El estilo de Ibiza: sus raíces, sus orígenes y sus realidades
*Este artículo se publicó originalmente en i-D.

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Música

El estilo de Ibiza: sus raíces, sus orígenes y sus realidades

De ser una colonia hippie a un patio de juegos hedonista, la isla de Baleares ha estado a la vanguardia del estilo por más de seis décadas...

Cualquiera que haya tenido la alegría de ver a los aviones volar sobre DC10, quedarse dormido en la playa de Las Salinas o bailar en medio de robots en Amnesia, sabe que Ibiza es un lugar muy especial. Inmersa en una historia de abandono hedonista, la isla blanca ha sido por generaciones un lugar para dar rienda suelta a un nivel completamente nuevo, formada por oleadas de colonos y clubes que a su vez le han dado forma a la moda de la cultura juvenil en todo el mundo.

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Los primeros turistas modernos llegaron a Ibiza cerca de 1950, atraídos por los rumores de su belleza natural impresionante y virgen; una isla paradisíaca de impresionantes calas costeras; aguas puras, cristalinas y sin contaminar; y costas pintorescas. El turismo aumentó y la isla prosperó y se desarrolló. Ibiza fue un refugio de la opresión política del gobierno fascista de Franco, que gobernó España desde 1936 hasta 1975, y en los años sesenta, mientras el movimiento hippie se extendía desde San Francisco hasta el resto del mundo, muchas personas se instalaron en Ibiza, atraídas por la renta barata y el estilo de vida rural.

Se consolidó en 1964, cuando los Rolling Stones pasaron un par de días de vacaciones en San Antonio. La falta de transporte y de preocupaciones y el estilo de vida despreocupado (y para los estadounidenses, la libertad de la conscripción) fueron un gran atractivo para la cultura hippie naciente. Los looks básicos de hippies eran pantalones acampanados para los chicos y bikinis crotchet, pañuelos en la cabeza, pecas y casi nada para las chicas.

Mientras los acontecimientos de 1968 mataban el sueño hippie en todo Europa (desde la Primavera de Praga a las continuas protestas contra Vietnam hasta Mayo 68 en París). Ibiza se convirtió en un refugio para los hippies de todo Europa, una visión reforzada por la película More de 1969 de Barbet Schroeder, musicalizada por Pink Floyd; presentó a Ibiza como una utopía bañada por el sol de amor libre y decadencia, con un lado oscuro de consumo de drogas. Una reputación que nunca ha desaparecido.

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A finales de los años setenta, la escena disco se había extendido de los clubs gay afroamericanos de Filadelfia y Nueva York a todo el mundo, y había encontrado una segunda casa en el enclave hedonista de Ibiza. La cultura club también comenzó a tomar forma en este momento, cuando Amnesia construyó un público fiel y otras discotecas, como Ku (que más tarde se convirtió en Privilege) Pacha y Glory's and Lola's atrajeron multitudes durante los meses de verano. El espíritu de estos momentos previos al acid house fueron capturados perfectamente por el fotógrafo Derek Ridgers en unas vacaciones familiares en la isla en 1983; más tarde escribió sobre cómo "en la noche, las calles y los bares alrededor del puerto se transforman en una versión candente y embriagadora de lo que estaba sucediendo en Londres en lugares como Camden Palace, The Batcave, Heaven y The Wag… La cultura dance de after-hours, que inició en Ibiza -beats Baleares, éxtasis, superclubes y la escena rave- se convirtió en la historia de la cultura juvenil más grande de finales de los años ochenta". Los revellers usaban muchas prendas blancas, turbantes, catsuitsde leopardo, capas, pantalones peg y chalecos de red. Fue una metamorfosis más kitsch, sexualmente promiscua, de la playa al club, del look de New Romantic.

En los años ochenta, los clubes adaptaron su insonorización básica e invirtieron en sistemas de sonido enormes, globales y poderosos. La música disco había evolucionado junto con la música popular de Bowie y Madonna, y los géneros de música, como los conocemos, comenzaron a mezclarse en lo que definió al sonido de Baleares; se desvaneció la línea entre el pop y el funk, el hip hop y los primeros sonidos de soulful house que salían de Nueva York. El free en el mix fue acogido por Alfredo en Amnesia y el house estaba a punto de dominar bajo la magia de las azoteas.

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Fotografía Derek Ridgers

En 1987, los DJs británicos Danny Rampling, Nicky Holloway, Paul Oakenfold y Johnny Walker visitaron la isla y el sonido de Baleares, así como el ambiente de mente abierta en la pista de baile, los cautivó. "Estábamos paseando por Amnesia", recordó Nicky Holloway contándole a i-D: "con nuestras primeras píldoras, bailando al son de un tipo de música que de otra manera habríamos rechazado. Después de eso estuvimos allí todas las noches, pensando: "Fuck, ¡aquí es! ¡encontramos Narnia!"

Estaban tan inspirados que a su regreso al Reino Unido lanzaron las noches de club Shoom y Spectrum, le agregaron el acid al house, y avanzaron mucho en la creación de la escena de música dance que disfrutamos ahora. En ese momento, los chicos británicos ahorraban durante todo el invierno para salir de fiesta durante todo el verano, bailando junto a modelos fuera del trabajo y travestis, y usando overoles, camisetas holgadas y bucket hats. El relajado estilo andrógino les otorgaba la libertad para bailar.

En 1989 cayó el Muro de Berlín, la música house se hizo internacional y los sonidos se vertieron por las fronteras. En la noche del 22 de junio de 1991, Amnesia abrió bajo nueva dirección y miles de jóvenes invadieron el club. Esto también marcó el inicio de la época más lucrativa para las discotecas con los precios de entrada y bebidas en constante aumento conforme se pasaba la voz sobre el acid house y su nacimiento buscó sacar provecho del Second Summer Of Love. Los clubes de Ibiza se volvieron famosos en todo el mundo y el código de vestimenta se hizo más comercial; piensa en los bras peludos en los años noventa y los trajes de baño recortados de los años dos mil.

En 1999, la ONU proclamó a Ibiza como: "Ibiza, Biodiversidad y Cultura", Patrimonio de la Humanidad, reconociéndole a la isla el tener importancia cultural o natural para la herencia común de la humanidad. La isla llegó a cien mil habitantes y desde la década del 2000 en adelante se convirtió en un destino de fiesta para todos, desde Calvin Klein hasta Puff Daddy y George Michael. Sin ser ya simplemente una escena de extranjeros hechos de lado o abandonados por la Europa mainstream, el estilo de vida de fiesta legendario de Ibiza se convirtió en un sinónimo mundial para lo cool, la buena música y la libertad.

Ibiza sigue cambiando y evolucionando, y aunque otros destinos de fiesta y festivales intentan robarle su corona, la isla, con su atracción magnética de fiesteros de 24 horas -por ejemplo, la increíble fiesta de Riccardo Tisci celebrando sus 40 años (simplemente busca el hashtag #ibiza74)- demuestra que Ibiza se las arregla para ser uno de los destinos más influyentes de la moda, el estilo y el sonido.