FYI.

This story is over 5 years old.

Música

From Scratch: cuando Nicolas Jaar parte de cero

Quienes asistieron la tarde del domingo 5 de febrero del 2012 al PS1 del MoMA, en Nueva York, lo recuerdan como un día épico, otros lo han comparado con un sueño, unos más han descrito la música generada en esa sesión de cinco horas de improvisación...

Fotografías: Caroline Hayeur

Quienes asistieron la tarde del domingo 5 de febrero del 2012 al PS1 del MoMA, en Nueva York, lo recuerdan como un día épico, otros lo han comparado con un sueño, unos más han descrito la música generada en esa sesión de cinco horas de improvisación como salida directamente del alma…

Esa tarde sucedió por primera vez From Scratch, la pieza continua creada por Nicolas Jaar en la que, según había anunciado, combinaría grabación en vivo, sampleo y loops generados en el momento con instrumentación en vivo, visuales y danza en sincronía. Le acompañaron el saxofonista y artista sonoro Will Epstein, Dave Harrington, su cómplice en proyectos como Darkside. En la voz, Sasha Spielberg, con quien luego crearía Just Friends, Ryan Staake se encargaría de los visuales y Lizzie Fiedelson añadiría danza contemporánea al performance. Aquella presentación de, From Scratch, fue la única del 2012, pero se escribió y se habló de ella como si hubiera sido una temporada o una gira completas.

Publicidad

La tardeada se volvió legendaria y sus efectos sobrepasarían las paredes de la carpa de performances. Su naturaleza era irrepetible, pero el dispositivo volvería a ponerse en acción para la edición 2013 del festival Communikey, de Colorado. Sería otro museo el que fuera testigo de esa segunda séance para los espíritus de quien sabe cuantas musas: el Museo de Arte Contemporáneo de Boulder.

Jaar y secuaces tomaron el espacio para interactuar con él y sencillamente, crear música desde cero usando como ingredientes desde la acústica del lugar hasta las decenas de vinilos con que carga Jaar (que según ha contado, compró en algún viaje por Sao Paulo). Se conjugaron elementos similares: los músicos, la coreógrafa, otro espacio de arte convertido en territorio de juego y experimentación para músicos habituados a otros escenarios… Sería esa la única presentación de From Scratch del 2013.

La tercera ocasión en que Jaar convocó a sus músicos y a Fiedelson para una nueva entrega de cinco horas sucedió hace una semana, para la noche de cierre de EM15, el festival en el que celebraron 15 años Elektra y Mutek; esas dos iniciativas que han convertido a Montreal en capital de la música electrónica. Esta vez sucedió en el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal, donde se habían efectuado la mayoría de las actividades del festival. Estoy seguro de que todos los que ahí nos dimos cita habíamos leído sobre las dos ocasiones anteriores en que From Scratch había cobrado forma, pero nada de lo escrito fue suficientemente elocuente para transmitirnos lo que Jaar y sus amigos eran capaces de generar en esa especie de performance-homenaje a la interacción musical con el espacio, a la libertad creativa, a la multidisciplina (danza, música, video).

Publicidad

Pudimos atestiguar la creación en su forma más honesta y espontánea, la metamorfosis de sonidos ininteligibles en melodías o en ritmos fascinantes y la conexión con la fuente de la creatividad que alcanzan Nicolas Jaar y sus invitados, que para esta ocasión fueron sus habituales Epstein, Lizzie Fiedelson y Sasha Spielberg, además del técnico de sonido Vance Galloway y el holandés Tarik Barri, genio de lo audiovisual (¡empezó a programar a los 7 y ya estaba creando su propia música electrónica a los 16!) que convirtió el techo de la sala en una extensión de nuestra mente durante las cinco horas de sesión. Conforme avanzaban las notas, conforme la concentración iba siendo cada vez más profunda, conforme la inspiración los va habitando, la combinación de imágenes y sonidos rozaba más la zona de esa nueva estética que Jaar se propuso explorar cuando lanzó From Scratch y lo nombró como parte de las primeras actividades del colectivo estético de Clown and Sunset. Ese domingo fue conmovedor ver a los músicos entregados a la creación ahí en medio, a escasos centímetros de nosotros, su audiencia, y percibir el efecto poderoso de la música en cada uno de los escuchas, que cruzamos sin rastros de hartazgo y con mínimo cansancio (tómese en cuenta que era el quinto día de festival) las cinco horas de sesión.

Fue maravilloso haber atestiguado los procesos creativos de ese productor al que seguimos desde hace años por su acercamiento elegante, ralentizado, a las pistas de baile: integró a su paleta de sonidos un rayón de la aguja sobre el vinilo, fragmentos de música francesa de los años 20, percusiones africanas e incluso un disco del hipnotizador e ilusionista Peter Reveen que fue creado para dejar de fumar y comer en demasía. Cuesta trabajo creer que haya quienes pidan a los músicos que ensayen y preparen lo que van a tocar (juro que hay quienes así lo hacen), y que incluso, reclamen que de pronto la sesión cobre "tintes esotéricos" –así le llaman a las partes más atmosféricas, profundas, mentales del set—.

En From Scratch se parte del silencio y se regresa a él tras cinco horas de travesía de la mano del azar y a la deriva, que no es completa porque estamos ante músicos experimentados. De esa experiencia se sale transformado, y quienes no salieron así, creo que desaprovecharon la oportunidad.

Jesús Pacheco está en búsqueda de las fiestas más elocuentes en la música electrónica. Síguelo en- @peach_melba