El CEO de Burning Man nos cuenta cómo el EDM y el Estado de Nevada son unos aguafiestas

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Música

El CEO de Burning Man nos cuenta cómo el EDM y el Estado de Nevada son unos aguafiestas

Y su miembro fundadora, Marian Goodell, sugiere que Black Rock City podría moverse a Utah muy pronto.

El éxito de Burning Man como institución cultural se ha debido a su cálculo secular y a su sagrada geometría. En medio del bullicio que ha precedido la edición 2015 del evento, el CEO de Burning Man, Marian Goodell, se sentó con Brandon Beachum del podcast Positive Head para compartir algunos de los retos en la organización que están enfrentando este año.

Durante su conversación de una hora, se habló sobre los ruidosos bailarines que permanecen toda la noche en la playa, los perezosamente cautelosos contratos con la Oficina de Gestión de Tierras y los felices impuestos que cobrará el Estado de Nevada.

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Minds blown // Foto de Fest300

"Burning Man no es un festival," fue lo primero que Goodell mencionó. "Un festival, para muchas personas, significa escenarios y vendedores de comida atendiendo las necesidades de los asistentes. Definitivamente no estamos interesados en proveer la típica atmósfera de festival."

Ese anuncio dificilmente se vendería a los muchos participantes que ahora asisten llenos de lujos y un mínimo sentido por el radicalismo que presentaban los primeros y tradicionales asistentes.

"Hemos visto un cambio en el tipo de gente que viene a Burning Man," Goodell comenta. "No vamos a ponernos en frente de algunas cosas y forzarlas. Vamos a nutrir el proceso para que todos obtengamos los mejores resultados. Burning Man es un experimento en una comunidad temporal, y somos los que administramos el proceso."

Bear Kittay, Marian Goodell y Danger Ranger. // Foto por Christoper Michel

Este año, ese proceso involucra llevar a algunos de los carros con fiestas dance fuera de Black Rock City. Goodell sabe que la gente que por mucho tiempo ha llevado The Dancetronauts no fue invitada a Playa en el 2015, tras una larga disputa con los otros carros, mientras al campamento Opulent Temple se le prohibió acampar de nuevo tras un descenso en su niveles de interacción.

Todo esto se ha hecho más notable desde el famoso escandalo del año pasado cuando Skrillex y Diplo pusieron "Turn Down For What?" a una perpleja audiencia de hippies. Ahora se moverán a Deep Playa Music Zone, una área distante en donde autos como Robot Heart serán más libres de bombardear con música electrónica tan fuerte y por tanto tiempo como necesiten, quieran o aguanten.

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Damian Lazarus en Robot Heart, Burning Man 2014

Goodell estuvo en el centro de este cambio tras un encuentro que la dejo el año pasado tambaleando: "Fui una de las personas que fue despertada a las 3 de la mañana por el intenso sonido de la música. ¡Mi trailer vibraba! Muchos de nosotros salimos, impactados y no podíamos entenderlo incluso cuando llevábamos haciendo esto por 19 años. Nos subimos a un auto para saber que era y descubrimos que su carro apuntaba sus bocinas directamente hacia nuestro campamento.

Este año, la música dance será enviada a la obscuridad de Deep Playa, pero los baños y la infraestructura estarán en su lugar para facilitarle a la bandas de ravers que van el acceso, evitando que caminen por millas en el polvo mientras cuidan sus mochilas y bicicletas y los carros apuntarán sus ondas sonoras hacía el gran infinito.

En un momento de buena voluntad, oficiales de BLM participan en una ceremonia por un oficial caido en Temple.

Los retos más amenazantes a los que se enfrenta Burning Man vienen de fuera de Playa, donde el estado y el gobierno federal presionan en ambos sentidos. La Oficina de Gestión de Tierras tiene el evento atrapado en un modelo inorgánico de crecimiento conservativo, limitando el número de asistentes a 68,000. "Eso no es algo que controlamos voluntariamente," comenta Goodell.

"El más grande daño que enfrenta Burning Man justo ahora es que el Estado de Nevada ha implementado un impuesto al entretenimiento," señala Goodell. "Aún creemos que no encajamos como una forma de entretenimiento. Francamente, no somos un show de Las Vegas. No somos una carrera de autos o un concierto en un estadio."

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Goodell asegura que Silve State está forzando un impuesto masivo del 9% al proyecto de Burning Man, limitando sus ganancias y sustentabilidad. "No somos capaces de absorber eso," comenta, antes de concluir diciendo, "eso es lo que justo ahora nos hace pensar en mirar en irnos a Utah o cualquier otro estado que no haya implementado eso."

Aún así, un poco de peligro no lastima a nadie, ¿cierto? Es por ello que 68,000 polvorientos se están preparando para este frenesí mientras hablamos. A esta hora la próxima semana, Venice en California será una playa dormida y algunas partes de San Francisco disfrutarán su fin de semana más amigable del año mientras ambas ciudades se vacían con toda la gente que se dirige a Black Rock City.

El cambio siempre ha sido cautelosamente bienvenido en Burning Man, pero mientras la ciudad temporal de 68,000 personas desciende a los polvosos climas de Black Rock City para su edición 2015, la transformación es un tema central hoy más que nunca. Los organizadores están en medio del limbo para evitar que su evento no sea destruido por su propio reflejo y el 2015 puede ser el momento que definirá su historia.

Historia tomada de Karol Escobar. Escucha el podcast completo abajo o a través de Positive Head: