El primer club de Michael Mayer: Leones, tigres y centros juveniles cristianos

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El primer club de Michael Mayer: Leones, tigres y centros juveniles cristianos

Conversamos con el jefe de Kompakt, Michael Mayer, en el maravilloso Oasis Festival en Marrakech para dar una caminata por un centro juvenil cristiano y un súper club equipado con piscina.

Mi primer club nos lleva al principio de todo. Llevamos a los DJs y productores a su pasado para que nos platiquen de sus memorias más profundas al pedirles que nos transporten a sus primeras noches de club. En esta ocasión conversamos con el jefe de Kompakt, Michael Mayer en el maravilloso Oasis Festival en Marrakech para dar una caminata en un centro juvenil cristiano y un súper club equipado con piscina.

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Mi primera experiencia en un club no fue en Cologne. Yo era un joven bloomer en lo que respecta a discotecas. Debo haber tenido unos 12 años y se me permitía ir a esta clase de fiestas disco infantiles en el centro juvenil cristiano del vecindario los domingos por la tarde. Ese fue el momento que cambió mi vida. Puedo decirlo firmemente. Fue la primera vez que estuve expuesto a música a un volumen más alto al que solía escucharla en casa. Había un DJ ahí que realmente estaba mezclando acetatos. Había luces, una bola disco. ¡Todo lo necesario en un club!

Es lo mejor que he experimentado. Estaba tan feliz que no podía dejar de bailar. Era como pez en el agua. Mis recuerdos son algo borrosos después de todos estos años, pero como esto era Alemania en los años 80s estoy seguro que vestía ropa terrible esa noche. Probablemente estaba vistiendo chinos (pantalón casual). Como los que está usando DJ Harvey por allá. [DJ Harvey estaba sentado en la mesa a nuestro lado, luciendo muy muy cool en un par de chinos verdes deslavados – Ed]

De inmediato supe que quería ser el DJ. Lo miré en el joven club y supe de inmediato que esto era lo que quería hacer en mi vida. En esa época ya grababa mucha música del radio así que era una clase de DJ de cassette, después comencé a gastar cada centavo que tenía en comprar discos. Entregaba periódicos a domicilio para pagar mi vicio. Comencé a llevar mi pequeña disco. Para mi, al principio, las luces eran tan importantes como la música. Tuve suerte de tener suficiente espacio en el sótano de mis padres que de algún modo se convirtió en mi laboratorio y experimentaba con electricidad. Algunas veces con geniales efectos, otras no. Recuerdo vívidamente una navidad, mi mamá estaba a mitad de la preparación de la cena y volé el fusible principal de la casa. ¡Fui el hombre que arruinó la navidad!

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Al principio tocaba por mi cuenta pero pronto hice equipo con un chico que tocaba en bodas. Él tenía un órgano y algunas bocinas. Eso era lo que faltaba. Hicimos una pequeña fiesta disco junto. Hicimos fiestas de cumpleaños, fiestas escolares. Había un poco de dinero involucrado. Para poder hacer funcionar la maquina de humo.

Creo que el primer club apropiado al que fui, fue este súper club de los 80s llamado Drops. El DJ y operador de los rayos laser vivía en mi vecinadrio y él ocasionalmente me daba grabaciones de las noches en el club. Las devoré. Eran cosas italo disco principalmente. Cuando tenía 16 me permitieron entrar un domingo para una fiesta.

El club de verdad era un centro de entretenimiento. Tenía tres pisos. Una piscina. Un increíble show de luces. Incluso tenían un león y un tigre detrás de un muro de vidrio. El algún punto durante la noche las cortinas se abrían y ahí estaban. Un león y un tigre arañando la pista de baile. El lugar era el templo de mis sueños. Nunca olvidaré bailar ahí. Entre leones y tigres.

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