas abiertas. Desangrado. Ampollado por las cadenas que le han amarrado.

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Las casi dos décadas que Augusto Pinochet fue cabeza de Estado en Chile, estuvieron enmarcadas en la represión política y cultural. Dos generaciones que crecieron con miedo y sin poder disentir de las políticas de Estado. Una dictadura que resultó en más de 33,000 detenidos, 2,000 muertos, 1,000 desaparecidos y 200,000 exiliados políticos. Uno de estos fue Jaar papá, artista visual que en 1982 se instaló en Nueva York desde donde produjo un arte que se paró firme frente a la tiranía. En 1987, año en el que salió al aire su famosa obra en las pantallas, el pueblo chileno comenzaba a levantarse en contra de la dictadura, una que fue posible gracias al afán estadounidense de combatir el socialismo del nuevo milenio e imponer una doctrina económica neoliberal en América Latina.

"Cada fragmento de información que publican los medios contiene una concepción ideológica del mundo (…) y la mayoría de veces es una muy conservadora", afirmó Alfredo en una entrevista para la revista art21 en 2016.

Hoy su hijo tiene la palabra.

"Sirens puede referirse a las criaturas mitológicas que provocan naufragios o a las sirenas de los carros de policía", le dijo a Rolling Stone sobre el concepto de su disco, que en últimas reflexiona sobre la dualidad. "También está la dualidad entre ficción y política (…) La manera en que se construye una narrativa incluye un poco de ficción, y ahí es donde yace el poder".

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El 5 de octubre de 1987, entre el miedo, el silencio y el estoicismo, se realizó un plebiscito en el que el pueblo chileno, con un 97% de participación en las urnas, dijo que no quería continuar bajo el régimen militar. Así, en 1990 Chile inició una nueva etapa. Volvió a la democracia y con ella volvió la esperanza… ¿o no?

"Ya dijimos no, pero el sí está en todo" es la premisa que atraviesa el disco. El mismo mensaje que nos revela una moneda de 25 centavos. Un canto de sirena que te encanta pero te condena.

Convertido en la obra de su padre: Nico Jaar. Valla de la tragedia. Un artista genial, y a la vez, el chico más cool de todo el dancefloor.

Un producto perfecto.

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