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Música

En la prehistoria los DJs tocaban con vinyl

Había una vez en una lejana tierra dónde no había redes sociales, en donde los blogs no te regalaban rolas y bajar una rola desde los wares era jugarte la integridad de tu máquina.

Había una vez en una lejana tierra dónde no había redes sociales, en donde los blogs no te regalaban rolas y bajar una rola desde los wares era jugarte la integridad de tu máquina. En esa lejana época -si tienes menos de 20 años- encontrar un disco de música electrónica, equería de una amplia y larga tortura a los empleados de tiendas de discos, que dicho sea de paso no entendían naaaaaaaaaaaaada de lo que le estabas diciendo que buscaran en en el sistema. Ergo, acababas buscando tú mismo el disco en sus máquinas, si era de importación, mandarlo a tu tienda de confianza, y hacer lo imposible por no mentarle la madre o meterle un zoplamocos al empleado de turno.

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Como cualquier vicioso empedernido, una vez en el vicio de la música electrónica ibas a hacer lo imposible por encontrar esa pequeña dosis de felicidad que venía en cada rola, de eso que algunos le decían "música para locos", o "punchis punchis". Justamente esa cacería de rolas, eventualmente te lleva a conocer a otros enfermos igual o más dañados que tú. Yo recuerdo mis largas expediciones al sur -siempre he vivido en el norte de la ciudad-, con una mochila vacía, dinero en la cartera y una lanza para torturar gente, bueno omitan lo de la lanza, aunque habría sido divertido.

En una clínica de música electrónica, alguien me dijo que en el Chopo había unas presas sumamente apetecibles en el mercado que se pone ¿los sábados? Sí, creo que eran los sábados. Y tenía toda la razón, ahí me encontré una belleza de disco de Tangerine Dream; qué barbaridad.

No pasó mucho tiempo para ir explorar a Bolívar, dónde se encuentran algunas de las tiendas más surtidas para el vicio, digo el djing. Esa tarde que para variar, me había escapado de clase, entre la adrenalina y la lluvia que había caído esa tarde en el centro, entre a una tienda me enamoré totalmente.

Había discos lo mismo de Depeche Mode, de Danny Tenaglia, o de la Global Underground de repente veías por ahí un sample super raro de David Morales que un EP de Paul van Dyk que no sabías que existía.

Claro que después de comprar había un problema. ¿Cómo cargar la presa a la cueva?

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¿Han cargado un case con viniles? Por la salud de su espalda, francamente no se los recomiendo. Después de esa tarde descubrí lo que sufrían los djs antes de la era de los cdjs. ¡Ah pa' pinche dolor de espalda! Francamente no sé como los djs residentes, o los de que salían de tour cargaban con dos o tres cases repletos para entretener a la banda en sus pa-changas.

También cada vez que algún ente de la tribu salía de la cueva hacia el extranjero, mi lista de discos por conseguir era casi tan grande como pergamino de caricatura. Mi tribu, cabe aclarar que no entiende ni madres de música electrónica, así que me fue bien si me trajeron dos discos de ATB y 1 de Paul van Dyk Mehhhh, pero bueno algo era algo.

Y más en una época, en la que no solo era raro que te gustará la música electrónica -o que supieras que era eso- si no que además siendo vieja me expuse a montones de señalamientos, mentadas de madre, y a unos cuantos cientos de miles: "seguro es lesbiana" o "seguro le gusta uno de los gueyes con los que siempre platica de djs".

Otra cosa que empeoró mis dolores de espalda fue la de conseguir revistas, si damas y caballeros, revistas, esos extraños compendios de papel finamente impresos que te contaban que tranza con la vida y la música de locos, como diría mi abuela.

Hablando de revistas hay varios puntos:

  • Solo existía una publicación en México, que aunque hacía su mejor intento, sus contenidos dejaban mucho que desear y la edición era mensual.
  • Las internacionales llegaban como mínimo 4 meses tarde
  • Era más complicado conseguirlas que los propios discos.

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Tenías que buscar entre toneladas de revistas de mujeres con poca ropa, rock, y demás, a ver si de casualidad, habían traído una de tus revistas para enfermos como tú. O ya de plano buscarte un dealer confiable en el Chopo, en un mercado cerca de CU o en el centro que te las trajera, tarde, pero seguro.

Mis amigos siempre han sido mucho más grandes que yo, y se la pasaban diciendo

¿De qué te quejas si cuando yo comencé en el vicio todo eran viniles?

¿Revistas? ¡Ja! Esas no comenzaron hasta los 90's y yo ya era dj.

Y es que parece mentira pero es cierto, apenas hace 12 años era un completo suplicio conseguir cualquier cosa de música electrónica, ya fuera legal o ilegal.

Antes de eso, en la prehistoria -es decir cuando no me encontraba ni en los planes de mis padres- cuenta la leyenda, que los djs mexicanos hacían sus propias tornamesas para mezclar, bueno no hacerlas, más bien adaptar las que tenían para poder hacer de las suyas. Y es que a finales de los 80's no había tornamesas de motor directo. Las que se usaban funcionaban con una especie de liga en lugar de rotar directamente sobre el motor y que belleza era cuando se botaba la mendiga liga.

Si yo alguna vez me quejé de no conseguir un fonocaptor para escuchar mis horas y horas de vicio en vinil como la gente decente. Los djs del precambrico, sufrían no por una pieza, si no por el juguetito completo. Debe haber sido muy divertido ser fayuquero de dj en los 80's y antes del TLC, y no me imagino como le hacían, los equipos que se usaban entonces no eran ni por asomo ligeros como los cdjs.

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Uno de mis amigos, DJs del precámbrico medio (pa' que me entiendan antes de que existieran los dinosaurios). Me contaba que en cuanto le dieron su visa, se lanzó a gringolandia con sólo la ropa que traía puesta y la maleta más grande que tenía, por supuesto vacía, y la regresó cargada de discos de vinyles y un par de cases repletos.

No quiero ni pensar cuanto le cobraron a mi compadre por el peso extra en el vuelo.

Me contó un tal Trino DJ, que cuando se largó Europa más que pensar en qué comer, o en comprarse unos trapitos, se la pasó todo su primer tour por el viejo continente cazando tiendas de discos y comprando vinyles y CDs como enfermo.

La neta no lo culpo, antes de eso, que le dicen que le llaman, social media, era un soberano desmadre conocer a otro como tú que te hiciera el paro cuando saliera de México y te comprará una raya de tu vicio,bueno, las muchas rayas que tienen los vinyles.

Tal vez esa época de escasez de información y de música hizo que la generación pre-yolo, a la que orgullosamente pertenezco, nos hiciéramos mucho más respetuosos del trabajo del dj. Más quisquillosos con qué si tal rola pertenece a tal género porque según las reglas del mismo bla bla bla bla. No es que no hubiera wannabes, de esos siempre habrá por tonelada, es que incluso las peleas entre haters, eran relativamente más inteligentes. O por lo menos con mayor fundamento. ¿Por qué? ¿Será por qué nos costaba, sudor, sangre y mucho dinero saber lo que sabíamos?

Puede ser. Ahora con tristeza veo que esta generación teniendo toda la información disponible en San Google, no lo use ni para saber a quién van a ver. Dicen que todo tiempo pasado será mejor, yo digo que a veces es divertido voltear hacia a atrás y decir con copa en mano:

¡Hoy toca zapear Yoloescuincles!

Minerva entró en depresión después de esta sobredosis de nostalgia-@minervaoatenea